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Madrid y la Xunta le dan el golpe definitivo al sector eólico gallego

España, entre los países que más aumentaron su potencia eólica instalada en 2011

Miguel Pardo

“Es el golpe definitivo al sector eólico gallego”. Así de simple. Y la afirmación llega no sólo de la oposición, sino también de expertos y de la propia patronal en Galicia. El pleno del Congreso aprobó el pasado jueves el real decreto ley de medidas urgentes en el sistema eléctrico -aprobado antes por el Gobierno- y dio un paso que sentencia casi por completo el potencial económico que los molinos de viento tenían en el país. El Consejo de Ministros confirma este viernes una legislación que puede suponer la muerte del sector.

Luego de la suspensión temporal de las primas a las renovables, la obsesión del Gobierno por contener el déficit tarifario a costa de las energías alternativas lo llevó a prácticamente eliminar esta gratificación. Si antes la actualización de la dicha prima seguía el IPC, a partir de ahora se empleará la inflación subyacente (sin tener en cuenta la variación en los combustibles, alimentación, comunicación o transportes), lo que supone que se pase del 3,5%, según la última referencia, a un 0,47%.

Según los empresarios eólicos de Galicia, la nueva medida puede costarle a los parques eólicos del país cerca de 400 millones de euros de aquí a 2020. Las pérdidas inmediatas, incluyendo el incremento de la fiscalidad, pueden elevarse al 40%, según la propia patronal, pero también según advierten expertos como Rosa María Regueiro, profesora de Economía Aplicada de la Universidad de A Coruña y autora de La propiedad del viento gallego. “Es un parón brutal para el sector porque se cambia el marco de partida que había cuando se aprobó el último concurso eólico; además, afecta mucho más ahora, sobre todo financieramente, porque acceder al crédito es muy complicado”, aclara.

La situación llevó a la Asociación Eólica Gallega (EGA) a emitir esta misma semana un duro comunicado en el que buscó, sin éxito, evitar que el Congreso ratificase el real decreto ley, en el que reclamó una reunión “urgente” con el consejero de Economía “para que se rectifique la política del Ministerio de Industria” y después de pedir “una postura firme” a la Xunta ante la política energética marcada por Madrid.

No le hicieron caso alguno y el panorama es negro, muy negro. Desde la patronal advierten de que muchos parques eólicos pueden ir a parar a manos de los bancos al no poder pagar sus préstamos, al tiempo que varios expertos -que a través de un manifiesto ya habían pedido la recuperación de las primas a las renovables- avisan que “las empresas pequeñas desaparecerán o serán absorbidas por los grandes grupos”. “Cuando el sector estaba maduro, se suprimieron las primas, cuando lo lógico, en todo caso, sería que se congelaran o se fueran reduciendo poco a poco y no suprimirlas de golpe”, dice Regueiro.

Pero las críticas van mucho más allá. Si el sector eólico está cerca de su muerte en Galicia es porque lleva años agonizando. La inseguridad jurídica derivada de la anulación del concurso del bipartito dio comienzo a una situación que se agravó con la crisis económica. “Seguramente el concurso eólico del bipartito no era perfecto, pero la Xunta de Feijóo lo anuló, apareció una nueva ley, se presentaron recursos y las primas desaparecieron... Y ahora llega esta bomba de Madrid”, critica Rosa María Regueiro, que cree que aún más grave que la suspensión temporal de estas primas es la nueva actualización que elimina la base del IPC.

“Por desgracia, podemos decir que ya no tenemos sector. Las empresas que hay en Galicia son pequeñas y sus capacidades y su peso son muy inferiores a las que dominan el sector, que no tienen intereses en Galicia ni son gallegas; la situación es muy delicada”, sentencia Regueiro, que advierte de la oportunidad perdida por Galicia con la “inseguridad jurídica” creada desde la Administración autonómica y que echó por tierra millares de empleos.

“Si Feijóo y Guerra no se hubieran cargado el concurso eólico de 2009, en Galicia podrían estar trabajando 10.000 personas más en el sector”, decía el economista Manuel Lago en una entrevista en Praza. Rosa María Regueiro coincide en la afirmación, al igual que la patronal, que calificó la política de la Xunta en el sector de “improvisada, errática, sin criterio e incoherente”.

Porque además del liderazgo de Galicia en la producción de energía, el país también es líder en la fabricación de componentes eólicos o en formación en el sector. El potencial eólico y de biomasa está aún pendiente de desarrollar, pero se quedó paralizado por la desaparición de las primas y la supresión del anterior concurso eólico. La nueva normativa que acaba de aprobar el Gobierno central parece tan sólo el tiro de gracia. Al menos, quedará paralizado. Falta ver si será capaz de resucitar.

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