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Pemex adjudica los hoteles flotantes a Galicia un año y medio después de la promesa de la Xunta

Instalaciones de Navantia

Miguel Pardo

Los astilleros gallegos construirán finalmente los floteles de Pemex. Después de que la decisión de la petrolera mexicana se retrasara cinco veces, casi un año y medio después de que Feijóo anunciara un contrato cerrado para su construcción y once meses más tarde de la fecha en la que según la Xunta se comenzaría a cortar chapa, la compañía azteca anunció la pasada madrugada la adjudicación de estos dos buques a PMI Norteamérica, la filial con la que se presentaban Barreras y Navantia.

La oferta de los astilleros gallegos “resultó ganadora en ambas partidas con el precio más bajo solvente entre las ofertas de las siete empresas que calificaron a la última fase”, dice el comunicado sobre una adjudicación de 300 millones y que en Barreras se daba ya por segura después de que Pemex se hiciera con el 51% de la empresa viguesa el pasado mes de noviembre. Sin embargo, eran los trabajadores de Navantia los que esperaban con más expectación un flotel que la Xunta y el Gobierno central prometieron hace muchos meses y que dieron por adjudicado desde un principio.

Competían desde Ferrol con alguna oferta que reducía en 50 millones el importe ofrecido por PMI en unión con Navantia. La construcción de este buque hotel no es ni mucho menos la solución para los astilleros de la ría de Ferrol, pero sí supondrá carga de trabajo para más de dos años –30 meses según la compañía estatal mexicana– y para unos 500 operarios, lo que supone tan solo una quinta parte de un plantel que se va reduciendo drásticamente en los últimos años (3.000 fueron despedidos) y que deja a la comarca como una de las de mayor tasa de paro de toda Europa. Era la única posibilidad de empleo para este año en las instalaciones y los trabajadores continúan con las movilizaciones, conscientes de que Pemex no es aún la solución. Hoy mismo volvieron a salir a la calle reivindicando el dique flotante que no acaba de llegar.

El corte de chapa comenzará este verano. También en Barreras, que consigue así la adjudicación del sexto buque en los últimos meses, pero que antes del verano ya tendrá carga de trabajo. El próximo mes se iniciará la construcción de un atunero para una armadora mexicana, en el que será el primero pedido en unas instalaciones vacías durante los últimos dos años.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, calificó de “buena noticia para Galicia y para la industria española” la decisión de Pemex e insistió en que “garantiza carga de trabajo durante los próximos años”.

El plazo para los servicios contratados será de diez años a partir del 13 de julio de 2016, según dice el comunicado de Pemex, que aclara que el proceso fue “totalmente transparente y auditable”. Todo lo contrario que el que rodeó al acuerdo entre la Xunta de Galicia y el Gobierno mexicano. Desde el Ejecutivo gallego se dio por hecha la adjudicación y construcción de unos barcos por los que luchaban otras muchas ofertas internacionales. Al final, aunque con mucho retraso, los floteles han acabado recayendo en las rías gallegas, tal y como en teoría se especificaba en un contrato cerrado, firmado y confidencial que nunca se llegó a hacer público.

Una promesa que ha tardado 16 meses

Desde que el pasado septiembre de 2012 Feijóo anunciara un acuerdo con Pemex para la construcción de estos dos floteles han pasado ya 16 meses. Año y medio de excusas para justificar el continuo aplazamiento de la adjudicación y de la confirmación de la construcción de los barcos.

La falta de novedades era, hace tan solo unos meses, debida a la tensión social derivada de varias reformas políticas en el país azteca. Antes, en el mes de julio, Feijóo atribuía los obstáculos al tax lease. Unos meses antes, los problemas que siempre justificaban el retraso en el inicio de la construcción de los floteles eran los avales que Barreras tenía que conseguir. Incluso el presidente de la Xunta se había encargado en febrero de pedirle a la petrolera mexicana más tiempo para que el astillero vigués consiguiese esos avales que le permitieran asumir el contrato de los buques.

Poco después, el presidente de la Xunta viajó a México, volvió a prometer la licitación de los barcos –esta vez, para julio de esse mismo año– y advertía de las bondades del Pacto por México, un plan que contemplaba “40.000 millones de dólares en inversiones anuales” de los que, afirmaba, Galicia se podría beneficiar en ámbitos diversos. Con el paso del tiempo, un escándalo electoral sacudía este plan al que fiaba las inversiones Feijóo, que también excusó la demora por la formación del nuevo ejecutivo azteca. A la vuelta de Feijóo a Galicia, Pemex anunciaba el acuerdo para hacerse con el control de Barreras.

Por lo tanto, los floteles prometidos en plena precampaña y campaña electoral de las últimas autonómicas acumularon un año y medio de retraso. En el programa del PPdeG para aquellos comicios se admitía que los buques aún se estaban “negociando”. Porque las continuas negociaciones fueron otra de las excusas más recurrentes por parte de la Xunta y del partido que gobierna para justificar los atrasos. Los contratos, a pesar de los requerimientos de la oposición y de los sindicatos, nunca fueron públicos, atendiendo a la confidencialidad que habría exigido Pemex.

“Los que incomprensiblemente brindaban porque no conseguiríamos trabajo para los astilleros gallegos, que guarden las botellas para la botadura de los floteles”. Este era el contenido del último tweet publicado por la cuenta abierta en la red social por Núñez Feijóo para la campaña electoral. Es del 29 de septiembre de 2012. Hace justo un año y cuatro meses. La botadura, ahora parece que sí, está más cerca. Ya iba siendo hora.

La Xunta presume de “éxito y solvencia de país”

El consellero de Economía e Industria, Francisco Conde, destacó la adjudicación de los floteles a Galicia como “un éxito de país, un éxito del sector naval gallego” que no solo garantizará carga de trabajo de forma inmediata y durante 24 meses, sino que “permitirá mejorar el posicionamiento internacional de esta industria de cara al futuro y consolidar la imagen de Galicia como referente tecnológico”.

“Lo primero es el impacto sobre las personas, garantizando carga de trabajo a Barreras y a Navantia. Pero, además, el posicionamiento internacional que suponen estos dos contratos, con un alto componente tecnológico, ponen a Galicia en una situación de conseguir nuevas oportunidades en el futuro”, resaltó Conde, que subrayó este “éxito colectivo” como fruto del trabajo conjunto del Gobierno gallego, Pemex, Barreras y Navantia.

Conde destacó como clave de estos contratos la “confianza” que Pemex depositó y “sigue depositando en el naval gallego”, adjudicando los floteles a Barreras y Navantia por 300 millones de euros unas semanas después de avanzar contratos para Barreras por otros 300 millones de euros. El conselleiro ve en esta licitación “una ventana abierta al futuro del sector naval, de los astilleros privados y de Navantia”.

“Esa carga de trabajo de 600 millones de euros”, destacó Conde, “supone una muy buena noticia no solo para Ferrol, Vigo y Galicia sino para España”, y abogó porque el naval gallego se apoye en el nuevo tax lease y en su competitividad tecnológica para seguir ganando competiciones internacionales.

La adjudicación de los floteles, resaltó, es un punto de partida para esa meta de conseguir nuevos contratos ya que “muestra la solvencia de país”. Es una oportunidad, destacó, que “debe revitalizar el sector naval, para que recupere el liderazgo que nunca debió perder”.

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