Feijóo sobre la relación del PP con el contrabando: “Una cosa es un guión televisivo y otra la realidad”
La reunión que en verano de 1984 mantuvo en Portugal el entonces presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, de Alianza Popular, con un grupo de contrabandistas después convertidos en narcotraficantes fue relativizada este jueves por el actual titular del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, cuando se le preguntó si la serie Fariña, basada en el libro homónimo que cuenta la historia del contrabando y el narcotráfico en Galicia, está volviendo a manchar la imagen de su partido.
Este miércoles el portavoz de En Marea, Luís Villares, mencionó durante sus preguntas a Feijóo en el Parlamento de Galicia el encuentro entre Albor y los contrabandistas, relatado una semana antes en la serie televisiva. Feijóo respondió a Villares acusándolo de manchar la imagen del expresidente y asegurando que aunque el portavoz de En Marea viviese dos vidas “no le llegaría a la altura de la dignidad al presidente Albor”. En esa misma sesión, tanto Villares como la portavoz del BNG, Ana Pontón, volvieron a recordar la amistad de Feijóo con Marcial Dorado.
Este jueves a Feijóo se le preguntó si el recuerdo que hace la serie Fariña de la relación del PP con el contrabando está volviendo a manchar la imagen del partido. A pesar de que la pregunta era general, la respuesta de Feijóo fue la de remitirse al debate del día anterior asegurando que “hay formaciones políticas que hacen las preguntas al presidente en función de los guiones televisivos”. Según Feijóo, en el debate parlamentario “se intentaba trasladar un guión televisivo a la realidad de los acontecimientos de entonces en Galicia, volviendo una vez más a falsear la realidad y a mentir, una cosa es la licencia para hacer un guión televisivo y otra cosa es construir unos hechos en base a realidades y datos objetivos”.
Albor sí se reunió con los contrabandistas, al igual que otros cargos autonómicos siguieron apareciendo en años posteriores en actos con contrabandistas y narcotraficantes, lo que llevó al Parlamento de Galicia a aprobar en 1990 que los cargos de la Xunta se alejasen de esas personas.