Casi un mes después de haber bajado la persiana, los bares y restaurantes de Santiago y Ourense podrán volver a abrir sus puertas aunque con límites. Se acaba el confinamiento de la hostelería en estas dos ciudades, tras comprobarse la buena evolución de la pandemia entre su población. Así lo acaba de comunicar la Xunta tras la larga reunión del comité clínico que asesora a Feijóo y que debía decidir si apostaba por cerrar perimetralmente la comunidad durante el puente de la Constitución. Sobre esto último, el Gobierno gallego no ha dicho ni una palabra, a la espera de una rueda de prensa convocada por el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña para primera hora del miércoles.
“Se ha decidido aliviar las restricciones en los ayuntamientos de A Estrada y Ares y en las áreas formadas por Santiago, Ames y Teo y en la de Ourense, Barbadás y Pereiro”. Con este escueto mensaje ha resumido el Gobierno de Feijóo las decisiones adoptadas para dos de las siete principales ciudades y cuya consecuencia principal es la reapertura de la hostelería con límites de aforo. Tanto Ourense como Santiago llevan más de un mes (Ourense fue la primera) sometidas a restricciones perimetrales y con limitación de movilidad para sus habitantes. A partir de ahora los ciudadanos de ambas ciudades podrán volver a moverse con libertad fuera de sus ayuntamientos.
La administración gallega no precisa por el momento los efectos concretos que sus nuevas medidas tendrán para la vida de los vecinos de estas localidades que pasan a la fase dos de la desescalada diseñada por el Gobierno de Feijóo. Los detalles serán ofrecidos este martes. Santiago, al igual que Ourense, tiene prohibidas las reuniones de vecinos que no vivan bajo el mismo techo y los bares y restaurantes en ambas ciudades están con las puertas cerradas, salvo para entregar servicios de consumo en domicilio. El nuevo paso anunciado al sector antes de la reunión del comité clínico, y que se recibe con recelo, supone la reapertura de bares y restaurantes con el 30% de su aforo en el interior y el 50% en las terrazas. Está por concretar si en esos establecimientos se permiten las reuniones de personas que no convivan o se mantiene la estructura del bar como una extensión de la unidad familiar. A la espera de confirmación oficial, la idea es que en esta primera fase de la desescalada hostelera los establecimientos puedan estar abiertos al público hasta las cinco de la tarde.
La decisión se adopta tras las reuniones mantenidas con el sector de la hostelería y a las puertas del puente de la Constitución. En el aire queda los amagos del Gobierno gallego de obligar al cierre de la comunidad durante el puente, una medida anunciada en fase de proyecto por el jefe de la sanidad gallega pero que todavía no ha sido confirmada de manera oficial.
El Comité clínico que asesora a Alberto Núñez Feijóo también se ha fijado en territorios en donde la situación preocupa. De este modo se ha decidido “incrementar las restricciones al máximo nivel en los ayuntamientos de A Guarda e As Pontes y mantener una especial vigilancia sobre Boiro, A Rúa, A Lama, Ordes y Cerceda”.