La cita electoral gallega se celebra en mes y medio con muchas incógnitas sobre cómo se sortearán las limitaciones que impone la pandemina tanto para la campaña como para el día de votación. La Xunta de Galicia lleva mañana a su reunión de Gobierno las líneas de actuación que ha diseñado para los comicios y que se convertirán en recomendaciones para la Junta Electoral. El presidente de la Xunta apunta siempre que no es tarea del Gobierno gallego decidir estos pormenores y muchas de las propuestas que presenta se escapan de sus competencias.
El documento que maneja el Gobierno gallego para definir medidas sanitarias en el proceso de elecciones no se ha compartido, por el momento, con las principales formaciones de la oposición. Tampoco se han acercado posturas respecto a cómo se realizará la campaña y si se pactarán condiciones entre ellas. Feijóo, que ha convocado las elecciones en el momento que consideró más seguro desde el punto de vista sanitario, se muestra partidario de no utilizar los 15 días que marca la ley y reducirla a una semana.
La propuesta que realizó la Consellería de Vicepresidencia, y que está supervisada por el comité clínico que asesora a la Xunta durante la pandemia, es muy similar a la que maneja el Gobierno vasco. Las coincidencias entre Feijóo e Íñigo Urkullu no se han limitado en los últimos meses en llamar a las urnas en la misma jornada, sino que las conversaciones entre ambos se suceden para coordinar sus acciones electorales.
Las medidas que presentó el Gobierno gallego inciden en el uso de la mascarilla para votar -que ya es obligatoria en espacios cerrados-, la higiene de manos y la distribución de los espacios para garantizar la distancia, como con la creación de circuitos de entrada y de salida. Una de las dudas por despejar es si los grupos de riesgo podrán evitar formar parte de las mesas electorales como se mostró favorable el presidente de la Xunta. “Sería positivo pero no sé si es posible con la legislación en la mano”, despachó.
El plan vasco está en la misma línea de propuestas, como en la entrega de material de protección o la limpeza de los colegios durante la jornada electoral, pero incluye además el redimensionamiento de los locales de voto que tengan capacidad para más de 10 mesas. La propuesta vasca contempla también la posibilidad de utilizar el videostreaming para que la ciudadaniÌa y apoderados puedan realizar el seguimiento de los escrutinios.
Como el plan de Urkullu, el de Feijóo insiste en la ampliación del plazo para el voto por correo, que depende de la empresa pública, pero por el momento, la fecha límite para ejercer este derecho se mantiene en el 2 de julio. Coinciden de nuevo los dos planes en habilitar un sistema similar al que se utiliza en las prisiones para facilitar el voto de colectivos especiales. Mientras que la Xunta señala a las personas que viven en centros de mayores o los votantes que superen los 65 años, el Gobierno vasco incluye también personas confinadas, en cuarentena o que se encuentren ingresadas en el hospital.
Cómo discurrirá la campaña está en manos de los partidos, ya que tiene libertad para organizarla como consideren dentro del plazo legal de 15 días que comienza el 26 de junio. El BNG ha propuesto que se limite la campaña a 10 días con la condición de que se celebren dos debates en la televisión pública. El candidato del partido que ostenta la mayoría, Núñez Feijóo, ya ha evitado pronunciarse a favor y su secretario general, Miguel Tellado, ha calificado las propuestas de “subasta” de debates pero se ha mostrado favorable a “hablar entre los partidos”.