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El PP critica al PSOE por rememorar el asesinato de Ernest Lluch “mientras Sánchez aplaude los pactos con Bildu”

Ernest Lluch, en una imagen de archivo

Luís Pardo

Santiago de Compostela —

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“El 21 de noviembre de 2000 a Ernest Lluch, el ministro que promovió y aprobó la ley que implantó la sanidad pública y universal en España, le dispararon dos tiros en el garaje de su casa. Murió en el acto y quedó tirado como un perro entre dos coches hasta que lo encontraron más de dos horas después”. Así recordaba aquel atentado, hace un lustro, el diputado gallego del PSOE Julio Torrado, en un artículo escrito en el Diario de Arousa. Hoy, cuando se cumplen 23 años del asesinato de Lluch, lo ha recuperado en la red social X (antes twitter). El Partido Popular de Galicia le ha respondido desde la misma red social, asegurando que el dolor de los socialistas es “impostado”.

“Ernest Lluch es el político que más me gustaría haber conocido de todos aquellos que no pude 'vivir' o conocer. Fue asesinado vilmente un 21 de noviembre de 2000. Hace 5 años por estas fechas escribí este pequeño texto que hoy creo que sigue valiendo”, tuiteaba en gallego cinco minutos antes de las 12 del mediodía.

Cuatro horas después, la cuenta oficial del PP de Galicia le respondía. Sobre una captura de pantalla del tweet original, añadía en castellano: “Diputados del PSOE en Galicia hablando de Lluch con melancolía impostada mientras aplauden los pactos de Sánchez con Bildu”. Y añadían el emoticono sin boca para transmitir que se habían quedado sin palabras.

La argumentación de la cuenta oficial del PP de Galicia sigue la senda abierta por uno de los diputados más radicales de Vox, Emilio del Valle. El ultraderechista utilizó este martes al portavoz de economía del PSOE en el Congreso, Pedro Casares, como blanco de su ataque contra quienes desde el PSOE han querido recordar a su compañero, asesinado cuando se disponía a retirar su coche del garaje de su domicilio.

El uso político que el PP sigue haciendo del terrorismo una década después de la disolución de ETA ha sido criticado incluso por las víctimas. Consuelo Ordóñez, hermana del concejal y diputado donostiarra Gregorio Ordóñez -asesinado cinco años antes que Lluch- y presidenta de la asociación Covite, denunciaba que a los populares no les importaba el dolor que expresiones como “Que te vote Txapote” podían provocar a los familiares de los muertos mientras les diese rédito electoral.

En twitter, pero también en el Parlamento

Mientras esto sucedía en las redes sociales, en el Parlamento de Galicia se desarrollaba un pleno ordinario. Ajeno a la respuesta del PP a su post, Torrado subió a la tribuna para hablar de salud mental y, aprovechando la fecha, mencionó el asesinato de Lluch. En ese momento, se vio interrumpido por la “algarabía” que partía de la bancada popular. Entre los gritos que pudo descifrar, había expresiones como “¡indecente!”, “¡qué vergüenza!” o “la culpa es vuestra, que pactáis con asesinos”.

Fue de vuelta a su escaño cuando al diputado le contaron lo que habían escrito los populares en X. En su turno de réplica, se limitó a leer el artículo que escribió cinco años atrás.

La portavoz nacional del BNG también respondió con dureza al post del PP “En política no todo vale, pero el Partido Popular hace mucho tiempo que decidió cruzar todas las líneas de la decencia”, escribió en su cuenta Ana Pontón.

El riesgo de convertirse “en un torpe bufón político”

El artículo de Torrado finalizaba recordando que uno de los últimos actos de Lluch había sido un homenaje a Lluís Companys, expresidente de la Generalitat de Cataluña torturado y fusilado por el franquismo. En aquel acto hubo representación de la izquierda abertzale y, por eso, Lluch había sido “duramente criticado”. “Con todos. Estuvo con todos. Quiso hablar con todos”.

En 2018, señalaba el autor, existen “otros rostros, otros problemas, pero existen también conflictos. Y volvemos a tener la misma dicotomía. Dialogar o confrontar. Probablemente, a Companys nunca se le ocurriría escupirle a alguien como Ernest Lluch, ni utilizar la inmensa honra que supone representar a la ciudadanía desde la política para convertirse en un torpe bufón”, palabras que toman otro significado tras la reacción del PP a su publicación.

De aquel 21 de noviembre de hace un lustro, Torrado se quedaba “con Ana Pastor y Josep Borrell afirmando 'el valor da palabra', desde el mayor respeto y honra a lo que debe ser la política”. Algo que, hoy, parece mucho más difícil.

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