Francisco Jorquera (Ferrol, 1961) no es un hombre dado a las estridencias. Tras una dilatada trayectoria política en el nacionalismo que se remonta a los tiempos de ERGA afronta por primera vez a candidatura del BNG a la Presidencia de la Xunta. Lo hace, reconoce, después de que el Bloque atravesase un proceso “conflictivo”, si bien ve la organización “totalmente cohesionada” y con fuerza de sobra para participar en un Gobierno gallego de “cambio profundo”. Mientras, sustituye los kilómetros que recorrió durante años para ir y venir al Congreso de los Diputados por una intensísima agenda de actos por todo el país: “una fuerza transformadora tiene que predicar con el ejemplo y tener una permanente interlocución con la ciudadanía”, dice.
Que tal llevó la precampaña, que tal le sienta el 'traje' de candidato?
En el traje de candidato me encuentro cómodo porque ya fui candidato del BNG a las elecciones generales. El BNG está haciendo una precampaña muy intensa, de contacto social, con actos en los que no sólo explicamos nuestras propuestas, sino que también escuchamos las preguntas y sugerencias ciudadanas. En Galicia existe un malestar social mayoritario con las políticas del PP, un deseo real de cambio y una gran receptividad a nuestras propuestas. Nosotros nos vamos a empeñar en que ese descontento social mayoritario se plasme en la apuesta por un cambio, por políticas alternativas que son las que defiende el BNG.
En el inicio de la carrera electoral se habló en diversas ocasiones de las dificultades que le podría ocasionar su bajo grado de conocimiento entre la ciudadanía. Como lo percibe usted?
Soy consciente de que partía de un grado de conocimiento inferior a los candidatos de las otras grandes formaciones por una razón lógica, es la primera vez que son candidato y personas que ya jugaron ese papel o tuvieron una participación más activa en la política autonómica partían de un grado de conocimiento superior. Pero la agenda tan intensa que el BNG viene desarrollando desde la asamblea nacional contribuyó a incrementar mi grado de conocimiento, lo percibo como paseo por la calle, con gente que se para hablar, que me da ánimo...
En la convención nacional del 30 de septiembre usted aseguró que las elecciones están abiertas. Hasta que punto hay partido?
Están totalmente abiertas. De hecho, no estaría aconteciendo lo que acontece en estas últimas semanas, en las que el PP está recurriendo a la guerra sucia, a intentar confundir la sociedad ensuciando la campaña, si no fuera porque están nerviosos y no las tienen todas consigo, porque pueden perder las elecciones. Además, todos los datos indican que hay un porcentaje muy alto de votantes que aún no tienen decido el voto. Están más abiertas que nunca y en gran medida el resultado va a depender de que se concentre el voto nacionalista y el voto de izquierdas en torno al BNG. Quiero recordar que en ciudades como Santiago tuvimos que padecer un alcalde como el señor Conde Roa por 14 votos. Cada voto va a ser decisivo.
Enmarcaría la operación Pokémon en esa guerra sucia?
En parte me estoy refiriendo a eso. Yo quiero ser siempre muy respetuoso con los procesos judiciales, pero la Justicia tiene que ser independiente y no puede estar tutelada por el poder político ni al servicio del gobierno de turno. En esa operación hay cosas que llaman la atención, como el hecho de que en Galicia se convierta en norma que, cuando hay una convocatoria electoral, haya una operación judicial en marcha. Llama la atención que, habiendo secreto de sumario, leamos informaciones del sumario en algunos periódicos. Y que se impute a personas porque en conversaciones entre dos personas, se cita a una tercera. Llama la atención que una imputación, que en el sistema judicial español no tiene nada que ver con una inculpación, sea presentada públicamente como una presunción de culpabilidad. Todo este tipo de hechos suscitan sospechas fundadas sobre se por tras de todo esto no se esconde una intencionalidad política, sobre todo cuando vivimos en un país en el que docenas de millares de pequeños ahorradores fueron estafados, donde personas directivas de entidades financieras se apropiaron de ellas y las dejaron en la ruina, y ante hechos como este no actúa la Justicia pero en cada convocatoria electoral, tenemos operaciones espectáculo.
Contribuye esto la que en la campaña no se hable de política, sino de si alguien robó o no?
Yo creo evidente que una estrategia en el PP es intentar que el desprestigio que provocan sus políticas se extienda a todas las opciones, intentando cultivar un desprestigio general. Además, esa campaña de desprestigio de la política que impulsa el PP y sus potentísimos altavoces mediáticos tiene otra intencionalidad: si se desprestigia la política se crea el caldo de cultivo para que la sociedad acepte que las decisiones que afectan a su futuro no se adopten en ámbitos que dependen de su decisión democrática.
Volviendo al escenario puramente electoral, con que expectativas concurre el BNG?
El BNG concurre con la expectativa de fortalecer su posición política actual. Ese incremento convertiría el BNG en un factor decisivo para hacer posible un cambio de políticas: Galicia necesita un gobierno insumiso con los recortes; nuestra aspiración es tener mayor apoyo electoral, que nos dote de mayor capacidad para determinar la política gallega, para que el 21 de octubre no se produzca sólo una alternancia de gobierno, sino que se produzca un cambio de rumbo en las políticas públicas.
Usted afirmó que, si es por el BNG, el PP no gobernará la Xunta después del 21 de octubre. Eso implicaría, muy probablemente, apoyar desde dentro o desde fuera un Gobierno del PSdeG. Con que condiciones?
Nosotros tenemos claras cuáles son las fronteras que el BNG no va a traspasar. En lo que dependa del BNG no va a pasar lo que pasó en Extremadura, donde una fuerza de izquierdas le entregó el Gobierno al PP, ni tampoco lo de Andalucía, con un gobierno progresista que después aplica políticas de recortes de contenido antisocial. Dicho esto, nosotros en política distinguimos tiempos. Si en la composición del Parlamento ninguna fuerza obtiene el apoyo suficiente para gobernar en solitario, para el BNG lo prioritario va a ser un programa claro, que vincule la acción del Gobierno en su conjunto y que marque un cambio de rumbo. Un Gobierno con voluntad real de enfrentar las políticas de recorte que pretende imponer el Gobierno central, que apueste por la reactivación económica, la generación de empleo y la protección de los servicios públicos. Y clara voluntad de ampliar el autogobierno. El modelo de Estado español está en revisión y, posiblemente, provoque que muchas de las actuales comunidades queden reducidas a meras autonomías administrativas. Pero nadie discute que en este proceso Euskadi y Catalunya van a tener un estatus político distinto, allí se están configurando mayorías sociales amplísimas que optan por dotar esos países de más capacidad de decisión. Galicia es una nación como Euskadi y Catalunya y para el pueblo gallego no es menos importante tener plena capacidad de decisión sobre sus asuntos.
En esa eventual mesa de negociación estarían, por lo tanto, el concierto económico o la banca pública...
En ese escenario hipotético, el BNG lo que va a evaluar es si el resultado global en una negociación programática permite avanzar en una dirección favorable a las mayorías sociales y a reforzar el autogobierno de Galicia. Lo que será condición determinante es el resultante global, pero desde luego para el BNG un aspecto muy importante es la modificación de la financiación autonómica. En ese sentido tenemos que tener la misma ambición nacional que Euskadi y Catalunya, defendiendo un concierto económico que permita que Galicia pueda gestionar de manera integral sus recursos. Esa es la herramienta que nos permitiría blindarnos ante los intentos del Gobierno central de dictar recortes. Para nosotros una cuestión fundamental es también apostar por un banco público gallego que asegure que los ahorros de los gallegos se inviertan en Galicia.
También mirando a Euskadi y Catalunya, cabría la posibilidad de reabrir el debate de la reforma del Estatuto o estamos ya en un escenario posterior?
La vía estatutaria se encargó de cerrarla una alta institución del Estado, el Tribunal Constitucional. Vivimos tiempos en los que lo que hay que revisar es el marco constitucional y superarlo, para que el Estado se configure como un estado plurinacional donde Galicia, Euskadi y Catalunya tengan amplios espacios de libre decisión.
En cualquiera caso, se habla mucho del escasa margen de maniobra que tienen los gobiernos autonómicos en este contexto económico. Bajo al plano de lo concreto; que habría que hacer, por ejemplo, con la Cidade da Cultura?
En primer lugar, decretar la paralización definitiva de los edificios que quedan por construir. Nosotros tenemos claro que en un contexto de crisis como en el que estamos hay que concentrar todo el ahorro en el gasto improductivo para movilizar todos los recursos a favor del impulso de la economía, la generación de empleo y las políticas sociales. Hay que suspender definitivamente los edificios que faltan, de la misma manera que hay que hacer un estudio de todas las infraestructuras pendientes que dependen de la Xunta para establecer una moratoria a la hora de acometer todas las que no sean urgentes. De la misma manera que, dentro del limitado margen que tiene la autonomía, hay que actuar en el sistema fiscal para que paguen más los que más tienen, que es además una manera de equilibrar las cuentas sin tocar los servicios públicos.
Que pasa si gobierna de nuevo el PP? Cuál serían, a su juicio, las consecuencias para el país?
Nunca me gustó jugar al tremendismo ni al catastrofismo, pero serían cuatro años más del Gobierno Feijóo, que objetivamente fue una ruina para el país: la economía decrece a mayor ritmo que la española, el paro crece a mucho más ritmo que en el conjunto del Estado aunque en Galicia se agudizó el flujo migratorio, con 60.000 jóvenes que tuvieron que emigrar. Todos nuestros sectores básicos atraviesan una dura crisis y los servicios públicos están cada vez más precarizados. Cuatro años más serían enormemente lesivos para los intereses de nuestro país, pero además tendría otro efecto: el PP a nivel de Estado se iba a sentir legitimado para seguir con la ofensiva de brutales recortes.
En esta precampaña se habló mucho de construcción naval... Con los datos de los que disponen, creen que Pemex construirá barcos en Galicia?
En ningún orden de la vida me gusta actuar por actos de fe. Yo expreso mi deseo de que esos contratos se concreten, porque sería bueno para los astilleros gallegos, por mucho que la carga de trabajo que generaran sólo repare en una mínima parte todo el trabajo destruido en estos tres años. Pero hay razones que hacen desconfiar objetivamente; en primer lugar toda la lista de promesas incumplidas del señor Feijóo. Si le hiciéramos caso habría 14.000 puestos de trabajo creados por su plan eólico y no se creó ninguno; en Ourense habría 1.100 puestos de trabajo vinculados a una fábrica de vehículos eléctricos de la que nunca más se supo; anunció como contratos firmes la construcción de siete remolcadores y la participación en otros siete para Pemex y ahora sabemos que se invitó a los astilleros a presentar ofertas para un concurso que no está resuelto. Y si hablamos de los dos floteles, las informaciones que vienen de México hablan de que esos buques van a ser adjudicados en una licitación internacional y altos directivos de Pemex hablan de que hubo un acuerdo de disponibilidad por si la oferta de los astilleros gallegos era seleccionada. Pero si Feijóo quiere despejar las dudas, que haga caso a los emplazamientos del BNG, ejerza la transparencia y cuelgue en la web de la Xunta los contratos presuntamente firmados, entregue la documentación en el Parlamento y comparezca en la Diputación Permanente.
Por el lado del PP otro de los ejes de la campaña es alertar de los riesgos de posibles coaliciones...
Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo. Lanzo una alerta sobre las consecuencias graves para Galicia de una coalición entre el PP, el señor Mario Conde y UPyD. El señor Conde, modelo de banquero especulador de casino que nos llevó a esta crisis y UPyD, con una líder que ha hecho manifestaciones reiteradas que representan una ofensa para este país. Por mucho que Feijóo diga que no va a pactar, todos los gallegos y gallegas saben que si el PP no tiene mayoría y esas fuerzas tienen representación, pactaría con ellas para mantenerse en el poder.
Feijóo se refiere reiteradamente al recuerdo del bipartito. En caso de que hubiera un gobierno de izquierdas en el país, habría acciones de aquel gobierno que cabría recuperar?
El bipartito cometió errores y hay que asumirlos para evitar que se reiteren. Por ese motivo el BNG no aspira a una reedición de ese bipartito en los mismos términos, hay que aprender y tomar nota para el futuro. Dicho esto, es objetivo que el balance de gestión de aquel gobierno es incomparablemente mejor que el del Gobierno de Feijóo. Y Galicia tiene que escoger si quiere tener o no un Gobierno, porque en estos tres años no lo tuvo, tuvo un señor presidente que durante la primera parte de la legislatura se dedicó a actuar como comentarista político criticando lo mal que lo hacía Zapatero y, una vez que se produjo el cambio político en el Estado, se limitó a actuar como delegado del Gobierno Rajoy. En el bipartito hubo errores evidentes que no se pueden reproducir, pero también es evidente que se iniciaron políticas enormemente beneficiosas para el país que Feijóo se dedicó a desmontar y que es necesario recuperar.
El BNG lanzó esta carrera electoral en el mes de mayo, en una convención nacional que llegó tras uno complejo período, que siguió a la Asamblea Nacional de Amio y sus convulsiones. Está el BNG asentado después de ese proceso?
El BNG, después de vivir un proceso conflictivo y complejo, demostró ante la sociedad gallega su capacidad de regeneración. Lo demostramos en esa convención, también el 25 de julio, que fue la manifestación más multitudinaria del Día da Patria Galega, lo demostramos en la convención del 30 de septiembre y también estando a la cabeza de la contestación multitudinaria a las políticas del PP. El BNG es una organización totalmente cohesionada, fuerte, enormemente activa socialmente y responsabilizada. Sabemos que Galicia está viviendo tiempos decisivos, en los que está en juego el modelo de sociedad que tendremos y el futuro político que queremos.
Hasta que punto les puede afectar electoralmente la presencia en estas elecciones de formaciones integradas por personas que antes formaban parte del BNG, como Xosé Manuel Beiras?
Yo nunca hago cábalas y soy muy respetuoso con el pluralismo político. Pero lo que sí observo por parte del PP es el interés de que el voto de todas las personas que reclaman un cambio real se fraccione, porque les facilitaría retener la mayoría absoluta. Con esto no quiero decir que nadie esté colaborando conscientemente con el PP, pero creo que hoy por hoy pretende debilitar organizaciones solidamente asentadas en la sociedad gallega es un error ante el objetivo principal, que es derrotar al PP. Y además creo que se confunden personas que, en un contexto de profunda recentralización del Estado, donde vuelve a estar en el primer plano del debate la necesidad de defender el derecho de autodeterminación de Galicia, van en coalición con fuerzas de obediencia estatal y con otras como Equo, que en su último congreso se manifestó contra el reconocimiento del carácter plurinacional y del derecho de autodeterminación de los pueblos del Estado.
En el último año en el entorno de la política institucional se generaron movimientos como el 15-M, que critican los recortes pero también el sistema político. Como pueden encajarse? Benefician o perjudican la izquierda?
El BNG siempre fue muy sensible a las demandas de estos movimientos. Dentro de sus críticas y reivindicaciones hay muchas que el BNG lleva formulando desde su fundación. Todas las fuerzas que tienen vocación transformadora tienen que estar en contacto con los movimientos sociales y ser permeables y sensibles a ellos. Pero suscribiendo muchas de las críticas y propuestas del 15M, dentro de este movimiento hay actitudes también antipolíticas que son totalmente erróneas. El BNG es el primero en tener claro que la política no se reduce a estar en un gobierno o en un Parlamento, porque es fundamental el trabajo en la base de la sociedad. Pero si eso no se acompaña de la apuesta por propuestas políticas diferentes y alternativas en el ámbito institucional, no estarán contribuyendo a cambiar las cosas, sino que estarán manteniendo el estatus quo.