“El problema no es Europa sino quien la gobierna, que desde 1999 es la derecha”
Paulo Carlos López cumple 29 años a finales de este año. Antes de que eso ocurra ya llevará en su bagaje una campaña electoral como aspirante de Compromiso por Galicia al Parlamento Europeo, unos comicios a los que la formación galleguista concurre en coalición con PNV, CiU y CC. En un panorama de escasa “tensión electoral” que, a su juicio, les interesa a PP y PSOE, compatibiliza el proceso de asentamiento de CxG en el territorio con la explicación de propuestas entre un electorado al que ve “harto” de las actitudes políticas “de los grandes partidos”.
Es usted el candidato más joven del partido más joven. ¿Eso es un valor o un obstáculo?
Creo que es un elemento positivo. Decían desde la Geração à rasca, los primeros indignados de Europa occidental, que no tenemos que estar parados ni paradas esperando a que los problemas se resuelvan, sino dar un paso adelante para ser parte de la solución. Los compañeros en las elecciones primarias entendieron que esto es un elemento positivo y yo creo que para nada es un obstáculo. Ya es hora de que en el galleguismo y en la política en general haya nuevas caras y nuevas formas de entender la acción política y la democracia.
Su partido se está lanzando al electorado y, al mismo tiempo, naciendo con procesos como esas elecciones primarias. ¿Cómo se compagina el asentamiento infraestructural del partido con los procesos electorales?
Estamos haciéndolo con mucho trabajo. Es un proceso simbiótico: el proceso de constitución de agrupaciones locales también implica dar un mensaje claro que se puede entender como electoral. Al constituir una agrupación lo primero que hacemos es una reunión abierta al vecindario y también hemos hecho las primarias abiertas a la ciudadanía. Imbricar la cuestión organizativa y el trabajo electoral no deja de ser un continuo en el proyecto de Compromiso por Galicia, centrado en la gente y con el corazón en este país.
Hay quien dice que las primarias minusvaloran el papel de la militancia...
Nosotros creemos que hay que intentar que la ciudadanía recupere la confianza en la política, democratizar la democracia y desparasitarla. Para eso la ciudadanía tiene que dar un paso adelante y los aparatos, un paso atrás. Creemos que las organizaciones no son patrimonio de la militancia, ni siquiera de los simpatizantes. Nosotros queremos que las organizaciones sean transparentes, con paredes de cristal para que se pueda ver desde fuera, pero también para participar desde dentro. Es lo que demanda la ciudadanía, una manera de controlar y fiscalizar la actividad partidarias. Si no, después nos encontramos con casos de corrupción y con partidos que, en vez de solucionar problemas, los crean. Las organizaciones del siglo XXI tienen que ser mucho más líquidas y permeables.
¿Y eso hay que hacerlo aún a riesgo de que integrantes de otras organizaciones influyan en sus decisiones?
Cuando se hacen primarias abiertas hay que tener unas mínimas garantías democráticas. En nuestras primarias las personas que participaron firmaron un manifiesto asumiendo los principios básicos de CxG y otro documento que incidía en que no se militara en otra organización política. Puede ser que haya casos de distorsión de la voluntad militante y ciudadana por parte de otras organizaciones, pero no creo que se dé el caso.
En lo que va de campaña, ¿qué está siendo más importante: llamar al voto para CxG o llamar a que se vote, en general?
Nosotros venimos diciendo que el PP y el PSOE, pero sobre todo el PP, critican las coaliciones del resto de organizaciones cuando ellos van en coalición entre sí, en coalición con Pokémon, Pikachu y Campeón y también con la abstención. Se vio con el PP ralentizando la elección del candidato para tener una campaña muy acotada, se observa en la ausencia de cartelería en los espacios públicos... Lo principal es decirle a la ciudadanía que hay que ir a votar, porque aunque Bruselas y Estrasburgo quedan lejos, sus políticas nos tocan muy de cerca. Cuanta más participación haya, más posibilidades habrá de cambiar las cosas. Nosotros el mensaje que estamos dando es claro: la utilidad del voto a CxG es clara y tenemos tantas o más posibilidades de tener eurodiputado que AGE o el BNG.
Pero las encuestas dicen que usted no tendrá escaño. ¿Cómo planifica ese escenario?
Tenemos un acuerdo electoral y cabe la posibilidad de que el tercer o cuarto escaño roten y, dependiendo del peso que tengamos en las urnas, podamos estar en el Europarlamento. En el caso de no poder optar a ese escaño, tenemos un acuerdo bilateral con el PNV para que podamos introducir demandas sin ningún tipo de veto. Por eso la cuestión fundamental es que Galicia va a tener, de una forma o de otra, voz a través de Compromiso por Galicia sin depender de Madrid. Y eso no lo pueden decir otros, porque hay encuestas que dicen que Los pueblos deciden no va a tener representación e incluso que peligra el escaño para Lidia Senra.
Desde que formalizaron la coalición les han llegado críticas por tener esos compañeros de viaje. ¿Se sienten cómodos en la coalición o es una cuestión utilitarista?
Las normas de las elecciones europeas las marcan los grandes partidos, con la circunscripción estatal. En otros Estados no acontece esto, que obliga a buscar acuerdos con otras formaciones políticas de ámbito no estatal y en este caso participamos en la candidatura que propició el PNV, a la que después se sumaron CiU y CC por diversas circunstancias. Nos sentimos cómodos, porque siendo fuerzas políticas diferentes tenemos un programa marco con tres elementos fundamentales: la defensa de nuestros respectivos territorios; la participación directa en los órganos institucionales de la UE en los que se deciden asuntos que nos afecten; la apuesta por el incentivo económico y el abandono de la austeridad; y la defensa de la democracia. En este marco nos movemos y nos sentimos a gusto, lo que no significa que ratifiquemos todas las políticas de unos y de otros en sus respectivos territorios.
¿Llegaron a creer posible una candidatura gallega?
La candidatura gallega no era lo mejor para Compromiso por Galicia, nos iba invisibilizar en la campaña. Pero era lo mejor para este país y por eso no pusimos condiciones. Si apostamos por ella fue porque pensamos que era posible, pero no pudo ser y no voy a imputar responsabilidades a nadie. Ahora toca defender proyectos políticos diferentes, espero que todos con el corazón en este país.
En los últimos tiempos la UE es fuente de gran parte de las preocupaciones cotidianas de la ciudadanía a causa de los recortes, de los planes de ajuste... ¿Qué Europa quieren ustedes?
Nosotros somos europeístas pero no creemos en las miserias que existen en muchas políticas públicas de la UE. La Europa que queremos es diferente a la que quieren PP y PSOE y tampoco quiere ser la anti Europa que quieren AGE y BNG. No queremos la Europa de los Estados y de la austeridad que quieren PP y PSOE, que implica que no haya ningún cambio sustancial entre las prácticas políticas de las dos familias políticas, pero tampoco creemos que Europa sea el problema y la fuente de todos los males. Hay que distinguir: el problema no es Europa, sino quien la gobierna. Es un espacio mejorable y con muchas contradicciones, pero el problema es que desde 1999 gobierna la derecha europea y es lo que hay que cambiar. La introducción de Galicia en la UE fue negativa no tanto por decisiones de la UE sino por decisiones políticas del Estado español y de sus sucesivos partidos, que nos utilizaron como moneda de cambio. La Europa que queremos es la de la ciudadanía, donde la política esté por encima de la economía y donde se apueste por una actividad económica con incentivos y no por la austeridad.
¿Es posible hacer esto aún con la socialdemocracia en crisis?
La socialdemocracia no está en crisis. Es lo que se tiende a decir. Los que están en crisis son los tradicionales partidos socialdemócratas, que asumieron el dogma del pensamiento único, neoconservador y neoliberal. Pero existen otras organizaciones como CxG, que desde el punto de vista del galleguismo recogemos esa herencia de la socialdemocracia, que es la ideología que más bienestar ha traído para el conjunto de la humanidad a lo largo de la historia. No vamos a aplicar criterios de la socialdemocracia de los 40 o de los 50, sino que hace falta renovarla. Y ni el PSdeG ni el PSOE lo van a hacer.
Dice el PP que las formaciones pequeñas, además de minoritarias, son “irrelevantes” y por eso hace falta votarlos a ellos o, en todo caso, a los grandes partidos...
Como dijo Xoán Bascuas [secretario general de CxG], lo irrelevante es la talla política de Feijóo y no hay nada más inútil que seguir votando a los mismos inútiles que han estado haciendo el inútil durante tanto tiempo. Hay que apostar por nuevas organizaciones como CxG, porque los grandes partidos nos están llevando a una situación de pobreza en la que no avanza la política sino los grandes lobbies de presión.
Ustedes ponen el acento en la lucha contra la corrupción y en las denominadas listas blancas. ¿Por qué no debe haber personas imputadas en las listas electorales?
El fiscal superior de Galicia, Carlos Varela, viene apelando a la necesidad de diferenciar la inocencia penal de la inocencia política. La inocencia penal se tiene que guiar por la presunción de inocencia y seguir los procedimientos judiciales, pero la inocencia política tiene que tener en cuenta otros elementos. Una persona que está representando a los ciudadanos pero pasa más tiempo en el juzgado que en la institución que debe gobernar, tiene que dimitir. No estamos condenando o prejuzgando, sino diferenciando la cuestión penal de la política. Para la ciudadanía el segundo problema son los partidos y los políticos: ¿cómo la gente no va a estar cansada si, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Santiago, la capital de este país, hay más personas acusadas que muebles? ¿O con el PSOE, en el que 13 de los 14 primeros miembros de la lista fueron acusados de alguna manera respecto a su comportamiento en la gestión de los recursos públicos? Nuestro principal mensaje de campaña es que la Europa anti corrupción también se construye con medidas pequeñas, como las listas blancas.