Itrio, escandio y minerales del grupo de los lantánidos. Eso es lo que la multinacional sudafricana Umbono Capital busca en el sur de Galicia, en la espectacular Serra do Galiñeiro. La compañía ya ha solicitado a la Xunta la realización de un proyecto de investigación que prevé trabajos de sondeo y evaluaciones durante tres años en una zona del monte en los ayuntamientos de Mos y Porriño. La idea es determinar el posible “potencial minero en minerales de tierras raras”, en un nuevo intento empresarial por hacerse con yacimientos de las materias primas fundamentales de las nuevas tecnologías.
Rematado el período, unos cuarenta colectivos sociales han presentado ya alegatos a un proyecto que, denuncian, tendría un enorme impacto ambiental, paisajístico, humano y social en la zona. No tanto en estos tres primeros años de sondeos, pero sí si finalmente se cumple el objetivo final, que no es otro que la explotación de una enorme mina a cielo abierto como la que ya se proyecta en Corcoesto, en medio también de numerosas protestas y alegatos.
“El efecto sería terrible, no sólo a nivel paisajístico, sino a nivel medioambiental o poblacional, porque las cuadrículas mineras se sitúan incluso encima de varios núcleos habitados”, explica Afonso Rodríguez, miembro de la Plataforma por la Defensa de la Serra do Galiñeiro, que lucha ahora también contra la instalación de un parque eólico en la zona.
Algunos de esos 17 minerales que conforman las tierras raras podrían encontrarse en el Galiñeiro y de ahí pasar a ser elementos fundamentales a la hora de fabricar productos muy demandados en la actualidad como móviles, pantallas de rayos X, coches híbridos o turbinas eólicas. De ahí la fiebre por unos materiales cuyos yacimientos están dominados en un 95% por China, una capacidad que el mundo occidental busca contrarrestar con la búsqueda y explotación desesperada de las zonas con estos imprescindibles minerales para la industria de la era digital. Galicia podría ser una de ellas y además con un yacimiento que la empresa Umbono califica “de clase mundial”.
Tal y como explica Afonso Rodríguez, los minerales que buscan estas empresas se encuentran en concentraciones muy bajas y en lugares muy específicos. Uno de ellos podría ser este monte gallego de una gran riqueza. “Si la cantidad encontrada está en el umbral que buscan, seguirán adelante con su objetivo de montar la mina”, explica.
Pero los vecinos de la zona ya se rebelaron contra un proyecto que “busca donde sea lo que precisa para su único beneficio”. Aun así, Afonso Rodríguez cree que “mucha gente no es plenamente consciente de lo que supondría” una mina a cielo abierto de estas características en la Serra do Galiñeiro. Así, los alegatos advierten de los peligros, muchos de ellos perjuicios evidentes. Por ejemplo, la explotación acabaría afectando a los numerosos cursos fluviales de la zona, un riesgo que tiene precedentes como cuando en una mina semejante de China las toxinas resultantes de la explotación acabaron envenenando el agua, pero también cultivos y habitantes.
Del mismo modo, provocaría un evidente impacto paisajístico en la Serra do Galiñeiro, al igual que arqueológico, etnográfico y cultural. Pero además, “hay casas y población en medio y medio de las cuadrículas mineras”, tal y como recuerda Afonso Rodríguez, que advierte de lo que podrían provocar únicamente “los ruidos, el polvo o el movimiento de maquinaria pesada constantemente”, y que asegura que la compañía que solicitó la exploración de la zona “no conoce en nada el lugar afectado, sus características y sus valores”. Por otra parte, los colectivos que presentaron sus alegatos también denunciaron la vulneración de la ordenación urbanística de los ayuntamientos afectados, ataque a la protección del suelo rústico o el carácter del monte comunal.
Ahora hay que esperar lo que decida la Xunta ante los alegatos presentados contra el proyecto de una empresa “a la que será difícil recriminarle algo”, toda vez que “su sede está en otro continente”. “El capital no tiene fronteras”, recuerda Afonso Rodríguez, que cree que si el proyecto va adelante, habría que esperar aun la época en la que los temores por el impacto de la mina se unieran a las promesas de empleo en la comarca, tal y como ocurre en Corcoesto. Al tiempo, la Plataforma por la Defensa de la Serra do Galiñeiro apura también los alegatos ante la exposición pública del informe final del parque eólico que la Xunta proyecta en los mismos montes. Otra amenaza más.