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Los varamientos de animales en la costa gallega se multiplican por cinco este verano

Uno de los delfines que se quedaron atrapados en Ferrol el 31 de julio.

Beatriz Muñoz

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El número de animales varados en el arranque del año en Galicia puso en alerta a biólogos y veterinarios acostumbrados a intervenir cuando cetáceos, tiburones o focas aparecen en la costa. Las cifras no han recuperado la normalidad y el verano “está siendo muy raro”, señalan los responsables de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), que es la entidad que se ocupa de estos casos en la comunidad. Solo en julio son más de 80 los registros, es decir, cinco veces más que la media de los nueve años anteriores.

Cemma ha difundido la cifra para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo: “A veces las palabras no llegan a transmitir una realidad y es necesaria una representación gráfica”. Este verano, añade junto a una representación de los varamientos anotados en el mes de julio desde 2014, no tienen apenas descanso.

Los 80 casos con los que cerraron el mes pasado son más de la mitad de los que se registraron, por ejemplo, en todo el 2015. Después de haber contabilizado 130 varamientos en los dos primeros meses del año, Alfredo López, biólogo y uno de los miembros de Cemma, indicaba que las cifras eran preocupantes y señalaba que, aunque las causas de las muertes son diversas, hay un elemento que se encuentran una y otra vez: plásticos en el tracto digestivo de los animales. La Coordinadora, responsable de la red de varamientos de Galicia, comparte habitualmente en sus redes imágenes de los objetos que sacan de los estómagos de los ejemplares en las necropsias. O los trozos de plásticos que van expulsando los que, como en el caso de dos tortugas rescatadas en febrero, Coviña y Geno, están en recuperación.

En los registros de la red los más frecuentes son los cetáceos. A finales de julio un grupo de 15 delfines se quedaron atrapados en la ensenada de A Malata, en Ferrol, con la bajamar. Cemma, Protección Civil y la Estación de Bioloxía Mariña de A Graña desplegaron un dispositivo para sacarlos hacia aguas más profundas. Otros seis tuvieron que ser reintroducidos por bañistas en Ares (A Coruña) y uno más fue ayudado por personas que se encontraban en la playa en O Vicedo y un hombre que iba en canoa.

Ese mismo mes un episodio en la ría de Vigo sirvió para ilustrar el duelo en cetáceos: una hembra de delfín nadaba acompañando a su cachorro, que estaba muerto. Cemma pidió entonces no intentar interactuar con ella si alguien se la encontraba. Unos días después, la cría apareció en Cangas. Era un macho de metro y medio de largo y la necropsia no arrojó luz sobre la causa de la muerte. Los expertos están a la espera de otros análisis.

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