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En venta los murales del pintor gallego Urbano Lugrís en un edificio camino de la ruina en A Coruña

Beatriz Muñoz

21 de febrero de 2024 17:51 h

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La inclinación del pintor gallego Urbano Lugrís por pintar muchas de sus obras en bares ha traído consigo peripecias y dificultades para conservarlas. Varias se han perdido ya y, entre las que se conservan, hay un caso en A Coruña en el que varios murales están amenazados. Se encuentran en el interior de un edificio de la Rúa Olmos de A Coruña que va camino de la ruina, sin actividad desde que la pandemia se llevase por delante el último restaurante instalado allí, afectados por humedades y humos y encerrados a la espera de que se resuelva la liquidación de la empresa propietaria del inmueble, que entró en abril de 2023 en concurso de acreedores. Es en este contexto en el que se ha abierto la posibilidad de vender, separadas del futuro del edificio, estas obras del pintor, conocido por sus motivos marinos y oníricos.

El anuncio aparece publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado 15 de febrero. Habla de una oferta recibida -no concreta de quién- para hacerse con los murales por 30.000 euros. Se trata de una obra catalogada -aunque no declarada bien de interés cultural, pese a las peticiones de colectivos culturales y del Ayuntamiento- a la que el propio informe concursal concede un valor de 250.000 euros. Rodrigo Osorio, del colectivo In Nave Civitas que, junto con la asociación O Mural, llevan años reclamando protección para estas pinturas, considera que quien sea que está detrás de la propuesta hace un ofrecimiento económico bajo con la intención de hacer luego una inversión para la rehabilitación que estos frescos necesitan.

Lo importante, dice, es “que se conserven”, aunque la preferencia sería que los murales se queden donde los pintó el propio Lugrís, siguiendo las recomendaciones de la Unesco para este tipo de obras. Uno de ellos, el más llamativo, ocupa un techo abovedado. Estos frescos se encuentran en dos pisos de un edificio, en el número 27 de la Rúa Olmos, por el que han pasado varios restaurantes, pero que está actualmente vacío. La preocupación entre los colectivos culturales aumentó a finales de 2022, cuando empezaron a caer cascotes de la fachada debido al deterioro del inmueble. En marzo de 2023, tras una visita de los técnicos para comprobar el estado de las pinturas, el Ayuntamiento de A Coruña concluyó que este era malo, pero que eran todavía “recuperables”.

Poco después la empresa propietaria del edificio, Alameda de Órdenes S.L., entró en concurso de acreedores ahogada por las deudas y se abrió una fase de liquidación. En estos procesos lo normal es que el administrador concursal trate de vender los bienes disponibles para obtener ingresos para cubrir lo que se adeuda. Entre los activos están dos inmuebles, los números 25 y 27 de la Rúa Olmos. Sobre ambos hay cargas, puesto que se usaron como garantía para pedir un préstamo para otra empresa de Alameda de Órdenes, la desaparecida textil Viriato, y para afrontar las indemnizaciones por el ERE presentado en la misma. Figuran también, con un valor estimado de 250.000 euros, las obras de Lugrís.

Después de conocerse la oferta por los murales, la Xunta manifestó su interés por hacerse con ellos. Horas después confirmó que había presentado una oferta por 35.000 euros. El objetivo es hacerse con la obra, restaurarla -lo que supondría un desembolso posterior- y ponerla “a disposición de la ciudadanía”. La propuesta es que se exponga en el Museo de Belas Artes de A Coruña.

En el proceso, añadió la Consellería de Cultura, puede participar “cualquier particular o administración; no es una competencia exclusiva de la Xunta”. La declaración es una respuesta al Ayuntamiento de A Coruña, cuya alcaldesa, la socialista Inés Rey, que manifestó que la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta debe “velar” por los murales y garantizar su conservación. También reclama que se queden en la ciudad, “con independencia de su titularidad” y ha recordado que el consistorio fue quien solicitó que de declaren bien de interés cultural (BIC), un proceso que está pendiente de informes de expertos.

Aunque no son BIC, los murales de Lugrís en este edificio tienen protección patrimonial porque son bienes catalogados. “Por eso, un hipotético cambio de ubicación necesita autorización”, recuerda la consellería. De venderse separados del inmueble, los murales deberían retirarse y trasladarse, un proceso complicado al que se sometió ya otra pintura del mismo autor en la ciudad: la obra realizada en lo que entonces era la sede del Banco Hispano-Suizo, que luego fue la cafetería Vecchio, Vista de A Coruña 1669, fue llevada a una sede de Abanca.

Otra de las obras que Lugrís pintó en torno a los años 50 -su obra está en lienzos, pero también en muros de iglesias, sanatorios y tabernas- en un bar es la que decora un local en el corazón turístico de Santiago de Compostela, en la Rúa do Franco. Una de las paredes de lo que era el restaurante Nova Galicia y que se ha convertido en un local de la cadena 100 montaditos está decorada por uno de sus murales, protegido tras un cristal. El Ayuntamiento de Santiago anunció hace menos de un mes que le dará protección a la obra.

Actualización: horas después de la publicación de esta información, la Xunta comunicó que ha presentado una oferta para adquirir los murales. En la versión anterior de este artículo figuraban los comentarios de la Consellería de Cultura en los que aseguraba estar analizando la situación.