Una de las restricciones que el Gobierno gallego aplica desde el fin del estado de alarma es la prohibición de que personas no convivientes se reúnan entre la una y las seis de la madrugada. La medida es tanto para los espacios públicos como para los privados y, dado que limita derechos fundamentales, la Xunta ha pedido el aval del Tribunal Superior de Xustiza (TSXG). En febrero el Parlamento gallego aprobó, con los votos del PP, la polémica modificación de la ley de salud. El recurso del Gobierno central ante el Tribunal Constitucional ha llevado a la suspensión de uno de sus apartados, pero no del resto de los artículos. Uno de ellos prohíbe “el consumo en grupo de bebidas alcohólicas en la vía pública, parques y plazas públicas y otros lugares de tránsito público”, es decir, el botellón.
La suma de ambas medidas arroja un panorama en el que, de madrugada, con los bares cerrados, la única opción para tomarse una copa es servírsela uno mismo en casa con el resto de residentes, si los hay. No es un objetivo oculto del Ejecutivo autonómico. Cuando la semana pasada anunció las medidas para después del fin del estado de alarma, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que la idea es “no trasladar la hostelería a los domicilios” una vez cierren bares y restaurantes. Y agregó que el botellón está prohibido a cualquier hora del día. El hueco podrían rellenarlo los locales de ocio nocturno. Al mismo tiempo que el Gobierno gallego endurece su lucha contra el alcohol y botellones en pisos, ultima las experiencias piloto para que pubs y discotecas puedan volver a abrir.
La Xunta prepara con el sector un ensayo de lo que será el verano en los bares que abren por la noche en la comunidad. Han sido seleccionados seis locales, en las ciudades de A Coruña (Pelícano), Santiago (Capitol), Vigo (Tokyo), Pontevedra (La Pomada), Ourense (Miudiño) y Lugo (Anagrama). En una fecha aún por determinar de la segunda quincena de mayo, las seis salas abrirán sus puertas para hacer una prueba. El objetivo del Gobierno gallego es permitir la reapertura en julio. Lo reafirmó este lunes el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda, que señaló que el mes de junio servirá para “hacer ajustes” y comprobar que las cifras de la pandemia mejoran. Esta, añadió, es la “condición sine qua non” para retomar la actividad. No ofreció más detalles del plan de la Xunta y remitió a la reunión prevista con varios representantes del sector para el viernes.
Uno de estos representantes es José Luis Asenjo, propietario del local que participará en el ensayo en Vigo, el Tokyo. Los empresarios le han propuesto a la Xunta que el acceso sea tras una prueba PCR o un test de antígenos, que los asistentes se registren en una aplicación, que haya medidores de CO2, que la mascarilla sea obligatoria y que haya gel desinfectante disponible. Además, quieren que el aforo sea del 50% en el interior y del 75% en las terrazas y que se puedan usar las pistas de baile. De todos estos puntos, el Gobierno gallego se muestra en desacuerdo sobre todo con el de exigir pruebas antes de entrar a las discotecas, según Asenjo.
El empresario entiende la “lógica” de las reticencias: “Si en julio nos dejan abrir, ¿abrimos todos con pruebas?”. El requisito complicaría la llegada de clientes. La Xunta, dice, “tiene ganas” de “liberar un poquito” al sector, por lo que confían en que acepte varias de sus peticiones. Asenjo insiste en otra: que pubs y discotecas puedan abrir, al menos en parte, en un horario en el que el resto de la hostelería esté cerrada. “Si no, poco podremos rascar”, señala. El sector quiere mirarse en el espejo de la experiencia del concierto sin distancias celebrado en Barcelona. Conocidos los resultados, Catalunya ha puesto fecha a su prueba en los locales de ocio nocturno: será el 20 de mayo en cinco discotecas y con test de antígenos.
Con el toque de queda eliminado, los bares con permiso para abrir hasta las 11 de la noche y los restaurantes, hasta la una, el sector del ocio nocturno es el siguiente paso en la desescalada. Los responsables de la Xunta repiten en sus intervenciones que estos locales están cerrados desde agosto de 2020. Feijóo se refirió a su futura apertura el domingo en una entrevista en la Radio Galega, en la que abrió la puerta a que este verano haya conciertos de hasta 10.000 personas al aire libre, sentadas y con mascarilla. Para los interiores de pubs y discotecas, añadió, el protocolo será “más intenso”, es decir, más restrictivo.