El Camino de Santiago desde Madrid: una opción original siguiendo las flechas amarillas

Peregrinos saliendo de Madrid hacia Tres Cantos

Sara Núñez

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Los rezagados del Año Xacobeo tal vez no sepan que este evento que sucede cuando el día de Santiago Apóstol (25 de julio) cae en domingo, se ha extendido también al año 2022 por la pandemia. La celebración concita a numerosos peregrinos que parte hacia la capital gallega desde diferentes puntos de Europa o de España con rutas oficiales en busca de su jubileo.

Por religiosidad, espiritualidad, deportividad o bien como un plan cultural a realizar cada cual por cuenta propia o con grupo de amigos, numerosos españoles y extranjeros recorren diversas rutas nacionales estos días: Sarria (el 26,48% la hizo en 2017), de 114 km hasta Santiago; la ruta francesa de Saint-Jean-Pied-de-Port (favorita del 11,02%), con 781 km; Oporto (7,42%), 235 km; Tui (6,69%), 115 km; León (3,86%) 309 km; Ferrol (3,59%), 117 km. Y también Madrid. Aunque sus peregrinos no aparezcan ni en la estadística por resultar un porcentaje testimonial.

La ruta del Camino de Madrid consta de 360 kilómetros hasta enganchar con la senda oficial de Santiago, cuando le faltan 317 kilómetros de recorrido. Existe desde el año 1993, como resultado de un trabajo que incluyó una investigación geográfica e histórica para poder establecer un camino del siglo XXI que permitiera a los madrileños y los pueblos de alrededor salir desde la región.

La Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid, organización responsable de marcar su ruta, ha ido añadiendo señales amarillas y mojones para indicar a los caminantes. Arranca en el centro de Madrid y cruza los distritos de Centro, Chamberí, Tetuán, Chamartín y Fuencarral.

El Camino de Madrid usa muchas “cañadas de los gallegos”, porque gentes de esas regiones las utilizaban tanto para acudir a la cosecha como en sus trayectos de trashumancia. Discurre por espacios escasamente urbanos,, paralelos a la Tapia del Monte del Pardo, hacia el Parque Nacional del Manzanares y por Colmenar Viejo. Para ello se aleja del camino que históricamente hubiera sido más aproximado a una ruta tradicional, paralelo a la A-6.

Las Torres de La Castellana quedan atrás después de cruzar Fuencarral y el Monte del Pardo y siguiendo por la Senda Real (sendero desde Casa de Campo hasta Manzanares el Real), donde comienza a ser todo campo. Se cruzan las diferentes rutas por las cañadas que los gallegos usaban para sus cosechas hace 200 años, hasta Segovia.

El Camino de Madrid se terminó de señalizar en 1996 por una ruta que esquiva carreteras (salvo unas pocas más secundarias por el tramo de Valladolid), un recorrido que busca una mayor introspección, oportunidad para el peregrino más solitario y, sobre todo, para el más veterano, que busque otras formas de transitar hasta Santiago.

“El camino te termina enganchando, en ese sentido”, comenta Paco, miembro de la Asociación de Amigos del Camino de Madrid, quien recalca la seguridad de que se puede encontrar alojamiento sin grandes gastos. El Camino del Norte, la Vía de la Plata, aquellas rutas históricas de tiempos de los romanos, son más míticas y tradicionales. “Yo hacía el Camino en 1986, con veintipocos años, y en todo el año éramos 2.500 personas las que llegamos a Santiago. En Ros del Valle solo estaba yo como peregrino, ahora allí llegan a dormir 800 personas cada día”, añade.

Este Camino desde Madrid no se recorría por entonces ni existía ninguna flecha amarilla. “Antes había gente, claro, Martín Arajo, un ministro de Franco, que en el año 60 va desde Madrid a Santiago en la N-6. Probablemente sí que habría algún loco que se atreviera a seguir una trayectoria desde la capital hasta allí. Las peregrinaciones siempre importan por el camino, más que por la llegada a Santiago”, narra Paco repitiendo anécdotas propias y otras que le han ido llegando. “Estas personas a lo mejor caminaban un día, luego les acercaban en transporte, solo querían llegar a su destino por la cercanía al Año Santo. Los peregrinos de los años 50-60 iban bajo indicaciones de gente de pueblos de alrededores, bajo cualquier posibilidad de perderse, no estaba señalizado”.

Antes de empezar el camino es imprescindible solicitar las credenciales, que se entregan a los caminantes en dos localizaciones de Madrid: la Iglesia de Santiago y San Juan Bautista, en la zona de Ópera, y la Iglesia de Santiago el Mayor, junto al Monasterio de las Comendadoras. Es difícil dar cifras de los peregrinos de cada año, aunque la asociación atiende a entre 600 y 700 peregrinos al año, a los que hay que sumar los que recogen sus credenciales en la Iglesia de Santiago o a través de otras asociaciones madrileñas.

“Este Camino cuenta con diversos peregrinos que saben que cuentan con estancia asegurada. Hace tres semanas vinieron dos asociaciones del municipio francés Burdeos, visitaron la capital una semana e hicieron las etapas desde Colmenar Viejo hasta Segovia”, relata Paco. Hacían una peregrinación por etapas, no era la típica de mochila y a pie constante, pero se cruzaron en torno a dos peregrinos por cada día que iban caminando desde Madrid hasta Santiago, o bien hasta Sahagún (provincia de León), donde se une el Camino madrileño con el río principal de peregrinación, el Camino Francés, en torno a 320 kilómetros contados desde la Iglesia de Santiago.

También es una ruta muy transcurrida en bicicleta, sobre todo en la temporada de calor, ya que se trata de un camino muy plano salvo en la zona de la sierra madrileña. La estadística general de peregrinos ronda el 90% a pie, 9% en bicicleta y un 1% a caballo. El Camino de Madrid puede contar con un 70% de todos los ciclistas del Camino.

La magia del Camino

En el Camino Francés todo va más masificado y el peregrino no deja de ser un turista que camina a pie, cada cual va con su motivación: deportiva, espiritual, religiosa, turística… “y el peregrino, por muy místico que sea, tiene que comer y tiene que dormir, tiene que gastar y eso genera su dinero”, añaden desde la asociación. En el Camino de Madrid esto se da, pero en unas dimensiones más pequeñas. Los pueblos pequeños, por ejemplo, cuentan con albergues de solo ocho camas.

“En la provincia de Valladolid yo dormí con otros dos peregrinos dentro de un albergue con diez camas, con pequeñas comidas que daban un pequeño impulso para la economía de ese pueblo”, recuerda Paco. “Al final, el camino no deja de enriquecer a las personas que lo cubren: que por este pueblo te pase un alemán caminando, y que el del pueblo piense qué se le ha perdido a este por aquí. Y que el hombre sepa de minas, entable conversación con ese vecino. Son cosas que dan vida al camino: al final coincides con mucha gente, caminas unos días y terminas entendiéndote con gente que hable o no tu idioma, aunque os adelantéis os termináis cruzando en los albergues”. Hay gente que se conoce en el Camino para no volver a ver en la vida, pero siempre se conocen historias. 

“Donde se congenia más y se confraterniza es alrededor de una mesa, con unas cervezas, así se da una esencia más familiar por el Camino que parte de Madrid: con la esencia más humana de los pueblos que la rodean”, recalca la asociación. Se consiguen subvenciones para estos lugares, para dar cabida a peregrinos, y la acogida siempre es buena. Un camino donde hay seis peregrinos, uno solo, dos, por día en cualquier rincón de este Camino, en comparación con los pueblos del Camino Francés, donde hay en torno a 300 por día en tiempos normales. “¿Cuánta gente dormirá hoy en Burgos, haciendo el Camino? Hay casi 200 camas en el albergue municipal, dan vida a esos lugares pero son más recorridos”. Aunque todos tienen el mismo encanto en común, según bromea Paco: los ronquidos del que está al lado en el albergue, que también forman parte de “la magia del Camino”.

Es un camino duro, pero pasa por localidades dignas desde el punto de vista paisajístico: el Parque Nacional de Guadarrama, la majestuosa entrada a Segovia capital, la colegiata de claustro gótico Santa María la Real de Nieta, Nava de la Asunción, el Castillo Mudéjar de Coca, Villeguillo, entrada a Valladolid, Valdestillas, Chimancas, Medina de Rioseco, pueblos de Castilla con bastante historia y monumentos para visualizar. En todos estos pueblos hay albergues de peregrinos.

La asociación gestiona directamente dos albergues de peregrinos en régimen de donativo voluntario: Tardajos en el Camino Francés a la salida de Burgos, y el de Santervás de Campos en nuestro Camino de Madrid, en la última etapa antes de llegar a Sahagún. También explican que con la pandemia han cerrado muchos albergues. Antes contaban con las literas en Tres Cantos, en Mata El Pino había un local municipal, donde también se realizaban talleres para el pueblo, estba también el hospedaje en Manzanares, el polideportivo municipal de Cercedilla, en la entrada de La Granja y el albergue recién reabierto de la salida de Segovia en Zarramalada, donde se han ido acogiendo también a personas de Ucrania. 

Después de la pandemia, la gente tiene ganas de volver al Camino, pero algunos rechazan la propuesta por coincidir en albergues donde todos comparten espacio y baños. El verano de 2020 los albergues no estaban operativos salvo los privados con sus restricciones (litera de abajo no y la de arriba sí, por ejemplo). En 2021 reabrieron los albergues públicos, aunque en Madrid no existe el concepto de albergues privados que existen en el Camino Francés

Recepción y actividades

La Asociación del Camino de Madrid se encarga de dar la credencial del peregrino y aportarle la información desde su sede (C/ Carretas, 14) los martes y jueves de 19.00 a 21.00, y miércoles de 11.00 a 13.00. Una “actividad” que también combinan junto a ciclos de cine xacobeos que organizaba uno de sus socios. Montan también actividades sobre el Camino, organizan excursiones en transporte público hasta ubicaciones concretas y rutas por diferentes caminos desde 1997.

También se organiza un popular seminario de estudio xacobeo a finales noviembre, en colaboración con la Casa de Galicia (detrás del Museo del Prado) desde 2002, con historiadores, geógrafos, gente experta en artes… cita que este año también se recuperará. Sin embargo, por este Día de Santiago no se espera ninguna actividad espiritual más allá de la misa: la asociación queda situada en el centro y todos los años se promueve acudir a la Iglesia de Santiago, acudiendo a una procesión por las calles que la rodean. “La Fiesta de Santiago, por desgracia, se ha perdido en Madrid. Si cae en miércoles, por ejemplo, se suele olvidar. Si cae en lunes, como este año, sí se respeta”, recalcan en la asociación.

El Camino de Santiago aguarda un bonito recuerdo y una promesa de regreso. Todos sus peregrinos lo recalcan: el verdadero Camino empieza en cuanto se llega a Santiago. “Una vez has hecho el Camino, muchas veces repites con otra ruta. Yo me crucé en el de Madrid con una de Nueva Zelanda, también con un australiano que llegaba desde Sevilla que había hecho el Camino Francés hace cuatro años, una forma de regresar a España. Creo que una parte del éxito del Camino de Madrid, nuestro secreto, es que sabemos acoger a la gente y aportamos un camino diferente”, añade Paco, aunque siempre se puede caminar solo, pero no se estará completamente en soledad por las personas que van coincidiendo en su camino. “Y los bares de los pueblos”, recalca, con las comidas tradicionales de cada pueblo que siempre llaman la atención del turista, “aunque siempre está el típico que te tima”.

Es más tradicional transitar por los caminos franceses y sus alpes que, en verano, por los más calurosos que parten de Madrid. Pero va a tener un camino poco masificado, más tranquilo y en soledad que le dará una introspección que muchos buscan, hasta Sahagún. Todos los días se podría dormir en un albergue de peregrinos por la baja demanda de la zona, sin perder mucho dinero.

“Para alguien que no quiere ir solo, siempre le aconsejamos que no pase por el Camino de Madrid. Así como para aquel que no es muy bueno caminando. En este camino no siempre hay alojamiento en 20 - 15 km, para aquellos que vayan a debutar les viene mejor las rutas del Camino Francés”, anuncian. Pero, para los veteranos, esta opción siempre es tomada por gente que llega y viene encantada, aunque en verano es un camino duro. Y para aquellos que comienzan su ruta en estos días, desde Madrid, desde sus hogares, desde el lugar de un familiar, un viejo amigo, o un punto totalmente desconocido: ultreia (buen Camino), y feliz día del patrón.

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