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A propósito de 'Her': ¿puede un humano enamorarse de la tecnología?

Una escena de la película ‘Her’, donde el protagonista interactúa con el ordenador (Foto: herthemovie.com)

José Manuel Blanco

Ganó el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores al Mejor Guion, categoría en la que también está nominada en los Oscar junto a Película, Dirección Artística, Banda Sonora y Canción. Hablamos de ‘Her’, la última película del director Spike Jonze (‘Cómo ser John Malkovich’, ‘Donde habitan los monstruos’). Ambientada en un mundo retro y con una luz que en ocasiones parece filmada con un filtro de Instagram, el protagonista, Theo (Joaquin Phoenix), un escritor que se recupera de una ruptura sentimental traumática, se enamora de la voz de un sistema operativo (que en realidad es la de Scarlett Johansson). Sí, se enamora. De la misma manera que antes estaba enamorado de su esposa (Rooney Mara).

Nosotros nos hemos preguntado si en la vida real es posible enamorarse de la tecnología, de la misma forma que nos apasionamos por una persona. Para responder a nuestra pregunta hemos acudido a tres psicólogos. Ellos nos darán su opinión y con su ayuda trataremos de entender lo que siente el protagonista de ‘Her’. Cuidado, que puede haber ‘spoilers’.

Un trastorno de la personalidad“

¿Es posible enamorarse de una tecnología? Esteban Cañamares, del Colegio de Psicólogos de Madrid, es rotundo cuando acudimos a él: “Una persona normal no”: “Podría ser un trastorno de la personalidad, una patología... Habría que verlo.” Cañamares explica que una aplicación, sistema operativo o maquina “no nos dan la compañía o la comprensión” que nos aporta una persona. Además, si notamos que la relación con esa tecnología provoca “fuerte ansiedad o claro desánimo” nos encontramos ante algo patológico.

Le comentamos a Cañamares lo que sucedió hace unos años con la voz de Avast, cuando muchos buscaban a la mujer detrás del sensual timbre de este famoso antivirus. Sobre ese asunto, y relacionándolo con la película, opina que “la curiosidad es normal y sana”, pero si la gente necesita saber más sobre esta tecnología puede llegar a convertirse “en una obsesión.”

Fuera del compromiso

Sergio García, del grupo de Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas del Colegio de Psicólogos de Madrid, también avanza en la idea de su colega Esteban: “Si alguien acudiese con ese relato podemos decir que es un delirio, donde detrás hay una soledad y un no querer involucrarse con un humano, con el compromiso...” En algunos momentos de la película tenemos esa sensación con Theo, que huye del compromiso. De hecho, a los pocos minutos del inicio, cuando está configurando el sistema operativo del que se enamorará, se describe a sí mismo como ‘antisocial’.

“Si hay un enamoramiento muy intenso, podríamos pensar”, continúa García, “en una una idea muy fuerte sobre el amor romántico, sobre lo misterioso que no se atreve a traspasar para conocer a una mujer real.”

José Félix Rodríguez explica la situación de enamoramiento de Theo: “al no poder manejar el mundo de la realidad se refugia en el de la fantasía. Así evita el contacto personal” y pone “sus ideales en un mundo de lo imaginario.” Es decir, que si no encontramos aquello que nos gusta en la vida real y encima no queremos compromisos, lo buscamos en otros sitios.

¿Qué os parece? ¿Es normal enamorarse de un robot?

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