Reflexiones sobre emprendimiento. Una charla al mes con un emprendedor, profundizando en su historia desde el punto de vista más humano para entender su trayectoria profesional. Nexo es un proyecto audiovisual sin ánimo de lucro y de libre difusión.
“No somos españoles en Silicon Valley: aquí tienes que crear una empresa a la americana”
La firme decisión de María Alegre, su ahora esposa y entonces novia, de que había que “probar Silicon Valley” antes de elegir un sitio definitivo para vivir fue lo que llevó a Pepe Agell a probar suerte en San Francisco hace varios años. La opinión de María no pudo ser más acertada: Pepe y ella triunfaron con Chartboost, una empresa que ayuda a los desarrolladores de videojuegos a “adquirir usuarios de valor y a monetizar su tráfico”, según sus propias palabras.
La historia emprendedora de Pepe, de 31 años, comenzó en Barcelona, cuando estudiaba Ingeniería Industrial y Empresariales en la Universidad Politécnica de Cataluña. A los 22, en el final de sus estudios, se fue a la ETH, en Zúrich, a estudiar en el marco de un programa para ingenieros que desean mejorar sus habilidades de gestión. Allí se matriculó en una asignatura llamada 'Startups para ingenieros'. Estaba dando los primeros pasos.
De Suiza saltó a Lichtenstein, donde trabajó para la empresa de maquinaria Hilti. Tenía una vida placentera (“una vida de pueblo, como Heidi”): buen sueldo, buen nivel de vida... En la entrevista que mantuvo con Carlos E. Gómez para Nexo, contó cómo salía de trabajar a las cuatro de la tarde, cogía los esquíes y subía a las montañas. ¿Por qué dejar una vida como esa en 2008? Fue María la que se decidió: tenían que probar con Silicon Valley antes de instalarse en otro sitio.
La joven se marchó a Estados Unidos durante dos meses y Pepe la acompañó durante dos de esas semanas. Tenían las ideas claras: “Montar una empresa no era el objetivo principal. Primero era conocer a la gente”, cuenta, ya que llegaron a California completamente solos.
Finalmente, María y el desarrollador Sean Fannan crearon en febrero de 2011 Chartboost. Más tarde se unió Pepe. La experiencia en el valle hizo que aprendiera algunas reglas: “Hay unos círculos muy exclusivos donde están los inversores de verdad, los emprendedores que han tenido éxito antes”; por eso, “no con llegar y venir a eventos se consigue estar dentro. Hay que construir un círculo de confianza, americano, y hay que venir con un producto competitivo”.
Además, alaba lo bien insertos que están los trabajadores en su ecosistema: “La gente sabe de lo que habla, lee la prensa… Es una comunidad de 'early adopters', una gente que prueba cosas”. Eso sí, advierte: si los españoles quieren ir a California, han de cambiar el chip. “No somos españoles. Somos españoles en Silicon Valley, y si quiero crear una empresa aquí tengo que crear una empresa a la americana, con las reglas de aquí”.
Contrata lento, despide rápido
En Chartboost, Pepe intenta conformar un equipo donde cada uno se sienta a gusto y rodeado de gente que respeta. “Soy una persona que admira mucho, me gusta estar rodeado de gente que me inquieta intelectualmente”, explica. Hace gala también de la máxima “contrata lento, despide rápido”: “Lo que estamos tratando de construir en Chartboost es verdaderamente un equipo donde cada uno se sienta a gusto y se sienta rodeado de gente que admira”.
Su empresa ha birlado trabajadores a todopoderosas como Google. ¿Cómo? Muy simple: creado una marca alrededor de la firma, con unos valores fuertes. Por ejemplo, Pepe explica que Chartboost ha aparecido en las listas de las mejores empresas para trabajar en San Francisco.
En apenas cuatro años y con dos sedes (Ámsterdam y San Francisco), Chartboost se ha hecho un hueco entre las soluciones para creadores de videojuegos. Pepe confiesa que parte del éxito está en saber construir una estrecha relación con el cliente, que busca expandir su videojuego y llegar a más personas. “Es importante ver a los clientes como una relación a largo plazo, querer crecer con ellos”, explica. En ese crecimiento siempre pueden surgir problemas, problemas que ayudan para continuar. “Estamos aprendiendo todavía a planificar, a ser más eficientes”, explica. “Cambiar de etapa significa que vienen otros retos. Vienen más recursos, pero también vienen otras limitaciones”.
De momento, la vida de Pepe está en San Francisco, en ese Silicon Valley que en su momento propusiera María. “Está claro que vendrán otras historias, pero desde luego me gustaría seguir en este entorno, idealmente todavía como emprendedor y si no ayudando a otros emprendedores. A mí lo que me gusta es construir y tener un impacto”.
Pepe tiene dos lecciones fundamentales para los españoles que quieren emprender o lanzarse a la aventura en Silicon Valley. La primera, “hay que aprender inglés, y buen inglés, porque la industria y el mundo lo hablan”. La segunda, “tu 'target' tiene que ser el mundo. Las empresas que tienen éxito son las que atacan problemas mundiales”. De hecho, opina que las 'startups' de Silicon Valley no piensan en internacionalizarse globalmente, como sí lo hacen ellos.
La firme decisión de María Alegre, su ahora esposa y entonces novia, de que había que “probar Silicon Valley” antes de elegir un sitio definitivo para vivir fue lo que llevó a Pepe Agell a probar suerte en San Francisco hace varios años. La opinión de María no pudo ser más acertada: Pepe y ella triunfaron con Chartboost, una empresa que ayuda a los desarrolladores de videojuegos a “adquirir usuarios de valor y a monetizar su tráfico”, según sus propias palabras.