Consumo responsable: los españoles en los que se fija Europa para ser más justa

Proponen compras conscientes y respetuosas con el medioambiente y el entorno, priorizando la cercanía, el medio rural o las fibras naturales. Su modelo de cooperativa y economía socialeconomía social ha saltado de Galicia al resto de la Unión Europea, donde se les pone como ejemplo de cómo podría ser el consumo responsable del futuro.

Zocamiñoca y Amarante Setem son los únicos representantes españoles en Glamurs, Glamursun proyecto europeo coordinado por la Universidad de La Coruña que quiere aportar pautas para desarrollar una economía verde y modelos de sostenibilidad. El equipo ha analizado 14 proyectos de siete países europeos: Reino Unido, Rumanía, Austria, España, Italia y Holanda. Entre ellos, hay una cooperativa energética o un repair café (un taller de manitas para arreglar objetos, a la manera de The Restart Project).

Marcial Blanco es el “socio trabajador”, como le gusta definirse, de Zocamiñoca, una cooperativa de varias empresas gallegas que vende productos de proximidad en su local de La Coruña. La iniciativa nace de un grupo de personas que conocían otros proyectos de consumo responsable. “No estábamos dispuestos a que en La Coruña no existiese un proyecto de ese tipo”, explica Blanco a HojaDeRouter.com. “Empezamos a reunirnos con bastante frecuencia durante un año para pensar qué proyecto queríamos, ir contactando con la gente a la que queríamos involucrar…” A la vez, investigaban cómo estaban funcionando otras ideas en España y el resto de Europa para adaptarlas a su ciudad.

La cooperativa se formalizó en 2009 y el 1 de enero de 2010 entraron en su primer local. “La actividad no pierde ritmo, es todas las semanas sin descanso, durante todo el año. No cerramos en ningún momento”. Sobre el nombre, buscaron uno “bonito, fresco” que representara “vida e ilusión”. Empezaron a escribir palabras en un papel y alguien sugirió unir dos nombres: zoca (el zapato de madera típico de la zona) y minhoca ('lombriz' en gallego).

La gente pide a través de la web, en la que se muestran los productos disponibles para esa semana. El miércoles o el jueves, que es cuando abren el local, los clientes acuden para recoger su pedido: verdura, pan, repostería y lácteos. También se pueden adquirir en el espacio algunos productos no frescos. La cooperativa tiene varios grupos de trabajo con voluntarios (comunicación, informática…), factura 100.000 euros cada año y forman parte de ella 150 unidades de consumo (familias, compañeros de piso…)

Blanco explica que el equipo de Glamurs les hizo una entrevista “y les pareció que [Zocamiñoca] encajaba muy bien con las finalidades del proyecto y lo que perseguía: proyectos que fuesen un adelanto de lo que podía ser un camino de la sociedad a formas de vida más sustentables, más en la lógica de seguir los recursos que hay en el medioambiente y no despilfarrarlos”. Y es así: la cooperativa, además de vender esos alimentos, hace campañas en su web para, por ejemplo, no desperdiciar alimentos durante la Navidad.

Porque Zocamiñoca es mucho más que las tiendas online y físicaonline. Organizan visitas guiadas a las empresas productoras, a las que pueden acudir también personas que no pertenecen a la cooperativa, paseos al monte para conocer hierbas comestibles y cursos de cocina saludable. También divulgan: dan charlas sobre consumo responsable en universidades (han participado en posgrados de la Universidad de La Coruña), espacios culturales o asociaciones de vecinos y organizan una feria de economía social en La Coruña. Con todo esto, en 2015 ganaron el premio a los valores cooperativos de la Xunta de Galicia.

En sus conclusiones, los coordinadores del proyecto (el español Ricardo García Mira y la rumana Adina Dumitru) resaltan que los miembros de Zocamiñoca tenían “la esperanza de que los científicos puedan ayudar a resolver algunos de los grandes retos relacionados con la sostenibilidad a los que la humanidad se está enfrentando en este momento” y, además, “una fuerte disposición a cooperar y coproducir conocimiento con los científicos”.

Para el futuro, Zocamiñoca quiere seguir asentándose, “proporcionando salida a productos locales y favoreciendo la soberanía alimentaria de agricultores cercanos”, incorporando nuevos productores y fomentando el consumo responsable y la economía social. Glamurs les ha servido para tener más visibilidad (“quedamos bastante contentos con la proyección”) y para aprender de los otros proyectos que participaron. Uno de ellos, el de sus vecinos gallegos de Amarante Setem.

Ropa sostenible a la gallega

Amarante Setem nació en Pontevedra en el año 2000, de la mano de varias personas que militaban en colectivos ecologistas y de solidaridad. El nombre viene de la ciudad portuguesa de Amarante, donde se abrió la primera tienda de comercio justo del país vecino. También, de la planta brasileña amaranto, “que resiste en sus cultivos y es capaz de sobrevivir”, cuenta a HojaDeRouter.com Nanda Couñago, directora de la cooperativa.

El colectivo empezó a trabajar con el comercio justo, el consumo responsable, la presión a marcas y la cooperación con los países menos desarrollados. Desde Pontevedra se expandió y se alió con la federación Setem, que trabaja con esas naciones para combatir las desigualdades. En la actualidad cuenta con 150 socios, entre colaboradores y donantes.

En la actualidad, Amarante Setem se enfoca en el consumo responsable de alimentación y ropa. Además, presionan a las marcas para que respeten los derechos humanos y laborales en toda su cadena de producción. Debido a su vínculo con los países del Sur, ofrecen cafés o chocolates de Sudamérica junto a las conservas, cervezas artesanas gallegas u otros productos de pequeños productores de la provincia para apoyar al medio rural

Su tienda de comercio justo, gestionada por voluntarios, está en Pontevedra capital, en un espacio compartido con la Asociación Boa Vida, una entidad que trabaja con personas en riesgo de exclusión social. En ella se venden alimentos y ropa, mientras que en el espacio de Boa Vida se comercia con objetos de segunda mano.

Su valor diferencial frente a otras plataformas es que incentivan la moda de cercanía. Lo hacen a través de Mov3, una plataforma con marcas gallegas que producen con criterios de sostenibilidad, reutilizando materiales o aplicando conceptos ecológicos. Este es el proyecto con el que participaron en Glamurs.

“Creo que nos eligieron porque era algo diferente”, explica Couñago. Hay muchos proyectos de alimentación de cercanía y ecológicos y de educar hábitos de consumo, “pero falta mucho aún en ropa. Aquí al menos, en España y en Galicia en concreto, aún falta mucho por desarrollar todo lo que sería la segunda mano, el compartir o utilizar y ceder ropa y darle otra vida útil, y también en mantener los mismos criterios de la alimentación [sostenible] con la ropa”.

Muchos talleres de costura gallegos se habían perdido por la deslocalización, cuenta Couñago. Las nuevas marcas permiten “volver a producir con mujeres y con ese conocimiento que tenían de todos estos años de costura”. También, con criterios de sostenibilidad y sin explotación laboral. Son pequeñas marcas (Xiro, Cestola na Cachola...) con producción casi artesanal: ellas mismas se hacen los diseños, compran las telas y confeccionan el patronaje y la costura final, explica con orgullo. Ropa de cama, de niños, sudaderas, camisetas… “Cosas que son prácticas. No son diseños muy raros ni exclusivos”. Entre ellos triunfan los vaqueros ecológicos, confeccionados con fibras naturales. Además, también venden los productos de cooperativas de Nepal, Brasil o India.

Como Zocamiñoca, Amarante Setem tiene acuerdos con las universidades gallegas para dar charlas, mostrar su trabajo o hacer exposiciones sobre la economía social, y acude a ferias o institutos para hablar sobre la economía del futuro (“les llama mucho la atención sensibilizar a los alumnos con que hay otra forma de consumir ropa”). El objetivo es mostrar que hay alternativas al modelo de textil y denunciarmostrar que hay alternativas al modelo de textil y denunciar. Con este mismo fin participan en la campaña internacional Ropa Limpia, que pretende mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de la industria textil.

Su nuevo frente de batalla es visibilizar el calzado sostenible, más desconocido que la ropa, y continuar sensibilizando con una exposición fotográfica y una guía con consejos muy sencillos para consumir moda de manera responsable.

Al igual que sus pares coruñeses, Glamurs ha ayudado a los miembros de Amarante Setem a ganar visibilidad y a conocer los proyectos de sostenibilidad que se están gestando en otras zonas de Europa. Blanco, de hecho, no descarta sinergias: “A lo mejor, en el futuro, somos capaces de implementar alguna actividad común”. Mientras tanto, Europa ya los ha puesto como ejemplo de cómo ha de ser la economía del futuro.

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Las imágenes son, por orden de aparición, propiedad de Zocamiñoca (1, 2, 3) y cedidas por Nanda Cougallo (4, 5)