El negocio de vender móviles, relojes y ordenadores que se montan como Legos
El fabricante taiwanés Acer aprovechó la pasada edición de la Feria de Electrónica de Consumo de Berlín (IFA) para presentar uno de sus más recientes productos: el Acer Revo Build Series, un ordenador que, a diferencia de aquellos que solemos ver en las tiendas de informática, no tiene pantalla, teclado ni disco duro o tarjeta de sonido. Tan solo un procesador, una tarjeta gráfica y una memoria RAM contenidos en una especie de caja negra. La idea es que al comprar el aparato, el consumidor decida qué elementos incorporar y construir, así, el ordenador que más le guste.
Con esta máquina, la compañía se une a la lista de gigantes que han decidido adentrarse en el sector de la tecnología modular. Una tendencia que inició Motorola en 2013 con el proyecto ARA, una iniciativa que Google conservó en 2014 tras vender la división de móviles de la firma estadounidense a Lenovo. A estas se suma ZTE, el fabricante de móviles chino que mostró a principios de año el diseño de Eco-Mobius, su concepto de 'smartphone' modular.
No obstante, ninguna de las citadas compañías ha puesto aún estos productos a la venta. Sí lo han hecho, en cambio, un grupo de pequeñas empresas que aspiran a atraer a compañías y consumidores con las ventajas que ofrece la tecnología por piezas. Es el caso de la valenciana imasD, que presentó en el Mobile World Congress de Barcelona la Click ARM ONE, una tableta modular, como muestra de las posibilidades que supone para los fabricantes esta nueva filosofía de producción.
“Pongamos el ejemplo de una empresa que vende electrónica de consumo y tiene un 'stock' de X productos que no puede vender porque el mercado demanda un procesador más potente”, explica a HojaDeRouter.com Borja Casamayor, portavoz de imasD. “Con la tecnología modular de Click ARM, simplemente tendría que cambiar el procesador por un modelo superior y ya tendría un producto que estaba 'obsoleto' listo para vender”, ahorrándose así el tener que fabricar de nuevo el producto.
De cara al consumidor, el atractivo reside en la posibilidad de crear un móvil, tableta o PC personalizado. Así lo consideran en Blocks, la 'startup' británica que está detrás del primer reloj inteligente modular. Según nos cuentan, la compañía apostó por un reloj en el que “pudieras elegir qué cosas querrías al colocar diferentes módulos que además formarían la correa”.
Beneficios, pero también dificultades
La personalización no es el único gancho para animar a los consumidores a comprar tecnología modular. De acuerdo con Alberto Belle, analista de IDC, con esta alternativa los usuarios pueden evitar comprar un móvil, una tableta o un ordenador nuevo si se estropea algún componente del que ya tienen, e incluso “lograr dispositivos de altas prestaciones a precios muy económicos”.
Sin embargo, para el analista, estas ventajas son solo la teoría. Para que en un futuro tengamos la posibilidad de elegir entre un móvil completo y uno a piezas, deberá crearse también un ecosistema de proveedores de componentes, saber quién se va a encargar de la garantía si algo falla y comprobar cómo de resistentes son estos productos, algo que, según el analista, solo podremos comprobar cuando comience a utilizarse alguno.
Además, “el usuario no experto en teléfonos modulares podría no sacar todo el partido a la configuración de su móvil y el rendimiento podría no ser óptimo”, añade.
Dos posturas
Según informan desde MIT Technology Review, que Google haya decidido apostar por el desarrollo de un móvil modular responde al interés de crear un mercado de desarrolladores de 'hardware' parecido al mercado de aplicaciones de hoy en día. Un objetivo que sería posible gracias a la disminución del tamaño y los costes de los componentes electrónicos de los 'smartphones'.
Pero, a pesar del interés del gigante tecnológico, aún existen compañías tecnológicas que no comparten la misma opinión. Así lo asegura Tomas Halberstad, portavoz de Phoneblocks, una organización que intenta convencer a la industria de los beneficios de la tecnología modular. “Hay muchas compañías interesadas en esta idea, pero el problema está en que no invierten ni en desarrollo ni en producción”.
El sueco mantiene la esperanza de que Google y otras grandes empresas, si finalmente sacan al mercado dispositivos modulares, puedan incitar a las pequeñas a que hagan lo mismo. Y añade que para triunfar deberán ser, además, productos más baratos que los de una pieza. Halberstad pone como ejemplo el caso de un teléfono móvil. “No puedes lanzar un teléfono modular con un precio superior al de un iPhone 6 o un Samsung Galaxy porque la gente irá a por el teléfono entero”.
Porque la tecnología de una sola pieza seguirá existiendo. De acuerdo con el analista de IDC, a diferencia de Google, el negocio de Apple y Samsung es el 'hardware', de ahí que “para ambos fabricantes, entrar en el mundo modular significa perder el control sobre los componentes y su integración, así como arriesgar sus márgenes. No les interesa”.
¿Y en cuanto al consumidor? Tanto Halberstad como Belle están de acuerdo en que hoy en día existen muchos usuarios que adquieren un producto nuevo por ser precisamente eso: nuevo. Según nos cuenta Halberstad, uno de los objetivos de Phoneblocks es concienciar a la gente sobre el problema de la basura electrónica y cómo la tecnología modular resultaría una posible solución. No obstante, Belle cree que, finalmente, convivirán ambos tipos de consumidores y, por tanto, ambas opciones de tecnología.
“Son productos distintos para segmentos distintos y pueden convivir”, afirma, aunque no duda de que “sea una idea provocadora que puede crear nuevas oportunidades”.
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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Maurizio Pesce y Joe Ravi