Cuentan que en su primer año de instituto realizó un estudio sobre 'Tha Art of Animation' (El Arte de la Animación), el libro donde Bob Thomas repasaba la historia de Disney. Dicen que así fue como descubrió a qué dedicaría el resto de sus días. “En ese momento, justo ahí, supe qué era lo que quería hacer”. Tanto es así que a su madre poco le importaba que aquel niño cargado de ideas garabatease en sus cuadernos incluso en la iglesia, cuando debía prestar atención a la misa.
Su siguiente parada fue el Instituto de Arte de California, institución fundada y creada a principios de 1960 por Walt Disney. Su tiempo libre no solamente lo destinaba a indagar en los archivos de la compañía, sino que además trabajaba como guía en una atracción de Disneyland. Así que, obra o no de los hados, nada más graduarse, John Lasseter dio el salto al puesto para el que parecía estar predestinado: animador en los Estudios de Disney.
Un visionario... demasiado adelantado a su tiempo
Quizá su nombre no te resulte nada familiar, es más, puede que nunca hayas oído hablar de él. Sin embargo, seguro que alguno de sus personajes te ha marcado. Creador de clásicos como 'Toy Story' o 'Bichos', John Lasseter es uno de los 'padres' de la animación por ordenador. Una profesión que, si bien ahora le vale el reconocimiento de todo el mundo, al inicio de su carrera le costó algún que otro quebradero de cabeza.
Después de alcanzar el trabajo de sus sueños en Disney, su ambición le jugó una mala pasada. Según cuenta el propio Lasseter, los altos cargos ponían infinidad de trabas a aquellos jóvenes talentos que, como él, trataban de trasladar a las películas de animación los efectos especiales que ya se estaban utilizando en otras cintas de la época, como 'La Guerra de las Galaxias'.
No tuvo inconveniente en enfrentarse con sus superiores en los Walt Disney Animation Studios, reacios a modificar lo más mínimo el statu quo de la compañía, hasta que acabaron por cortarle las alas. Aunque contaba con el apoyo de uno de sus jefes, que promovía sus trabajos, cuando tuvo que presentar su proyecto 'The Brave Little Toaster' ('La pequeña tostadora valiente') ante Ron Miller, CEO de Walt Disney Productions, y Ed Hansen, director del departamento de animación, se encontró con un rotundo no como respuesta. Tal y como dijo Miller, solo concebían hacer uso de los ordenadores para que el trabajo se hiciese más rápido o más barato.
El sueño de John Lasseter se truncó hasta tal punto que, instantes después de recibir esa negativa, Ed Hansen le llamó a su despacho para comunicarle que estaba despedido. Sus ideas innovadoras se dieron de bruces con la realidad de una industria que, por aquel entonces, no veía que el camino trazado por ese joven animador era el correcto. Afortunadamente, no todos pensaban de la misma forma...
El 'genio de la lámpara'
Se suele decir que no hay mal que por bien no venga, y este caso no iba a ser menos. Nada más salir de Disney, Ed Catmull asaltó a Lasseter con una oferta de trabajo. Le ofrecía entrar a formar parte del equipo que desarrollaba efectos especiales por ordenador en Lucasfilm, la productora de George Lucas.
Y entonces apareció Steve Jobs. En un momento de vacas flacas, Lucas buscaba a alguien que tomara las riendas de ese departamento y el fundador de Apple llegó para quedárselo. Ofreció mucho más de lo que pedía el creador de 'La Guerra de las Galaxias', quien le hizo una advertencia: los chicos de aquel departamento estaban más preocupados por crear películas que por fabricar ordenadores. Justo los que Jobs buscaba. “Quería comprarla porque estaba muy interesado en los gráficos por ordenador. Cuando vi a los informáticos de Lucasfilm, me di cuenta de que estaban muy avanzados en su mezcla de arte y tecnología, algo que siempre me ha llamado la atención”, comentó Steve Jobs, según se cuenta en su propia biografía.
Nada más conocerse, Jobs y Lasseter entablaron una gran amistad. Pese a ser como la noche y el día, su admiración por la creatividad les unió y les llevó a fundar la firma Pixar en 1986, a partir de aquella división comprada a LucasFilm. Juntos crearon un entorno donde el desarrollo tecnológico de Silicon Valley y la creatividad de Hollywood se daban la mano. Tanto es así que la empresa fue concebida con una doble misión: producir contenidos audiovisuales y fabricar los equipos informáticos adecuados para ello.
Finalmente, como todos sabemos, se decantaron por contar historias a través de sus entrañables personajes. Poco importaba que no salieran las cuentas. Y no lo hacían. Por eso Steve Jobs tuvo que poner mucho dinero de su bolsillo, y lo hizo con muchísimo gusto. Es más, en mitad de una situación difícil, cuando NeXT se tambaleaba, no dudó en apostar por su otro equipo y aportar 300.000 dólares para un nuevo proyecto. A cambio, solo exigió una cosa a Lasseter: “Todo lo que te pido, John, es que lo que hagas sea genial”.
Y así fue. En 1988, 'Tin Toy' obtuvo el Oscar al mejor cortometraje animado. Entonces Disney volvió a llamar a su puerta, pero él prefirió quedarse en Pixar, jugando con Luxo Jr. y Buzz Lightyear y dando rienda suelta a su imaginación. Y, un puñado de años más tarde, el destino ha vuelto a ponerse de su parte. John Lasseter, aquel joven ambicioso al que un día despidieron, es ahora el Director Creativo de ambas compañías.