¿Renta básica universal? Las criptomonedas ya lo están probando
“’Blockchain’ tiene todos los atributos necesarios para asegurar la transparencia de los gobiernos”. Vinay Gupta, coordinador de la plataforma Ethereum, pronunció esta frase durante la charla que ofreció en la última conferencia 'El estado de la Red', en Milán. Gupta hablaba sobre el uso de la tecnología ‘blockchain’ al servicio de los ciudadanos de un sistema democrático.
La cadena de bloques o ‘blockchain’ es “una base de datos que funciona como una red, o una red que parece una base de datos”, explicaba. Una tela de araña invisible que une los ordenadores de los miembros de una comunidad y en la que quedan registradas en tiempo real todas las operaciones que realizan. Es también el cimiento digital sobre el que se construyen las aplicaciones de criptomonedas como Bitcoin.
Hay quien ha pensado en darle otros usos: Gupta mencionaba en Milán la posibilidad de utilizar ‘blockchain’ para repartir una renta básica universal.
En el mundo tangible, el Instituto de la Seguridad Social finlandés ha anunciado que trabaja en la elaboración de un plan para asegurar una renta básica a los ciudadanos del país nórdico, y que lo pondrá a prueba el año que viene. En España, la propuesta de asignar una suma de dinero a los ciudadanos con menos ingresos forma parte del programa electoral de la mayoría de partidos, aunque sea diferente en cada caso. El discurso en torno a la idea ha ido cambiando con los meses y, a solo unas semanas de las elecciones, el debate sobre su viabilidad continúa.
Mientras, en el terreno digital, ya se están llevando a cabo algunos experimentos con criptomonedas para demostrar que la renta básica universal es factible. ¿Qué tienen que ofrecer las divisas virtuales en este campo?
Greg Slepak, el desarrollador estadounidense que está detrás de la iniciativa Group Currency, explica a HojaDeRouter.com que es “una definición y una especificación para que un grupo pueda crear su propia divisa con la que entregar a sus miembros una renta básica”.
La idea es que una comunidad tenga su propia moneda virtual, basada en la tecnología ‘blockchain’. Sirve para Bitcoin, pero, según el desarrollador, “Ethereum parece la mejor plataforma para producir divisas grupales”.
Las iniciativas que han comenzado a usar la herramienta (como uCoin) están en fase de prueba. Aunque podría aplicarse a nivel de un país, Slepack dice que es difícil que ocurra porque el sistema está pensado para funcionar en pequeños grupos “e ir creciendo a partir de ahí”.
En Group Currency, todos los integrantes crean la moneda a la misma velocidad. Slepack pone un ejemplo: “Imaginemos que creo una divisa grupal llamada TurtleCoin”. Cada individuo perteneciente a la comunidad TurtleCoin produce 1.000 monedas al mes; “si son capaces de venderlas en el mercado, la cantidad que obtengan constituirá su renta básica mensual”.
Pero no hay garantías. El economista Lluís Torrens, miembro de la Red Renta Básica, asegura que las criptomonedas, como el Bitcoin, pueden cambiarse por dinero solo mientras haya alguien en el mercado dispuesto a comprarlas. “Mañana puede colapsar y dejar de ser convertible al no valer nada”, indica. Dado que su valor intrínseco es prácticamente cero, “el valor de mercado que tiene es pura especulación”, a juicio de este experto.
¿Y si alguien se afiliara a dos grupos y obtuviera una cantidad de ambos? “Para unirte al equipo necesitas la aprobación del resto, y también pueden echarte si no están de acuerdo con que pertenezcas a dos colectivos”, aclara el desarrollador. Cada persona tendría un identificador único, así que los demás podrían conocer sus movimientos.
El estado se queda fuera
Aunque “las monedas acuñadas virtualmente podrían estar sujetas a la regulación y legislación del gobierno”, el objetivo es eliminar los trámites burocráticos. “Una divisa grupal funcionando en un ‘blockchain’ descentralizado es bastante más eficiente”, afirma Slepack, que no ve ninguna razón para que la administración central tenga que gestionar el proceso: “Esto solo reduciría la cuantía de la renta básica, ya que destinarían el dinero a otros proyectos”.
Torrens está de acuerdo en la incompatibilidad. Si el estado proporcionase la renta básica a través de una criptodivisa complementaria al dinero ordinario, regulando su uso, el sistema de ‘software’ perdería su razón de ser. “Restaría sentido a las ventajas derivadas de la descentralización de las criptomonedas”, señala el economista.
Aparte de Group Currency, hay otras iniciativas similares, como Kiwicoin (Nueva Zelanda), Cubecoin, Strangecoin o el Basic Income Project. La más adelantada, sin embargo, es la propuesta de BitNation, una plataforma colaborativa cuyos responsables aseguran prestar los mismos servicios que un gobierno, pero sin gobernantes: solo con la tecnología ‘blockchain’, sobre la que desarrollan diferentes herramientas. Es posible establecer contratos matrimoniales, repartir pensiones y una renta básica universal.
“Todo lo que pasa en un ‘blockchain’ se preserva en un registro, como un gobierno mantiene un registro de los presupuestos, gastos, facturas, etc.”, explica Johan Nygren, creador de la aplicación Basic Income para BitNationBasic Income.
La funcionalidad todavía está en desarrollo, pero planea tenerla lista en uno o dos meses. Según Nygren, el ecosistema de aplicaciones para Ethereum crece a buen ritmo. “Cosas como las identificaciones en BitNation estarán disponibles dentro de poco, y seremos capaces de utilizaras para repartir una renta básica con estas redes de redistribución de la riqueza”, señala.
La recaudación, en el caso de Basic Income, se realiza mediante impuestos voluntarios que un algoritmo genético redistribuye − el sistema se llama Resilience. “Cada vez que consumas de un miembro de la red, heredas su ‘taxema’ [la tasa que él utiliza], y usarás el mismo tipo impositivo durante un tiempo”, explica Nygren.
El proceso constituye una especie de cadena de favores que, traducido a términos económicos, se convierte en una “cadena de dividendos”: cualquiera conectado a ti en la red – cada miembro es un nodo − obtendría una renta mínima a la que habrías contribuido con tus impuestos. El algoritmo está diseñado para que todo el mundo reciba una cantidad similar.
Cuando le preguntamos por las ventajas respecto a un sistema de renta básica instaurado por un gobierno, Nygre alude, de nuevo, a la descentralización. “Vivimos en una economía global, así que necesitamos sistemas descentralizados a gran escala”, indica. “El protocolo Resilience es el TCP/IP o el ‘http’ para la redistribución de la riqueza”.
Por contra, Torrens afirma que el hecho de que la base de datos sea distribuida no garantiza su transparencia. “Los usuarios pueden utilizar pseudónimos, como en Bitcoin, que no es transparente, y por lo tanto adecuado para el mercado negro”, considera. Según el economista, las criptomonedas suelen caracterizarse por su opacidad.
“El estado puede implementar un sistema de pagos transparente donde pueda observarse para qué utilizan esa renta básica los individuos”, prosigue, independientemente de que la base de datos sea o no centralizada.
De hecho, la tecnología ‘blockchain’ también podría utilizarse para administrar un sistema centralizado, sin criptomonedas de por medio. “Los bancos centrales están estudiando usarla para gestionar su base de datos de dinero en curso legal”, explica Torrens.
Gupta afirmaba en Milán que ‘blockchain’ podría usarse como laboratorio, para comprobar los resultados de una renta mínima, con poco riesgo y a bajo coste. No le faltaba razón: “Podemos ver lo que ocurre al implementar una medida de innovación social y decidir si se aplica a gran escala”.
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