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El tesoro esculpido en roca que surgió de los escombros en Menorca

Las Canteras de s’Hostal.

Neus Jover

Mallorca —
20 de octubre de 2023 22:51 h

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Ciutadella, municipio ubicado en el noroeste de Menorca, conserva uno de los recintos más emblemáticos y trabajados desde el siglo XVIII: las Canteras s’Hostal o Lithica. Y es que antiguamente los oficios más usuales en el archipiélago balear eran los que rodeaban el mundo del campesinado y el de la construcción. Así, las canteras eran espacios donde un gran porcentaje de isleños trabajaban con el objetivo de extraer aquellos materiales necesarios para la construcción de casas y edificios. Una de las evidencias más claras del uso de la piedra se ve reflejada en los numerosos yacimientos arqueológicos que hay distribuidos por toda la isla, donde queda reflejada la importancia que ha tenido el uso de este material a lo largo de los siglos.

En Menorca, y también en otros puntos de Balears, la piedra más común en las construcciones era el marés. Este elemento ha predominado a partir del siglo XIX en la cultura arquitectónica isleña y, según explica el historiador Miquel Àngel Marquès en el artículo El Trencador i les Pedreres, “después de cierto abandono a causa de la imposición del hormigón como material sustitutivo, hoy vuelve a despertar el interés entre los menorquines y está presente en construcciones, tanto las de nueva planta como las rehabilitadas”. Pero, aun recuperando la tendencia del uso de este material, la mayoría de las canteras de marés de Balears se encuentran inactivas.

Según explica la arquitecta Catalina Salvà en el libro Les pedreres de marès. Identitat oblidada del paisatge de Mallorca, hasta el año 2017 había registradas en las Balears un total de 1400 canteras, 180 de las cuales todavía están activas. Y de estas 180, solo 50 son de extracción de marés. Pero no todas las canteras inactivas han quedado en desuso o están abandonadas, sino que algunas, como las Canteras de s’Hostal (Lithica), han pasado a utilizarse para fines culturales diferentes al de la extracción de piedra. En este sentido, Miquel Àngel Marquès afirma que “por su valor como patrimonio cultural, las canteras se tendrían que conservar, adecuar y difundir para dar a conocer lo que significaron para Menorca, pero también dejar una puerta abierta por si en las nuevas construcciones los arquitectos deciden volver al uso del marés”.

Las Canteras s’Hostal

En el kilómetro uno del Camí Vell de Ciutadella se encuentran las famosas Canteras de s’Hostal. Tienen una extensión aproximada de siete hectáreas. Actualmente, son una de las pocas canteras donde se puede observar la evolución de las técnicas de extracción, puesto que existe una zona donde la extracción fue manual (siglos XIX - XX) y una zona moderna de extracción mecánica (1960 - 1994).

A partir del año 1983 se establece una nueva ley que obliga a los pedreros a ejecutar un plan de restauración de las canteras sin actividad, llenándolas parcialmente y reforestándolas, cosa que muchas empresas que explotaban estas canteras no hicieron. Así, gran parte de estos recintos se vieron cubiertos de toneladas de residuos que de forma ilegal la gente lanzaba, quedando totalmente abandonadas y condenadas al olvido. Finalmente, en 1994 se cerró definitivamente la explotación minera de las Canteras de s’Hostal. 

El “trencador” y su labor 

Tal como explica el historiador Miquel Àngel Marquès, el primer trabajo que se realizaba era el de barrer la bancada, es decir, limpiar la superficie de donde se extraería el marés, quitando la tierra y hierbas para poder allanarla. Una vez limpio, se buscaba una roca que fuera firme y que no presentara grietas.

A partir de aquí, con ayuda de la escoda, herramienta con forma de martillo con cote en ambos lados que sirve para labrar piedras, se abrían dos agujeros paralelos de unos veinte centímetros de hondo y con una distancia entre ellos de 60 centímetros. El trabajo del “trencador” no era fácil, puesto que “tenía que escuchar el marés cuando picaba, porque debido a la densidad de este, que varía de un lugar a otro, los golpes se podían desviar hacia la zona más blanda de la piedra y la grieta se podía torcer”, afirma Marquès. El trabajo manual del “trencador” se mantuvo hasta que el oficio se mecanizó a mediados del siglo XX, coincidiendo con la irrupción del bloque de hormigón. Es por eso que actualmente este trabajo, tan demandado años atrás, ha quedado en desuso.

El trabajo del 'trencador' no era fácil, puesto que tenía que escuchar el marés cuando picaba, ya que los golpes se podían desviar hacia la zona más blanda de la piedra y la grieta se podía torcer

La reactivación del patrimonio cultural

Durante la primavera de 1994, cuando la explotación minera de las Canteras de s’Hostal finalizó, la escultora Laetitia Lara, viendo que las canteras habían quedado sumergidas bajo toneladas de basura, decidió crear una asociación para rescatarlas del olvido. Esta terminó de consolidarse en 2012, pasando a denominarse Fundación Lithica, nombre que perdura hoy en día. Así, hacia finales de año, y en un momento crítico, la fundación alquiló las canteras de s’Hostal e inició un proceso de limpieza y rehabilitación del espacio. Además, es la misma asociación la que se encarga de la gestión cultural de las Canteras y también de las actividades que se realizan allí durante todo el año. Su objetivo es sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de las canteras como restos arquitectónicos culturales.

Lithica, en 1995, inició un programa cultural con la intención de potenciar la recuperación de las canteras. Por un lado, se iniciaron las tareas de limpieza de las canteras y se adecuaron las zonas de jardín y los pasillos que comunican los diferentes aposentos del recinto. Además, también incorporaron carteles, mapas y circuitos para garantizar que los visitantes pudieran disfrutar del paseo de forma ordenada y completa.

Por otro lado, se presentó todo un abanico de actividades culturales con la intención de dar a conocer la relevancia de los espacios abandonados de las canteras menorquinas, así como la importancia del marés y del oficio del “trencador”. Según explica a elDiario.es la responsable de cultura de la fundación Lithica, Anna Bagur, “hoy en día lo más importante es poner en valor lo que son las canteras, darles vitalidad y aportar un nuevo uso al espacio, además de rehabilitarlo y hacerlo accesible a todos los públicos”, por lo tanto, el objetivo final en palabras de la responsable de cultura es “convertir un elemento arcaico, como es una cantera, en un elemento contemporáneo”.

El objetivo que se marcó la fundación en sus inicios se ha ido cumpliendo con el paso de los años, rescatando las Canteras de s’Hostal de los escombros y dotándolos de una nueva vida, llena de actividades culturales que ayudan a difundir el trabajo del “trencador” y el valor del marés. Hoy en día, la fundación ha recuperado una zona de extracción manual de marés, una zona de extracción mecánica, un gran laberinto de piedra, un laberinto vegetal y varios jardines dotados de vegetación mediterránea. “Las Canteras de s’Hostal se han convertido en un espacio de gran riqueza cultural”, afirma Bagur. Y es que este recinto se está convirtiendo en un punto de interés cultural, tanto por los curiosos turistas como por los mismos ciudadanos. Además, forman parte de los puntos de interés que se recomiendan en los diferentes puntos de información que ofrece la ciudad. 

Los laberintos, la esencia de las canteras

Para celebrar el XX aniversario de Lithica se decidió crear un gran Laberinto Mineral y un Laberinto Vegetal, que se han convertido en uno de los puntos más esperados por los visitantes. Ambos fueron diseñados por Laetitia Lara, con la colaboración de las artistas Nuria Román y Basile Ribas, y están inspirados en el Laberinto del Minotauro. Se trata de una experiencia lúdica donde cada uno se pierde por diferentes caminos que reflejan nuestro caminar vital. 

El laberinto vegetal, de esquema circular y con una única vía, se sitúa en el corazón de las canteras antiguas y se comunica de forma visual con el jardín medieval. Una de sus peculiaridades es que está formado por plantas aromáticas que evolucionan al mismo paso de las diferentes estaciones del año. En cambio, el laberinto mineral es de forma cuadrada y contiene múltiples caminos que conducen al centro. Su concepción artística convierte el laberinto en una intervención land-art en la que se devuelven a la cantera las piedras que ella ha ofrecido durante un largo tiempo. 

La actualidad de las Canteras de s’Hostal

Lithica ha apostado por un amplio abanico de actividades culturales, que se pueden disfrutar de forma individual, en núcleos familiares, en grupos escolares o en agrupaciones aleatorias. Entre estas actividades se mantienen desde los inicios los talleres donde encontramos actividades enfocadas en la recuperación de la fauna silvestre, gestionadas por el Centro de Recuperación de fauna silvestre del GOB y, actividades relacionadas con el marés, destinadas a conocer más concretamente la cultura y aplicaciones de este tipo de piedra. A todos estos talleres se puede acceder pagando una cuantía fija.

Además, durante el año se proponen varias visitas guiadas con inscripción previa y también visitas y actividades escolares. Bagur comenta que las actividades con las escuelas han aumentado considerablemente y que con el paso del tiempo, se han ido incorporando demostraciones de oficios antiguos y artesanos. Durante el verano, desde 1997, se incorpora una programación especial con actuaciones musicales y escénicas que llenan las canteras de vida.

Esta nueva era de las Canteras de s’Hostal apunta que perdurará en el tiempo, puesto que con el paso de los años el número de visitantes y de socios de la fundación ha ido creciendo considerablemente. La fundación Lithica ha convertido su programación cultural en un ciclo de acontecimientos de interés para la sociedad menorquina y para los visitantes y, gracias al crecimiento del número de visitantes, se ha conseguido financiación para conservar el recinto. 

En 2017 las Canteras de s’Hostal fueron declaradas Bien de Interés Etnológico por el Consell Insular de Menorca, pasando a formar parte del catálogo del Patrimonio Histórico de Menorca. Además, el proyecto de recuperación de las canteras, impulsado por la asociación Lithica, ha sido reconocido por la Asociación Hispania Nostra como referente en la rehabilitación patrimonial e intervención en el paisaje, y en 2019 recibió el premio Europa Nostra de patrimonio.

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