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Frente a las consignas enarboladas en las últimas semanas por el PP para hacer frente a la masificación turística en Balears, los conservadores caminan en sentido contrario a lo anunciado ante los medios a bombo y platillo. Además de aprobar un decreto de medidas urgentes de simplificación y racionalización administrativa, que, según las entidades ecologistas, provocará graves efectos en la protección de los recursos naturales y del suelo en las islas, la Autoritat Portuaria de Balears –cuyo consejo de administración está conformado en su mayoría por representantes de instituciones gobernadas por los populares– abanderan otro proyecto: el de la ampliación, por unos 250 millones de euros, del puerto de Palma, en la actualidad principal vía de entrada al archipiélago por vía marítima y uno de los referentes internacionales en la recepción de cruceros. Voces contrarias a la iniciativa hablan incluso de un “pelotazo” que beneficiaría, sobre todo, al sector náutico y hotelero: “Quieren un gran Puerto Banús del Mediterráneo”, critican.
En las últimas semanas, una de las controversias en medio del debate en torno a la saturación turística que padece el archipiélago se sitúa en estas instalaciones portuarias. Mientras la APB y el propio partido conservador niegan que se esté proyectando la expansión del puerto, asegurando en todo caso que su propuesta va dirigida al “cambio de usos” de la zona, socialistas, ecosoberanistas y ecologistas temen un nuevo incremento para una infraestructura ya sobredimensionada. Aseguran que la nueva superficie podría alcanzar “un volumen similar al que ocupa el Puig Major”, el punto más elevado de Mallorca.
El quid de todo el proyecto radica, como señalan a elDiario.es fuentes conocedoras del plan, en el traslado de la zona industrial del puerto –puntal a nivel mundial en la reparación y el mantenimiento de embarcaciones– al dique del Oeste, que, por ende, vería incrementada su superficie entre los 90.000 y los 100.000 metros cuadrados mediante el relleno de la zona con áridos y tierra. Las mismas fuentes apuntan que el proyecto incluiría, además, la construcción de un gran dique exterior para el atraque de petroleros, una marina para grandes yates y una zona de ocio, como adelantó La Gaceta Náutica.
Puertos del Estado, contrario a la expansión del puerto
Desde la APB aseguran, sin embargo, que en la actualidad “no hay ningún plan” para el puerto de Palma sino que se trata de “ideas y planteamientos” en los que ahora “se está empezando a trabajar”. El presidente del ente, Javier Sanz, asegura que “no hay nada decidido” y que se están desarrollando análisis y estudios para empezar a trabajar en la nueva iniciativa.
El pasado miércoles, el consejo de administración de la APB aprobaba por unanimidad paralizar el plan de ordenación del puerto aprobado en 2020, durante la pasada legislatura de izquierdas, y dejaba en suspenso hasta el próximo mes de julio, el nuevo proyecto con los votos de los representantes de Puertos del Estado, la abogacía estatal y Delegación del Gobierno, contrarios a la expansión de la infraestructura. Sanz explicó que tanto el sector de la reparación de embarcaciones como las navieras estaban en desacuerdo con la anterior iniciativa al considerar que presentaba problemas de seguridad, retrasos y operatividad y “no se adapta a las necesidades” de estos ámbitos.
Por este motivo, apeló a la necesidad de “empezar a trabajar en un nuevo rumbo” y fijó en un mes el plazo para volver a debatir sobre el nuevo proyecto. Desde los grupos de la oposición quieren que se recabe un consenso social amplio y que el debate no sólo cuente con la participación de las instituciones, sino también de entidades vecinales y ecologistas, entre otras voces.
Esta semana, la Autoritat Portuària de Balears dejaba en suspenso el nuevo proyecto con los votos de los representantes de Puertos del Estado, la abogacía estatal y Delegación del Gobierno, contrarios a la expansión de la infraestructura. Dentro de un mes volverá a reanudarse el debate
“Soy una persona de consenso y diálogo y el objetivo es tener el máximo consenso con todas las partes”, subrayaba Sanz en rueda de prensa posterior a la reunión. El máximo responsable de la APB manifestó que se está valorando cómo será el nuevo proyecto y aseguró que desde la entidad están en contacto y coordinados con el Govern y el Consell de Mallorca, en la actualidad gobernados por el PP con el apoyo de Vox.
Para la Autoritat Portuària, “lo más importante”, en palabras de su presidente, es aumentar el espacio destinado a la interacción entre el puerto y la ciudad así como la oferta de ocio y cultural. El objetivo es reforzar las zonas destinadas a la ciudad, en las que se desarrollarían espacios vinculados a la cultura, la formación, el esparcimiento y el deporte, además de crear una escuela municipal de deportes náuticos. Del mismo modo, el plan incluirá un impulso a la industria de reparación y mantenimiento de embarcaciones en el dique del Oeste y, como subrayó Sanz, “una mayor descongestión de los tráficos regulares de mercancías y pasajeros”.
Por su parte, el director de la APB, Toni Ginard, precisa que en los últimos años se ha producido un cambio en las necesidades del transporte de mercancías en el puerto. “Esto hace que sea insuficiente el espacio previsto en 2020”, señaló esta semana. Esta es, de hecho, una de las cuestiones por las que las navieras estaban en contra del plan anterior. Según el ente, con la nueva iniciativa plantean disminuir el espacio destinado a los cruceros en el muelle de Paraires, que dejaría un espacio abierto para ferris y otros usos.
Las entidades ecologistas: “El proyecto busca turistificar más la ciudad”
Una de las entidades que con mayor dureza ha criticado el nuevo proyecto es la Plataforma contra los Megacruceros, que exige al alcalde de Palma, Jaime Martínez (PP), que rechace la ampliación del puerto “por coherencia” con las propuestas que hace dos semanas anunció en materia turística, como la prohibición de la apertura de nuevos pisos turísticos y la limitación del número de cruceros, la entrada de coches de alquiler y los grupos de visitas turísticas. Según esta plataforma, el proyecto acarreará más emisiones y residuos, lo que a su vez afectará a la calidad del aire y del agua, así como un incremento de la movilidad de vehículos privados en el Paseo Marítimo y en la Vía de Cintura, a lo largo de los cuales se extienden las instalaciones portuarias. “Tenemos la amenaza de un proyecto que busca turistificar más la ciudad y fomentar la masificación y especulación del mar”, advierten.
Frente a tales críticas, el PP, sin embargo, niega que se trate de una ampliación, sino de una “reordenación de espacios”. “La Autoritat Portuària de Balears ha dicho que no hay un proyecto definitivo”, aseveraba esta semana el portavoz del PP en el Parlament balear, Sebastià Sagreras, quien incidía en que lo que se llevará a cabo es “una reorganización y modernización” del puerto. “Hablan de 'reordenación' y 'remodelación', que, en general, quiere decir operar más y mejor”, señalan, por su parte, desde el Grupo de Ornitología Balear (GOB), una de las principales plataformas ecologistas volcadas desde hace varias décadas en la mejora y la conservación de las condiciones medioambientales del archipiélago.
Desde la arena política, el PSIB–PSOE recrimina, en esta misma línea, que se trata de un macroproyecto que aumentará los espacios de ocio, la restauración y el turismo de lujo. Como critica el portavoz socialista en la Cámara autonómica, Iago Negueruela, “el alcalde de Palma y la presidenta balear [Marga Prohens (PP)] dicen una cosa y hacen otra”. “Quieren un gran Puerto Banús del Mediterráneo, con mayores esloras recreativas, más lujo y más turismo”, incide Negueruela, que lamenta que “vuelvan a un modelo en el que el Puerto de Palma será un macrocentro de ocio. Es un proyecto totalmente depredador”. “Este proyecto supondrá un grave daño ecológico y agravará el colapso en el que vivimos”, subrayan también desde Més per Mallorca, que reclama la comparecencia urgente del presidente de la Autoritat Portuària en el Parlament balear.
El puerto de Palma, objeto de múltiples reformas y ampliaciones
El puerto de Palma ha sido objeto, en las últimas décadas, de sucesivos proyectos de reforma y ampliación. Unido de punta a punta a lo largo de los más de cinco kilómetros del Paseo Marítimo de la capital balear, sus instalaciones se encuentran repartidas entre los muelles comerciales, los muelles de Poniente, las dársenas deportivas y el dique del Oeste. Combina carga de mercancías, navegación deportiva (la bahía de Palma es el escenario de la celebración de regatas como la Copa del Rey y el Trofeo SAR Princesa Sofía), llegada y salida de pasajeros, y pesca, lo que ha llevado a las instituciones a optimizar al máximo el uso de las instalaciones y, sobre todo, el espacio.
Si el puerto apenas sufrió cambios hasta finales del XIX y la llegada del XX, el boom turístico de los años cincuenta y sesenta propició la realización de grandes ampliaciones así como la adecuación de sus muelles y dársenas. Se calcula que el puerto de Palma ocupa, en la actualidad, una superficie 47 veces superior a la que ostentaba en la Baja Edad Media. Desde hace años, los ecologistas denuncian la acumulación de grandes moles en zona portuaria, los cruceros, que impiden apreciar la panorámica que durante siglos la ciudad ofreció a comerciantes y navíos.
En 2005, la Autoritat Portuària de Balears proyectó una treintena de obras de mejora y la construcción de nuevas infraestructuras por 108 millones de euros hasta 2008. En total, la propuesta contemplaba contemplaba destinar 1.850 millones de euros durante 50 años para ampliar la zona de muelles comerciales y ampliar otras explanadas. En 2008, el ente autorizó el incremento de superficie por más de mil millones de euros entre capitales públicos y privados. Desde entonces, las remodelaciones e incrementos de superficie robada al mar no han cesado en este emblemático espacio de Palma.