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Una guardia civil expedientada tras denunciar la presencia de amianto en su cuartel: “Estoy sufriendo acoso”

Fotografía que adjunta la asociación Independientes de la Guardia Civil para denunciar que puede haber amianto en el cuartel de Artà.

Tomeu Mesquida

Mallorca —

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Actúa tan lentamente, como un reloj de arena, que nos parece inofensivo. Aun así, es persistente. Se toma su tiempo, y disciplinadamente, acaba hiriendo de muerte. El amianto, material utilizado -sobre todo en la construcción- a raudales durante décadas, es el responsable de “la mitad de las muertes por cáncer de origen laboral”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el cuartel de la Guardia Civil de Artà (Mallorca), la supuesta presencia de este cancerígeno era “vox populi, pero nadie hacía nada”, según una agente que afirma que ha sido expedientada después de denunciar esta situación junto con otro compañero a través de la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC).

La historia no se queda en el amianto: ambos denunciantes aseguran que han sufrido acoso por parte de su superior. Los dos afirman que su trabajo diario en la unidad les supuso “un auténtico infierno” desde el primer día que llegó un nuevo suboficial al cuartel. Según la asociación Independientes de la Guardia Civil, “esta pareja de agentes, hombre y mujer, han sufrido el acoso y confrontación por ejercer su representación asociativa al ser delegados de la misma”. No ven ningún motivo más que justifique su comportamiento hostil: “Desconocemos si es por sexo, matrimonio o por ser delegados. No sabemos el motivo, pero laboral no es. Es claramente personal”.

Todo habría empezado cuando la pareja solicitó una adaptación de su jornada laboral por motivos de conciliación familiar. El jefe de puesto les asignó unos turnos para facilitar dicha conciliación y el nuevo suboficial se los retiró cuando llegó, siempre según la versión de la pareja, causando así consecuencias personales y “repercutiendo en un derecho ya consolidado”. De ahí, afirman, que este superior generó una “enemistad manifiesta hacia ellos” hasta el punto que “se han visto obligados, incluso, a denunciar en el Togado Militar”, el órgano judicial militar que tiene las competencias en estos casos. Este paso adelante llegó después de varias situaciones denunciadas “y el acoso constante”, según la pareja, que acabó pidiéndose una baja psicológica.

Desde la Comandancia de la Guardia Civil de Palma afirman a elDiario.es que en octubre 2020 se realizó la última intervención para eliminar la totalidad del amianto en esa comisaria. Sobre el expediente han declinado hacer declaraciones al tratarse de un proceso interno aún sin resolver.

Jerarquía en la Guardia Civil

En la Guardia Civil rige el conducto reglamentario, un código basado en la jerarquía que sirve para mantener los rangos entre superiores y subordinados. De esta forma, un guardia que quiera hacer o informar de cualquier cosa debe limitarse a su superior inmediato y así, supuestamente, la cosa avanza escalonadamente. Saltarse un escalón de esta cadena puede acarrear una falta.

Según la guardia civil de esta historia, que es delegada de la IGC, este fue el motivo que recibió para ser sancionada. Supuestamente no cumplió el conducto reglamentario al entregar el informe sobre el amianto a riesgos laborales. La asociación de Guardias Civiles a la que pertenece la mujer afirma que su delegada procedió correctamente actuando como representante y no como guardia, ya que los representantes “según la normativa tienen potestad para poner en conocimiento tanto de los diferentes escalones de mando como de las administraciones e instituciones cualquier anomalía o incidencia que detecten”. 

Una falta grave no supone el fin de la carrera para un guardia civil, pero si la cosa sigue y van sumando faltas, puede elevarse el tipo de falta. Si su calificación anual es muy mala, porque se les pone una nota cada año y tienen una falta muy grave, pueden perder su puesto. Este era el miedo principal de estos agentes al ver que su superior no tenía intención de parar, según afirma la pareja.

La letalidad del amianto

La asociación IGC critica que el asunto del amianto “quede sin analizar” y que “siga siendo un riesgo laboral evidente para todos los trabajadores”. Situaciones y hechos que consideran “problemas a resolver en beneficio del colectivo y que en ocasiones pueden llegar a suponer un grave perjuicio para la salud de los agentes”. La presencia del amianto en el cuartel de Artà deberá ser confirmada ahora tras su análisis. La IGC asegura a elDiario.es que los expertos que ha consultado la asociación opinan que lo más probable es que sea amianto.

En todo el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto, o amianto en su lugar de trabajo, según la OMS. Asbesto o amianto es el nombre que engloba diferentes minerales fibrosos y son peligrosos por ese adjetivo. Las fibras pequeñas se clavan en los pulmones causando inflamaciones y cicatrizaciones que causan problemas graves de salud, sobre todo si se ha tenido una exposición larga. El cáncer de pulmón y el mesotelioma (cáncer en las membranas que recubren y protegen varios órganos vitales) son dos escenarios frecuentes de exposiciones largas. Generalmente, el riesgo se produce cuando se manipula y su incidencia mortífera ha disminuido en los últimos años.

La asociación IGC ha decidido hacer pública esta situación, alegando que “parece ser que los cauces internos del Cuerpo, aun en estos tiempos, no son capaces de ofrecer una solución efectiva a tal situación de conflictividad”. Los agentes, por su parte, denunciaron para “evitar que esto le pueda pasar a alguien más”, siendo esto “jugar con la salud de todos los guardias”.

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