Lluís Apesteguia (Deià, 1985) tiene las ideas claras. Coordinador de MÉS per Mallorca y candidato a la presidencia del Govern balear, concurre a las próximas elecciones autonómicas con vistas a que en las islas vuelva a producirse un pacto “netamente progresista” (actualmente gobierna la socialista Francina Armengol con el apoyo de MÉS per Mallorca y Unidas Podemos).
Pese a reconocer que durante estos últimos ocho años de pactos de izquierdas hay aspectos que no han “conseguido al cien por cien”, se muestra convencido de que hay que ir “mucho más allá” de lo hecho. Destaca, principalmente, los avances cosechados en materia turística: “Veníamos de una época en la que en Balears había un crecimiento ilimitado y desbocado”, subraya respecto a las medidas impulsadas en aras a combatir la masificación turística en pro de la sostenibilidad y, con ello, del bienestar del conjunto de la sociedad balear.
Se muestra severamente crítico, eso sí, con la “falta de implicación” del Gobierno central en la voluntad de diversificación económica de Balears y alude, incluso, a un “boicot” del Ejecutivo estatal a las políticas de decrecimiento impulsadas en las islas. “Aunque hacen falta mejoras, estoy muy satisfecho con lo que se ha hecho y, con el peso que teníamos cada uno en el pacto, creo que hemos sabido sacarle jugo a estas legislaturas”, subraya.
Varias de las encuestas publicadas hasta el momento sitúan a MÉS como la cuarta fuerza más votada, por delante de Podemos. ¿A qué cree que se debe este 'sorpasso'?
Puedo explicar el trabajo que nosotros hacemos, pero difícilmente analizar el trabajo que hacen otros. Sí que creo, independientemente de la campaña electoral, que hay una reflexión que hacer y que es importante transmitir al electorado: que la prioridad es dar solución a los problemas que tienen las personas y que el ruido interno, cuando no responde precisamente a debates ideológicos o sobre las estrategias, sino a otras cuestiones, no ayuda a que la gente esté animada a la hora de acudir a las urnas. Y yo creo que eso debería ser una reflexión que hiciéramos todos los partidos. En este momento, el espacio situado a la izquierda del PSOE español debería, a mi parecer, reflexionar en ese sentido. Y a nivel de MÉS, lo que nos proporciona esas perspectivas de crecimiento que nos dan las encuestas es, sobre todo, el trabajo de calle, de ir a los pueblos, a los barrios, de hablar mucho con la gente, de hacer propuestas que solucionen los problemas de la ciudadanía. Creo que la gente nos ve como un producto de proximidad, de 'kilómetro cero', y esa es una de nuestras características diferenciales.
Creo que la gente nos ve como un producto de proximidad, de 'kilómetro cero', y esa es una de nuestras características diferenciales
¿Cree que la izquierda está debilitada en Balears?
Yo creo que la izquierda está debilitada en toda Europa. Es decir, vivimos un momento de debilidad de la izquierda y no sólo por que el fantasma de la extrema derecha esté recorriendo Europa, sino porque hubo un momento en que la socialdemocracia renunció a regular la economía y perdió mucho campo de trabajo. Y ese es el reto de la izquierda, de la izquierda global. Hay que volver a interpelar al trabajador y explicarle cómo es su prioridad y qué respuestas tiene a los problemas y a las incertidumbres vitales que tenemos la mayoría social. Estoy convencido de que la izquierda defiende a la inmensa mayoría social y por lo tanto puede dar una respuesta estratégica, explicar que tiene un plan en pro de un modelo de sociedad que rompa la incertidumbre, la terrible incertidumbre que viven ya varias generaciones en Europa. En el caso concreto de Balears, creo que la izquierda política institucional está fuerte y yo creo que podemos mantener el gobierno del pacte en un momento de retroceso de los gobiernos de izquierda en el conjunto del Estado español. Creo que somos de los que estamos más fuertes, aunque eso no quita que la amenaza exista. Por eso tenemos que hacer esas reflexiones a pie de calle.
Una de sus principales medidas de cara a las elecciones pasa por incrementar el impuesto de turismo sostenible en aras a financiar el decrecimiento. ¿De qué forma permitiría ese aumento hacer frente a una oferta sobredimensionada?
Nosotros proponemos un aumento del impuesto turístico del 60%, dependiendo de la categoría. No es homogéneo, supondría una subida desde unos 60 céntimos a 2,4 euros. No es un incremento que para el turista vaya a ser inasumible y que nos permitiría recaudar unos 80 millones de euros más y alcanzar los 240 millones. Y con eso nosotros proponemos dos grandes políticas. Por una parte, que el Govern sea un agente de crecimiento activo y dedicar más o menos la mitad del 50% de la recaudación a adquirir plazas obsoletas, las dé de baja y las elimine. Y luego, con el edificio donde se sitúa el establecimiento turístico, el ayuntamiento correspondiente, competente en el planeamiento urbanístico, decida qué hacer, si dedicarlo a vivienda social, a oficinas o a abrir un espacio público, porque muchas de esas plazas obsoletas se encuentran en zonas turísticas saturadas y, por lo tanto, a veces conviene esponjar. Nosotros proponemos decrecer unas 1.200 plazas anuales desde la acción directa del Govern.
¿Y a qué se destinaría el 50% restante?
Lo dedicaríamos a la diversificación económica en dos sentidos. Por una parte, a las pasarelas laborales de los trabajadores que ahora mismo están desarrollando su actividad profesional en el ámbito turístico, acompañarles para que puedan dedicarse a esos nuevos sectores económicos. Y por otro lado, ofrecer una ayuda directa a que se desarrollen esos sectores económicos, como la reindustrialización o las industrias del conocimiento. Una apuesta muy importante nuestra es el desarrollo de las industrias ligadas a la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i). También las industrias culturales. Es decir, hay todo un nicho de trabajo en el que incidir. Y una de las cosas que, precisamente, nos ha demostrado la pandemia es cuán débil es nuestro modelo económico. Por muchas razones, pero básicamente por una muy importante: el monocultivo económico que tenemos en estas islas ligado al turismo. Hay que ir motivando otros sectores económicos.
Nosotros, con 120 millones de euros aproximadamente al año, la mitad de la recaudación del impuesto turístico, conseguiríamos una inversión de 500 millones de euros en una legislatura, lo que supondría el mayor impulso a la diversificación económica que vivirían estas islas. Desde que se habla de diversificación económica es como si fuese un mantra, pero tenemos que fijarla como una prioridad para fortalecer nuestro modelo económico y también para conseguir mejoras laborales. Al final, la diversificación o el nuevo modelo económico tenemos que centrarlo en el trabajador, es decir, tenemos que seguir mejorando las condiciones laborales en el ámbito turístico, pero también tenemos que conseguir desarrollar sectores económicos con mejores condiciones laborales. Aunque ha habido mejoras sustanciales, la industria turística tiene problemas ligados como la temporalidad, un problema que lastra nuestra economía y las condiciones de los trabajadores.
¿Cree que es factible en Balears mantener el nivel de empleo y de generación de riqueza con un menor número de visitantes?
Sí. Nosotros tenemos un problema que es la insularidad a la hora de desarrollar otros sectores económicos, pero que sea un problema no quiere decir que sea un impedimento: hay que darle las respuestas adecuadas. Estos días hablábamos de la segunda fábrica de Playmobil del mundo. Se encuentra en Malta. En una isla. Y, evidentemente, no consumen todos los play móviles que fabrica. Por lo tanto, es posible. Ha habido intencionadamente una voluntad de hacernos creer que no podemos hacer nada que no sea turismo, que no valemos para nada más. Y nosotros somos los que nos rebelamos a esta idea.
¿Intencionadamente?
Hay historiadores económicos que lo explican mejor que yo, pero hubo una intención que ya viene del franquismo, de dedicar las Illes Balears y buena parte de la costa mediterránea al sector servicios, al turismo y a la llegada de divisas. A nosotros nos deshicieron la industria que teníamos. Es verdad que es un comportamiento que han vivido muchos otros territorios, pero de que ha habido una intención de que nosotros tengamos un monocultivo turístico por parte del Gobierno y las élites económicas no hay ningún tipo de duda. Es evidente que no vamos a dejar de tener turismo, eso es algo que no se puede plantear ni a corto ni a medio plazo, pero sí que tenemos que bajar el peso que tiene dentro de nuestra economía, desarrollando en paralelo otros sectores económicos. La gente tiene que trabajar.
Una de las principales críticas que ha recibido el Govern del pacte tras ocho años gobernando es no haber sido capaz de cambiar el modelo económico...
Yo mismo soy crítico en este sentido y sé que mis críticas muchas veces ponen muy nerviosos al Partido Socialista y a según qué compañeros míos de partido. Pero precisamente ser fiel a mis principios es una de una de mis prioridades. Y una de las prioridades de MÉS es que en este país siga habiendo una mayoría política progresista y que la alternativa, la derecha y la extrema derecha, no consiga hacerse con las instituciones. Y eso se consigue precisamente con dosis de autocrítica y diciendo que no todo lo hemos hecho bien. Ha habido cosas que no hemos conseguido al cien por cien y que tenemos que seguir trabajando porque queremos ir mucho más allá. Pero no podemos negar, al analizar la política turística de estos años, que veníamos de una época, en 2015, en la que en Balears había un crecimiento ilimitado y desbocado.
Yo mismo soy crítico en este sentido y sé que mis críticas muchas veces ponen muy nerviosos al Partido Socialista y a según qué compañeros míos de partido. Pero precisamente ser fiel a mis principios es una de una de mis prioridades
Ahora mismo, desde el punto de vista de la legislación turística, tenemos un techo de plazas y una moratoria turística que impide el crecimiento. Hace tres días eliminamos 17.000 plazas que estaban en la bolsa de alojamientos turísticos para que no se pueda seguir creciendo. Y hemos aprobado el impuesto turístico. Ahora tenemos que seguir avanzando, ser más audaces, valientes y contundentes. Y también denunciar desde las instituciones no sólo la falta de implicación del Gobierno estatal en la voluntad de diversificación económica de Balears, sino también el boicot activo del Gobierno a estas políticas. Eso se tiene que decir y mis actuales socios del Govern tienen que aceptar la contradicción de su partido desde Madrid.
¿A qué se refiere con ese boicot?
Me refiero que si nosotros estamos eliminando plazas con medidas de decrecimiento porque queremos impulsar otros sectores económicos y AENA lo que plantea es incrementar el número de vuelos, evidentemente no estamos trabajando en el mismo sentido.
El Govern nombró el pasado mes de diciembre a la hasta entonces presidenta de la Asociación Hotelera de la Playa de Palma (AHPP), Isabel Vidal, como nueva directora general de Turismo, a pesar de que durante su cargo anterior se había posicionado en contra de algunas medidas como la apuesta por el decrecimiento o en relación al Impuesto de Turismo Sostenible. ¿Cree que determinadas decisiones denotan cierto entreguismo del Govern a los hoteleros?
La Conselleria de Turismo la lleva a otro partido y los nombramientos y los gestos recaen sobre la responsabilidad de ese partido. A mí me importan las políticas que se vayan desarrollando, es decir, si el Partido Socialista, que es el titular ahora mismo de esa Conselleria, hace un viaje hacia el centro y coquetea con los hoteleros, pues mi respuesta es que sí lo hace. Pero no lo juzgo, porque es otro partido político con su propia estrategia política. Y hay que resaltar que ha habido avances muy importantes en estas dos últimas legislaturas en materia turística, con decisiones políticas que hace ocho años habría sido imposible plantearnos. Aunque hacen falta mejoras, estoy muy satisfecho con lo que se ha hecho y, con el peso que teníamos cada uno en el pacto, creo que hemos sabido sacarle jugo a estas legislaturas.
Como alcalde de Deià ha impulsado una iniciativa pionera en Mallorca: la aplicación de un recargo del 50% en el pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) a las viviendas que se encuentren vacías con carácter permanente. ¿Plantearía promover esta medida a nivel balear?
Yo creo que tiene que haber estímulos fiscales para que las casas vacías salgan al mercado. Si lo he aplicado como alcalde, en el ámbito autonómico sigo siendo la misma persona y sigo pensando lo mismo. Es verdad que este recargo existe en el ámbito municipal y que los ayuntamientos lo explotamos poco. Y desde la derecha se ha intentado hacer creer que los ayuntamientos no hacen política. Los ayuntamientos pueden ser, si quieren, motores del cambio. En este sentido creo que hay mucho trabajo que hacer entre todas las administraciones y la vivienda tiene que ser una de las prioridades de todas ellas.
¿Cómo aplicaría Més per Mallorca la ley de vivienda estatal en la próxima legislatura?
Nosotros ya apostamos, y de hecho ya se está trabajando en el seno del Gobierno, por la declaración de toda Balears como territorio tensionado. De hecho, si analizamos los requisitos para ello, el cien por cien de los municipios de Mallorca los cumplen todos, como el hecho de que el esfuerzo financiero dedicado a la vivienda supere el 30% de la renta media. Con todo, lo que denunciamos es que esta ley no es la que se nos prometió a la ciudadanía. A la ciudadanía se nos prometió una regulación de los precios del alquiler, pero esta normativa es una regulación del aumento de los precios del alquiler, lo que puede ir bien en otros territorios -y, evidentemente, si solucionan los problemas en algún territorio siempre estaremos contentos y satisfechos con eso-. Pero no soluciona para nada el problema que tenemos en Balears. Por lo tanto, desde este punto de vista, nosotros seguiremos denunciándolo.
La ley de vivienda estatal no es la que se nos prometió a la ciudadanía: se nos prometió una regulación de los precios del alquiler, pero esta normativa es una regulación del aumento de los precios. No soluciona para nada el problema que tenemos en Balears
El cambio de la Ley de Arrendamientos Urbanos que se promovió desde el Parlament balear debe permitir que las comunidades autónomas puedan regular el alquiler en cada uno de sus de sus territorios. ¿Por qué? Porque la dificultad de acceso a la vivienda no es la misma en Mallorca que la que pueda ser en Teruel. Y los dos tenemos un problema en cuanto a acceso a la vivienda, pero diametralmente opuesto. Por lo tanto, cada uno tiene que dar una respuesta acorde a sus necesidades. Esa propuesta fue tumbada por PSOE, por PP y por VOX. Ellos tendrán que explicar por qué. Nosotros creemos que se tienen que regular los precios del alquiler según los ingresos que tengan las unidades familiares. No puede ser que, como ocurre ahora en Mallorca, se destine entre el 50 y el 60% de los ingresos medios de las familias al alquiler. Es una completa barbaridad y esta ley no nos da ningún tipo de solución.
¿Peleará por que las instituciones europeas permitan a Balears limitar la compraventa de viviendas a los no residentes?
Ya lo permiten. Es decir, ellos han dicho cómo hay que hacerlo. Tanto el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ya había dictado sentencias en este sentido, como la Comisión Europea. Yo fui el pasado mes de octubre a Bruselas y me entrevisté con la Comisión Europea, y ya nos dijo lo mismo: que esa medida se puede aplicar si se justifica que hay una problemática social lo suficientemente grave y las medidas que se toman son proporcionales y persiguen dar solución al problema que se plantea. También han explicado cómo debe ser el encaje que se le podría dar dentro de los principios fundamentales de la Unión Europea como el de la libre circulación de personas y capitales. Y ver que ya nos han dado esta respuesta de cómo tienes que hacerlo. Porque se habla de la libre circulación de personas y capitales, pero claro, mientras tengas dinero, porque si eres ciudadano medio, vete tú a vivir a Eivissa. No todos somos iguales.
Y precisamente lo que nosotros queremos es que cualquier persona, independientemente de dónde haya nacido, pueda venir a vivir a Balears y desarrollar aquí su proyecto de vida. Pero hoy por hoy la libre circulación es una falacia y ese ciudadano no puede decidir porque el mercado no lo está permitiendo. Es verdad que es una medida que se debe analizar bien y no tomarse a la ligera porque es compleja, pero queremos que la gente que quiera venir a vivir y desarrollar su proyecto pueda hacerlo, no la que quiera venir a especular.
Volviendo a la cita electoral, ¿qué opina de la fragmentación de la izquierda en otras comunidades? ¿Cree que hace falta cultura del pacto en el resto del Estado?
Aquí nosotros estamos muy acostumbrados, llevamos muchos años con gobiernos de izquierdas y de derechas, con pactos plurales entre diferentes formaciones políticas. Pero en el conjunto de España sí que hace falta esa cultura del pacto. Estamos viviendo el primer gobierno estatal de facto en que hay diversas formaciones, con lo cual tiene que llegar a acuerdos constantes en las dos cámaras legislativas. Y yo creo que eso es bueno, que refleja una sociedad que es muy plural, que no todo es blanco o negro y que hay muchos matices a la hora de tomar decisiones.
Mientras tanto, tenemos otro reto encima de la mesa: ¿qué hacemos con el neofalangismo en este país, en el que seguimos considerándolo un agente político más? Tenemos que proteger nuestras democracias, nuestro autogobierno, nuestras lenguas, nuestro modelo de convivencia cívico y social por encima de cualquier cosa. Deberíamos conseguir decir que una cosa es el debate ideológico y las diferencias ideológicas estratégicas, por profundas que sean, y la otra es cuestionar la esencia misma de la democracia, porque no puedes neutralizarlo todo sin negar que esto existe y que es un problema que debemos afrontar. Me preocupa que haya muchos agentes políticos que le den carta de naturalidad, aunque sea para confrontar con ellos. Porque yo confronto con el PP, confronto con Ciudadanos, confronto con el PSOE, confronto con Podemos. Pero no con quien cuestiona la democracia.
Aquí nosotros estamos muy acostumbrados, llevamos muchos años con gobiernos de izquierdas y de derechas, con pactos plurales entre diferentes formaciones políticas. Pero en el conjunto de España sí que hace falta esa cultura del pacto
La encuesta elaborada por Simple Lógica para elDiario.es Balears revela que la fuerza que más vería incrementado su porcentaje de sufragios en Balears de cara a los próximos comicios sería Vox, que se situaría en tercer lugar con un 12,4% de los votos y vería con ello duplicados sus escaños actuales. ¿A qué cree que responde esta subida?
Por un lado, hay una parte de la ciudadanía que hace muchos años que venía dando su voto a Alianza Popular, después al PP y ahora se ha emancipado y tiene una candidatura que es VOX. Por otro lado, creo que se está produciendo una canalización del descontento, la frustración y la rabia dentro de Vox y que, por tanto, no es un voto tan ideológico, sino que un voto de enfado contra el sistema. Hay que luchar para que ese voto vuelva a las opciones democráticas y que seamos capaces de dar respuesta a esa frustración.
¿Cree que existe un lawfare contra la izquierda a tenor de casos como los de Neus Truyol o Ruth Mateu?
Sí, y no sólo contra nosotros, sino también contra otros partidos y movimientos sociales y sindicales. Cuando uno cuestiona ciertas cosas, le dan un toque de atención usando la ley y los tribunales. Hay gente que usa la Justicia para marcar los límites de la transformación social y decir: “Hasta aquí podéis ir, si vais más allá tendréis problemas”. Hay una parte de la justicia que participa de esa visión, y hay otra parte que desarrolla de forma muy decente su trabajo. Por otra parte, sigue habiendo leyes en este país que persiguen la disidencia política: no puedo olvidar que en este país tenemos un exiliado por hacer rap.
¿Cree que el Pacte debería buscar también el apoyo parlamentario de El Pi, que puede ser decisivo para decantar la balanza a favor de la izquierda o la derecha?
Mi aspiración es que pueda haber un pacto netamente progresista. Y, obviamente, me presento a las elecciones para que la suma de las opciones soberanistas de cada una de las islas seamos capaces de liderar esa mayoría progresista. Nosotros tenemos capacidad de hablar, entendernos y llegar a acuerdos con cualquier formación que sea democrática y que respete nuestro autogobierno, nuestra lengua y el modelo de convivencia cívico y social. Con esos pilares sobre la mesa yo puedo hablar con cualquiera. Pero a mí lo que me preocupa no es eso. A mí me preocupa que El Pi haya abierto las puertas a formar gobierno con el apoyo de Vox. Eso me preocupa muchísimo. Y me preocupa también que Marga Prohens [candidata del PP a la presidencia del Govern] no diga abierta y contundentemente: “Yo no pactaré ni por activa ni por pasiva con Vox”. Lo de El Pi y lo del PP me parece escandaloso desde el punto de vista democrático, pero creo que todos tenemos que estar a la altura de las circunstancias que nos vienen encima.
En MÉS tenemos la capacidad de llegar a acuerdos con cualquier formación que sea democrática (en referencia a El Pi). Pero no me preocupa eso, me preocupa que El Pi haya abierto las puertas a formar gobierno (del PP) con el apoyo de Vox
¿Exigirían estar dentro del Govern de nuevo para dar apoyo a un futuro gobierno socialista?
Depende. Tampoco sé si el Partido Socialista formaría parte de un gobierno presidido por Més. Me cuesta asumir el hecho de presentarme a una sesión de investidura. La responsabilidad de obtener la confianza de la mayoría del Parlament es mía. Por lo tanto, en un momento de pluralidad y de no existir una mayoría absoluta, mi responsabilidad sería que todos los potenciales socios se encontraran suficientemente representados en el conjunto de políticas que se propongan desarrollar. Por lo tanto, me imagino que, si no soy yo, cualquiera que se someta a la misma responsabilidad intentará lo mismo para nosotros.
Nosotros nos presentamos con el ánimo de formar parte de los ejecutivos, porque estando en los gobiernos es como se transforman las realidades concretas de la gente. Pero después de ocho años de gobiernos consecutivos de pactos de izquierdas, no nos basta ser la alternativa al PP. Hay que hacer más y dar soluciones en materia de vivienda, protección del territorio, transformación del modelo económico, promoción de la lengua catalana, aumento de nuestro nivel competencial y, sobre todo, en la mejora de la financiación autonómica. Porque, de lo contrario, será imposible mantener los servicios sociales, la educación o la sanidad. Por lo tanto, si no se nos permite estar en el gobierno, abriremos otros escenarios. Al final, la participación en un gobierno es el objetivo de unas elecciones, pero nunca hay que olvidar que la principal finalidad de un partido político es transformar la sociedad. Uno tiene que estar donde más útil en ese sentido, y espero que sea en el Govern.
¿Cree que fuera de Balears se conocen las iniciativas pioneras que se han aprobado durante estas dos legislaturas -desde las leyes de residuos y cambio climático a las iniciativas para la protección del medio ambiente, como la posidonia- o que los medios de comunicación sólo se fijan en las islas para hablar del “sol y playa”?
No han calado fuera. Y eso tiene relación con aquello que explicaba de cómo se nos destinó al monocultivo turístico. Yo creo que los medios de comunicación estatales, con notables excepciones, pero sobre todos los mass media padecen un centralismo de visión cada vez más escandaloso sobre todo lo que es Madrid. Cuando me refiero a Madrid no me refiero a la gente de Madrid, que también. Me refiero a la Villa y Corte. Más allá de ahí salen algunos territorios que tienen un peso político VIP. Las Illes Balears sólo salimos en verano para dar cifras turísticas. Todo lo que no sea eso no importa lo más mínimo a los mass media españoles. Por lo tanto, es muy difícil que trascienda que hemos aprobado medidas que se situaban en la vanguardia no sólo en el Estado, sino también a nivel europeo y que para mí son orgullo y creadoras de identidad.
¿A qué identidad se refiere?
A la identidad que aspiro construir. No la ligada a una bandera o a una pulserita con unos colores, sino a sentirse orgulloso de formar parte de un país que, por ejemplo, en su momento fue el primero que aprobó una ley para la unión de personas del mismo sexo. Fuimos los primeros en aprobar una renta básica, la primera Comunidad Autónoma en la que cualquier persona tiene garantizados unos ingresos mínimos por la simple condición de ser persona. Y todo ello extendido a la ley del cambio climático, la de residuos o la de fosas para localizar a los desaparecidos durante la guerra civil y el franquismo. Para mí eso crea una identidad que vale la pena defender y de la que te provoca ilusión formar parte. Sobre las banderas... evidentemente, yo también me emociono con mis identidades nacionales. Cada uno tiene la suya y son muy complejas, pero la guerra de las banderas para ellos.
¿Qué opina sobre la actual normativa que afecta a los médicos y enfermeros en Baleares, quienes pueden estar exentos del nivel de titulación requerido en catalán si hay falta de personal?
Nosotros hemos aprobado esa norma: creemos que la que cualquier trabajador público tiene que conocer las dos lenguas oficiales y poder garantizar los derechos lingüísticos de los ciudadanos. Y el proceso de estabilización supuso una de las crisis del actual gobierno, cuando el PSIB intentó aplicar esa exoneración del conocimiento de la lengua catalana a todos los profesionales sanitarios. Nosotros dijimos que de ninguna manera. Ganamos de alguna manera ese pulso y dijimos que eso no se podía aplicar de forma generalizada. Vayamos especialidad por especialidad, a ver en cuántas verdaderamente hay déficit de profesionales y, a partir de ahí, plantear qué medidas excepcionales impulsamos. Pues nos encontramos que eran menos del 10%. Y no es que tengamos un problema específico en Balears para encontrar profesionales sanitarios, sino que es algo que ocurre en el conjunto del Estado español y en el conjunto de Europa.
Debe haber medidas excepcionales, pero la forma de aplicación para mí no es la mejor y de hecho ya hemos dicho que en la próxima legislatura promoveremos una reforma de la ley en este sentido. Que un médico venga y se le dé un plazo para que pueda acreditar el nivel de catalán que corresponda a su plaza. Insisto, para garantizar los derechos de la ciudadanía. Con la experiencia que hemos tenido, si se ha cubierto el 90% de las plazas con el requisito del catalán en la sanidad y en el 10% restante hay prevista una vía para que puedan el acreditar el nivel de catalán correspondiente, no entiendo cuál es el problema para el PP. Que los médicos, los enfermeros y los celadores de Balears garanticen que cualquier ciudadano pueda usar cualquiera de las dos lenguas oficiales, ¿eso les molesta? Que la gente sea de aquí, ¿eso les molesta?
¿Cree que la lengua catalana estaría en peligro con un gobierno de derechas?
Lo tendría más difícil. Las lenguas, como todo, funcionan dentro de ecosistemas muy complejos. En Balears, en los últimos 40 ó 50 años hemos duplicado la población de personas que venían de otros territorios y, por lo tanto, no tenían el catalán como lengua propia, lo que ha motivado que los niveles de uso social del catalán hayan descendido de una forma muy rápida. Tenemos una sociedad más plural, más rica, y eso es bueno, pero también hay que asegurar la continuidad y la supervivencia de la lengua catalana, porque, además, la otra lengua que ahora convive en unos usos muy similares tiene una potencia demográfica detrás mucho mayor que la que tiene la lengua catalana. Por lo tanto, el catalán necesita del estímulo y de la protección de las administraciones públicas y también de un gran pacto social para asegurar su uso en la calle. Porque no sólo es importante el uso institucional. Las lenguas forman parte de un patrimonio y el catalán no sólo es un patrimonio de los catalanohablantes.
El catalán es un patrimonio de todos, de todas las personas que vivimos en Mallorca y eso ha quedado demostrado
El catalán es un patrimonio de todos, de todas las personas que vivimos en Mallorca y eso ha quedado demostrado. Cuando Bauzá, en su momento, intentó implementar el Decreto para el Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL) con calzador y pidió hasta en tres ocasiones a los padres en qué lengua quería que se educara a sus hijos, el 90% contestó en catalán, y no había un 90% de padres que fueran catalanohablantes. Era porque había un 90% de la población que decía que, independientemente de su lengua, quería que sus hijos conocieran la lengua propia de esta tierra y que eso forme parte de su identidad y de su aportación a la sociedad. El catalán no es un problema social, ni mucho menos. Al contrario, es una riqueza y así es vivido por una gran parte de la población. No queremos que le pase como al irlandés, que termine por no usarse. No lo queremos porque moriría una lengua y, con ella, una parte de lo que somos los mallorquines y una parte de la cultura universal.