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Pau Rigo disparó a su víctima a una distancia no superior a dos metros, según los expertos de la Guardia Civil

El acusado Pau Rigo (c) a su llegada al juicio, en la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, a 7 de noviembre de 2024, en Palma.

Europa Press

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Pau Rigo, el anciano que mató a uno de los ladrones que entraron a robar a su casa de Porreres (Mallorca) en febrero de 2018, disparó a su víctima con una escopeta de su propiedad a una distancia no superior de dos metros.

Así lo ha trasladado este miércoles en el juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma uno de los agentes de la Guardia Civil, especialista de criminalística, que realizó un informe químico sobre las muestras recogidas en la escena del crimen, como la ropa que llevaban tanto el anciano como el fallecido.

De estos análisis, ha explicado el agente, se desprende que la distancia entre la boca del cañón de la escopeta que esgrimía Rigo y el abdomen del asaltante que recibió el disparo había entre un metro y medio y dos metros. La escopeta empleada, a su vez, medía 1,13 metros de distancia.

En concreto, los agentes analizaron el orificio provocado por el proyectil en la ropa del fallecido y determinaron que, por su forma, el disparo se tenía que haber producido a corta distancia. Además, ha añadido, se encontraron restos de residuos de disparo tanto en el borde del citado agujero como en otras partes del chaleco que llevaba encima del resto de prendas.

“Estos residuos de disparo son partículas que se producen en el interior de la recámara de un arma de fuego y no se conoce ningún proceso humano ni industrial que produzca estas características”, ha dicho el perito, quien ha añadido que, sumado a los restos de plomo, son “indicios suficientes para pensar que fue un disparo por arma de fuego” y que éste se produjo a la citada distancia.

Por su parte, uno de los agentes del Instituto Armado que realizó los informes de balística ha certificado que la vaina del cartucho que fue hallada en la vivienda que habitaban Rigo y su exmujer fue disparada por una de las escopetas para las que el hoy octogenario tenía licencia, concretamente una de dos cañones superpuestos.

También han declarado ante el tribunal del jurado los dos guardias civiles que realizaron los análisis de ADN de las pruebas recogidas en el lugar de los hechos. Entre otros lugares, encontraron perfil genético del anciano --entonces de 78 años-- en el pijama que llevaba, en dos escopetas y en la pata de cabra con la que los asaltantes entraron al domicilio.

De estos, ha detallado uno de los peritos, fueron restos de sangre los hallados en el pijama, en el suelo y en un mueble cercano al lugar del disparo. No así el hallado en la pata de cabra, de la que se recogieron restos orgánicos de Rigo.

A preguntas del letrado que defiende al asaltante que conservó la vida --hermano gemelo del fallecido--, el agente ha manifestado que no es posible determinar cómo llegó el perfil genético del anciano a la herramienta metálica. Sí ha dicho que es ampliamente más probable que fuera por contacto directo que de forma indirecta.

Está previsto que el juicio contra Rigo y los tres acusados de planificar y perpetrar el robo en su domicilio el 24 de febrero de 2018 finalice este jueves y viernes con la declaración de los forenses y las conclusiones y los informes finales de las partes, respectivamente.

Mientras la Fiscalía y la acusación particular piden cuatro y diez años de prisión, respectivamente, para Rigo por un delito de homicidio, su defensa solicita que se absuelto. En cuanto a los ladrones, los planificadores, dos vecinos de Campos que han admitido su participación en los hechos, podrían ver rebajada su petición de pena a tres años, mientras que el asaltante se enfrenta a seis años de privación de libertad.

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