La activista iraní encarcelada Narges Mohammadi ha sido galardonada este viernes con el Nobel de la Paz 2023, según ha anunciado el Comité Noruego del Nobel, que reconoce “su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y por promover los derechos humanos y la libertad para todos”. Sucede así al ucraniano Centro por las Libertades Civiles, el bielorruso Alex Bialiatski y la organización rusa Memorial, que se hicieron con el premio hace un año.
Mohammadi, cuyo nombre sonaba con fuerza en las quinielas previas de expertos y casas de apuestas, es una destacada activista de derechos humanos que ha hecho campaña por los derechos de la mujer y la abolición de la pena de muerte. En estos momentos, cumple una larga condena en prisión –su encarcelamiento ha sido denunciado internacionalmente–. “Su valiente lucha ha tenido un tremendo coste personal. En total, el régimen la ha detenido 13 veces, la ha condenado cinco veces y la ha sentenciado a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos”, ha dicho este viernes Berit Reiss-Andersen, la presidenta del Comité Noruego del Nobel.
Reiss-Andersen ha comenzado su anuncio con las palabras “zan - zendegi - azadi, mujer - vida - libertad”, lema de las protestas que estallaron hace un año tras la muerte de la joven kurda Mahsa Amini bajo custodia policial y que fueron duramente reprimidas: cientos de personas murieron y miles fueron detenidas.
El comité considera que el célebre eslogan “expresa adecuadamente la dedicación y el trabajo” de Narges Mohammadi. “Mujer: ella lucha por las mujeres contra la discriminación y la opresión sistemáticas. Vida: apoya la lucha de las mujeres por el derecho a vivir una vida plena y digna. Esta lucha en todo Irán se ha saldado con persecución, encarcelamiento, tortura e incluso muerte. La libertad: ella lucha por la libertad de expresión y el derecho a la independencia, y contra las normas que obligan a las mujeres a permanecer ocultas y a cubrirse el cuerpo. Las reivindicaciones de libertad expresadas por los manifestantes no solo se aplican a las mujeres, sino a toda la población”.
Según explica el comité en su comunicado, la activista ya despuntó como defensora de la igualdad y los derechos de la mujer en la década de los 90, cuando era una joven estudiante de Física. Después trabajó como ingeniera y columnista en varios periódicos y en 2003 empezó a colaborar con el Centro de Defensores de los Derechos Humanos de Teherán. En 2011, fue detenida por primera vez y condenada a varios años de prisión “por sus esfuerzos para ayudar a los activistas encarcelados y a sus familias”. Dos años después, tras quedar en libertad bajo fianza, se implicó en una campaña contra la pena de muerte, la cual, según el comité, le costó una nueva detención en 2015.
“Cuando regresó a prisión, comenzó a oponerse al uso sistemático que el régimen hace de la tortura y la violencia sexual contra los presos políticos, especialmente las mujeres, que se practica en las cárceles iraníes”, dice el comunicado. “La oleada de protestas del año pasado llegó a oídos de los presos políticos recluidos en la tristemente célebre prisión de Evin, en Teherán. Una vez más, la señora Mohammadi asumió el liderazgo. Desde la cárcel expresó su apoyo a los manifestantes y organizó acciones de solidaridad entre sus compañeras. Las autoridades penitenciarias respondieron imponiendo condiciones aún más estrictas”.
El Comité Noruego del Nobel señala que con este reconocimiento quiere rendir homenaje a su “valiente lucha” por los “derechos humanos, la libertad y la democracia” en Irán y “a los cientos de miles de personas que, el año pasado, se manifestaron contra las políticas de discriminación y opresión del régimen teocrático contra las mujeres”.
Por su parte, Teherán ha criticado la concesión del premio a Mohammadi: “La decisión del Comité del Nobel de la Paz es un acto político en línea con la política intervencionista y antiiraní de algunos Gobiernos europeos”, ha afirmado el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, en un comunicado, citado por la Agencia EFE.
En el texto, ha agregado que se trata de otra “medida de presión de Occidente” contra Irán, que se suma al “terrorismo económico e inhumano” que ha sufrido el país “durante más de cuatro décadas”, en referencia a las sanciones económicas. El portavoz ha recordado que Mohammadi ha sido condenada por “repetidamente violar la ley y cometer actos criminales”, por lo que concederle el premio supone una “desviación de los objetivos originales del Nobel de la Paz”.
Mientras, la mayor parte de los organismos y organizaciones independientes han celebrado la decisión, como la portavoz de la Oficina de la ONU de Derechos Humanos, Liz Throssell: “Está muy claro que las mujeres de Irán han sido una fuente de inspiración para el mundo. Hemos visto su coraje y determinación frente a las represalias, la intimidación, la violencia y la detención. Ese coraje y esa determinación han sido destacados. Han sido acosadas por lo que hacen o lo que no llevan (puesto)”, ha afirmado en referencia al velo islámico.
351 candidaturas
El Nobel de la Paz es el único de los seis galardones que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso del creador de los premios, el magnate sueco Alfred Nobel. Su testamento estipuló que se concedería a la persona “que más o mejor haya trabajado por la fraternidad entre las naciones, por la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y por la celebración y promoción de congresos de paz”. Lo decide el Comité Noruego del Nobel, un organismo independiente de cinco miembros designado por el Parlamento noruego.
Según el Comité Noruego del Nobel, este año había un total de 351 candidaturas, aunque no reveló sus nombres, como marca la tradición. Según el testamento del magnate sueco que instituyó los premios que llevan su nombre, pueden designar candidatos al galardón de la Paz catedráticos de universidad en Derecho, Historia y Ciencias Políticas, parlamentarios, antiguos laureados y miembros de tribunales internacionales, entre otros.
En más de 120 años de historia, el Nobel de la Paz ha premiado a 27 organizaciones y 110 personas. De ellas, hasta este jueves, 18 eran mujeres. Con Mohammadi, el número asciende a 19.