Albares marca distancias con Yolanda Díaz por el plantón a Orbán: “España no es favorable a que haya boicots”

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
22 de julio de 2024 09:58 h

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El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se desmarca de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que anunció que plantaría al Gobierno del ultraderechista Viktor Orbán en la próxima reunión de ministros de Trabajo que se celebrará en Hungría como país que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. La ausencia de los ministros en ese tipo de citas es uno de los debates en el seno de la UE como reacción a los viajes de Orbán a Moscú y Pekín marcando distancias con la posición común respecto a la guerra en Ucrania, pero no hay unanimidad. Y tampoco en el Gobierno español.

“España no es favorable a que haya boicots”, ha respondido el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a su llegada a una reunión con sus homólogo en Bruselas. “No debe haber boicots”, ha reiterado.

Así, el jefe de la diplomacia española ha apostado por valorar la presencia española en esas reuniones en función de los contenidos que se aborden. “Hay temas que son vitales para España y nuestra voz y presencia debe estar garantizada”, ha respondido.

Díaz anunció la semana pasada que no acudiría a la cita prevista para el mes de octubre. Sin embargo, no hay una decisión tomada a nivel del Gobierno. La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, se mostró contraria a ese plantón y aseguró que ella acudiría a las reuniones siempre que su agenda se lo permitiera. El ministro de Agricultura, Luis Planas, dijo que aún no había tomado una decisión y que lo haría a finales de este mes en base a la agenda.

Sin consenso en la UE

Tampoco hay un consenso al respecto en el seno de la UE. De hecho, nada más llegar a Bruselas, el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Xavier Bettel, ha había asegurado, por ejemplo,que su intención es asistir a la cita de Budapest. También hay malestar en algunas capitales con la Comisión Europea por la decisión de plantar a Orbán en los encuentros informales de ministros y suspender el tradicional viaje del Colegio de Comisarios al país que asume la presidencia rotatoria sin consultar a los estados miembros ha generado malestar en algunas capitales. 

Y ante esa falta de unanimidad, el alto representante, Josep Borrell, que es a quien corresponde comvocar a los titulares de Exteriores, ha decidido que la reunión informal de ministros de Exteriores que iba a celebrarse en Budapest a finales de agosto tenga lugar en Bruselas. Polonia había propuesto que se celebrara en Ucrania, pero para hacerlo fuera de un país del club tiene que haber unanimidad y Hungría lo ha rechazado.

“Escuché a todo el mundo. Intenté hacer converger los argumentos. No ha sido posible”, ha explicado el jefe de la diplomacia europea tras la cita en la que había ministros que no querían acudir y otros que era él quien tenía que decidir. “Me corresponde a mí decidir dónde se celebran las reuniones. Después de escuchar a todo el mundo, considero que 25 estados miembros [a excepción de la propia Hungría y Eslovaquia que va ahora de la mano] estaban en contra de estas afirmaciones”, ha dicho en referencia a las críticas que ha hecho Orbán a la UE por la posición respecto a Ucrania.

“Entiendo que tenemos que mandar una señal incluso si es simbólica, pero estar en contra de la política exterior de la UE tiene que tener algunas consecuencias, formales o simbólicas”, ha afirmado Borrell, que ha sido muy duro contra Orbán por sus acusaciones sobre la posición de la UE respecto a la guerra e incluso ha afirmado que incumple el artículo de los tratados de la UE que exige “lealtad” a las posiciones comunes de la UE en materia de política exterior.

Por su parte, el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, ha acusado a sus socios de tener un “ataque histérico y coordinado contra las políticas húngaras por la paz que ignoran en absoluto los hechos” por rechazar al autodenominada 'misión de paz' que ha defendido Orbán ante Putin, Xi Jinping y Volodímir Zelenski, a quien visitó en Kiev por primera vez desde la invasión rusa al comenzar el semestre al que a Hungría le corresponde la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.