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Bolsonaro: un nuevo ejemplo de cómo la ultraderecha seduce con una narrativa antisistema

Muchas personas y analistas se preguntan cómo es posible que un político que ha mostrado ser abiertamente misógino, racista y contrario a las libertades del colectivo LGTB ha podido conseguir casi 50 millones de votos en Brasil. No son pocas sus declaraciones polémicas: “No la voy a violar porque ni eso merece”, dijo a una diputada durante un debate parlamentario de 2014. Para los indígenas, esos “que ni hablan nuestra lengua”, ha pedido recortar los territorios en los que viven; y de los afrobrasileños ha dicho que “ni para procrear sirven”.

De hecho, estos días se ha vuelto a viralizar un vídeo de hace dos años en el que Bolsonaro le dice a su entrevistadora, cuando esta le cuenta que es lesbiana, que él no la ve como gay sino como una mujer guapa. Para terminar añadiendo: “Cuando era joven había pocos gays y con las liberalidades, las drogas y las mujeres trabajando aumentó bastante el número de homosexuales”.

No hay una sola razón para explicar el tremendo apoyo obtenido por Bolsonaro. Una de estas razones sin el hartazgo por la corrupción y la crisis económica. Tal y como le explica a Francisco de Zárate para eldiario.es el director del foro de la Universidad de Columbia sobre Brasil, Rusia, India y China (BRICLab), Marcos Troyjo, “el electorado ya no tolera las estructuras tradicionales como el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) o el PT (Partido de los Trabajadores) (...) Muchos de esos partidos están involucrados en financiación ilegal de campañas políticas, en actividades de corrupción y Bolsonaro aparece como un político al margen de todo eso”, dijo.

Hay otras razones: la forma en que ha gestionado la comunicación.

Varios ejemplos demuestran que Bolsonaro y su equipo han utilizado como principal estrategia de comunicación situarse a su partido como una opción outsider que va a solucionar los problemas de un sistema corrupto. El primero de estos ejemplos es cómo involucrar a los votantes y hacer que se sientan parte de la campaña. Hace aproximadamente 7 años una conocida marca de whiskey sacaba un anuncio donde podía a una figura humanoide gigante emerger a partir de la famosa montaña conocida como Pan de Azúcar en Río de Janeiro. El equipo de Bolsonaro ha promovido e incluido cientos de vídeos realizados por parte de seguidores del PSL como parte de la campaña. El más representativo, un videoclip de hip-hop donde se asemeja a la montaña con Bolsonaro y se canta: “O mito chegou” (el mito llegó).

En el vídeo un joven rapero conocido como Vhero (parte del grupo El Veneco) canta “quiero ir a la escuela para aprender ciencia, matemáticas, física y portugués…¿sexo? No tengo edad para eso, ¿ideología de género? Nací niño y me voy a convertir en hombre, Dios así lo quiso, no me incomoden”.

No es el único ejemplo en el que Bolsonaro se asocia a una imagen popular para defender sus ideas. Otro gran ejemplo fue el vídeo que publicaron inmediatamente después de conocerse los resultados de la primera vuelta.

De nuevo, Bolsonaro no aparece aquí como habitualmente podemos ver a los candidatos en este tipo de situaciones: en la sede del partido rodeado de mucha gente y celebrando la victoria. En un Facebook Live con muchísimos problemas, pudimos ver a Bolsonaro acompañado de dos miembros de su equipo (una de las cuales traducía en directo a lenguaje de signos). En un set de emisión que pareciera cutre a posta (se pueden ver los cables colgando, la imagen está desenfocada, el sonido tiene un poco de eco) Bolsonaro se dirige serio a sus votantes durante 15 minutos. Y el mensaje de fondo parece ser: “Seguimos trabajando en estas condiciones humildes por mejorar la vida de los brasileños”.

Por último, la última de las evidencias que demuestran que el equipo de Bolsonaro se centró en usar medios que pudieran representar un perfil low-cost fue el envío masivo de contenidos específicamente diseñados para Whatsapp. Leonardo Neves Correa, profesor de la Universidad de Londrina, comenta para eldiario.es la importancia de Whatsapp en estas elecciones: “La estrategia que ha llevado el Partido Social Liberal ha sido representarse como un partido pequeño y para ello usar Whatsapp. Estas elecciones han sido diferentes, Bolsonaro ha usado muchísimo Internet”.

A primeros de Octubre la Corte Electoral de Brasil ordenó a Facebook retirar enlaces a 33 noticias falsas dedicadas a Manuela D'Avila, una de las candidatas del Partido de los Trabajadores y que ejercía de candidata a Vicepresidenta de Fernando Haddad. Sin embargo los analistas no están seguros de que esta orden sea relevante en un contexto de desinformación masiva. Pablo Ortellado, profesor de la Universidad de Sao Paulo y que lidera un proyecto de monitorización del debate político en redes sociales declaraba a The Guardian: “Es irrelevante en medio de las mentiras que ha habido. Apenas hay información veraz circulando”.

Neves Correa se muestra preocupado: “Lo que estamos viviendo es la normalización del discurso del odio. Estas semanas hemos vivido incidentes gravísimos como una chica que asistió a las manifestaciones de mujeres contra Bolsonaro y que portaba una camiseta donde podía leerse ”Ele Ñao“ a la que le grabaron en el cuello y con un cuchillo la esvástica. También ha habido todo tipo de agresiones homófobas y racistas”.

El clima de polarización ha aumentado en Brasil preocupantemente y aún debe producirse la segunda vuelta de las elecciones en las que probablemente Bolsonaro se alce como presidente de Brasil. Todos estos ejemplos explican cómo la ultraderecha sigue utilizando como táctica para conseguir sumar adeptos formas de comunicación habitualmente asociadas en España a la izquierda pero sobre todo cómo proyecta de sí mismos ser voces independientes que representan a lo que ellos consideran una minoría oprimida. Independientemente de lo que cualquier analista político considere, lo cierto es que, de momento, les está dando resultados electorales.