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La Comisión Europea avisa a los gobiernos de que un Brexit caótico sin acuerdo es más posible que nunca

Michel Barnier, negociador jefe del Brexit en la UE.

Iñigo Sáenz de Ugarte

Estrasburgo —

La Comisión Europea ya no puede ocultar que la salida del Reino Unido de la UE puede acabar mal tanto para Londres como para la UE. La opción del No Deal –la salida sin ningún tipo de acuerdo– está ahora más cerca que nunca, lo que no quiere decir que sea inevitable, tras la derrota total sufrida en el Parlamento británico por el acuerdo que habían firmado Theresa May y Bruselas.

“No podemos excluir ningún escenario. Estamos a diez semanas de final de marzo, la fecha en que los británicos decidieron culminar su salida. El riesgo del No Deal, de que no haya acuerdo, nunca ha sido tan evidente”, dijo Michel Barnier, jefe del equipo negociador de la UE, en un debate especial sobre el Brexit celebrado en el pleno del Parlamento Europeo, justo antes del discurso de Pedro Sánchez que visita este miércoles el hemiciclo de Estrasburgo.

El adusto y poco expresivo Barnier, buen ejemplo de los poderosos mandarines de la UE, recibió una cálida y prolongada ovación de los diputados presentes en la Cámara. En lo que en el caso de Barnier debe de ser una reacción locamente emotiva, el francés se llevó a la mano en el pecho para agradecer los aplausos.

Fue la demostración de que la mayoría de los parlamentarios, y muy probablemente de los gobiernos, no tiene la tentación de culpar a la Comisión Europea del fracaso del que parecía único acuerdo posible para conseguir un divorcio civilizado. Toda la responsabilidad se sitúa en el campo de los británicos y su incapacidad de llegar a un consenso.

Martina Anderson, eurodiputada del Sinn Fein, se refirió al “circo de Westminster”, pero todos los demás oradores intentaron contenerse y limitar las imputaciones a Londres, por no hablar de la burla. Predominó la respuesta que indica que ahora sólo queda esperar a que los británicos se aclaren y decidan qué quieren hacer.

El conservador Manfred Weber sí se permitió un 'te lo dije'. Recordó que “hace dos años muchos especularon sobre un efecto dominó en la Unión Europea” tras la victoria del Brexit en el referéndum. Los británicos no serían los únicos en abandonar una famélica UE. Lo ocurrido después ha sido lo contrario. La solidaridad entre los demás países ha sido completa. Irlanda ha recibido el apoyo que requería. Barnier ha podido ocuparse de las negociaciones sin interferencias inesperadas, mientras Theresa May era torturada por las divisiones en su propio Gobierno. En definitiva, en Bruselas la gente ha hecho sus deberes.

“Nadie me dice (en sus viajes por Europa) que el planteamiento del Gobierno británico sea inteligente”, dijo Weber. “Todos hablan de caos” en Londres, una descripción que se ajusta bastante a la realidad.

El socialdemócrata Roberto Gualtieri planteó directamente la opción del segundo referéndum, además de límites a la probable petición británica de ampliar el periodo de tiempo para ejecutar la salida, que tenía que producirse a finales de marzo. “No nos opondríamos, pero debe haber una razón clara”.

Por lo dicho por Barnier, no parece que la UE se vaya a poner dura al respecto, al no haber muchas alternativas a esa prórroga. ¿Qué hacer en ese periodo extra de tiempo de quizá unos meses? El francés tenía una propuesta sobre lo que puede ofrecer la UE que no gustará a muchos de los diputados tories que votaron contra el acuerdo presentado por May. Dijo que si el Parlamento británico está dispuesto a “ser más ambicioso” e ir más allá de las líneas rojas que planteó en su momento sobre las condiciones básicas del Brexit, “la UE también está dispuesta a ir más lejos”. Pero no tiene ni idea sobre si esa propuesta tiene posibilidades de prosperar en Londres.

Lo que está claro es que Barnier y el Consejo Europeo decidieron arriesgar y presumir de que la UE está preparada para cualquier contingencia, incluso la que tiene el peor aspecto. Barnier dijo que la UE lleva meses trabajando en todas las opciones, lo que incluye el No Deal. Aun así, queda trabajo por hacer y ahí cada Gobierno europeo deberá ponerse al día si no lo está ya. “Tenemos que ser lúcidos y redoblar esfuerzos para estar preparados”, avisó.

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