Bruselas fija el 21 de septiembre como la fecha límite para tener al 70% de la población adulta de la UE vacunada
Primero se dijo que el 70% de la población adulta comunitaria tendría que estar vacunada “para el verano”. Después, al ver que la UE no cogía velocidad en la campaña de vacunación, se habló de “finales del verano”. Pero, claro, la estación abarca tres meses, y para países tan dependientes del turismo como España o Grecia, no es lo mismo el 22 de junio que el 21 de septiembre. Y este viernes, después de los tropiezos con las vacunas –primero con Pfizer y luego con AstraZeneca–, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha decidido alinearse con el límite temporal más lejano: el 21 de septiembre.
“Tenemos un objetivo común”, ha dicho Von der Leyen en una rueda de prensa en el Parlamento Europeo con el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, y quien ocupa la presidencia de turno de la UE, el portugués António Costa, tras la ceremonia de firma oficial del fondo de recuperación europeo. “Ese objetivo común es el de vacunar al 70% de la población adulta al final del verano. Y esto marca, por supuesto, una fecha muy clara. El verano termina normalmente el 21 de septiembre”.
Von der Leyen ha querido destacar que “la salud no es en absoluto una competencia de la Unión Europea, la Comisión Europea tiene competencias muy, muy débiles. Pero estábamos dispuestos a asumir la responsabilidad, y creo que con razón, porque imagínense si algunos estados miembros hubieran tenido acceso a las vacunas y otros no”.
La presidenta de la Comisión Europea ha explicado, para defender la compra mancomunada entre los 27, que “los productores de vacunas dicen que incluso si se hubieran puesto miles de millones sobre la mesa, no podrían haber estado entregando más porque tienen que desarrollar la vacuna. Y ahora vemos los problemas en la fabricación a gran escala”.
¿Cuál es el cuello de botella? “Las cadenas de suministro, las materias primas y las capacidades para fabricar a escala. Esto lo estamos viendo ahora, junto con las compañías farmacéuticas, que también tienen sus responsabilidades de cumplir con todo el mundo. Se ha realizado un enorme trabajo en los últimos 10 meses para presentar ahora tres vacunas y comenzar a administrarlas”.
Y aquí es cuando Von der Leyen hace la autocrítica que expresó el miércoles en la Eurocámara: “Mirando hacia atrás, subestimamos la capacidad, la falta de capacidad en el proceso de fabricación de las vacunas. Mirando hacia el futuro, creo que todavía podemos reducir el tiempo en el proceso regulatorio [en la Agencia Europea del Medicamento] para aprobar las vacunas en el mercado”.
En todo caso, la presidenta del Ejecutivo comunitario ha afirmado: “Habrá dificultades en el camino a seguir. Habrá éxitos y retrasos en el camino a seguir, sin ninguna duda. Somos 27 estados miembros y las instituciones europeas, la Comisión, el parlamento y el consejo trabajando en eso. Pero no conozco ninguna otra región del mundo donde haya sido posible cumplir en tan poco tiempo, como lo hemos hecho hasta la fecha”.
“Es un hecho que no estamos donde queremos estar en la lucha contra el virus, éramos demasiado optimistas sobre la producción masiva de vacunas. Y tal vez estábamos demasiado seguros de que lo que pedimos se entregaría a tiempo. Tenemos que preguntarnos por qué es así y qué lecciones podemos aprender de ello”, reconocía el miércoles en la Eurocámara Von der Leyen en alemán, país donde hay un debate dentro de la CDU/CSU, entre el Gobierno de Angela Merkel y uno de los aspirantes a candidato a las elecciones federales de otoño, el presidente de Bavaria y líder de la CSU, Markus Söder, sobre la decisión de la compra mancomunada de vacunas dentro de la Unión Europea. Un debate interno alemán en el que participa la presidenta de la Comisión Europea, con entrevistas en exclusiva para la prensa alemana mientras se desarrolla el debate.
“No quiero ni imaginar lo que habría significado que unos pocos Estados miembros importantes hubieran obtenido la vacuna y el resto hubiera salido con las manos vacías”, insistía la presidenta del Ejecutivo comunitario, en línea con lo que avanzó a los grupos políticos en los días previos: “¿Qué habría significado para nuestro mercado interior y para la unidad de Europa? Sería una catástrofe económica y el fin de nuestra comunidad”.
En todo caso, Von der Leyen reconoció lecciones que aprender de este proceso: “Necesitamos mejorar el intercambio de datos de ensayos clínicos con la Agencia Europea del Medicamento [EMA, regulador encargado de autorizar las vacunas], trabajaremos en un marco regulatorio para permitir que la EMA revise las vacunas lo más rápido posible”.
“Otra lección que debe aprenderse”, ha dicho Von der Leyen, “se refiere a la producción masiva de vacunas. Hemos subestimado la dificultad de la producción en masa. Normalmente se necesitan de cinco a diez años para producir una nueva vacuna. Lo hicimos en diez meses, y es un gran logro científico del que deberíamos estar orgullosos de ello”.
En todo caso, la presidenta de la Comisión Europea afirmaba que “la ciencia ha superado a la industria, la producción de nuevas vacunas es un proceso muy complejo. Simplemente no es posible montar una planta de producción de la noche a la mañana. Además, estas vacunas tienen hasta 400 componentes, y la producción involucra hasta 100 empresas”.
Y luego está la amenaza de las variantes y mutaciones. “Todavía no tenemos el panorama completo en lo que respecta a la efectividad de los tratamientos y las vacunas en nuevas cepas. Pero sabemos que estas variantes seguirán apareciendo”, reconocía Von der Leyen: “Todos sabemos que la información que tenemos sobre el virus y las vacunas puede cambiar cada hora”.
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