La comunidad LGTB de la ciudad israelí de Beersheva (sur del país) ha cancelado este jueves la marcha del orgullo gay después de que el Tribunal Supremo le prohibiese desfilar por el centro de la ciudad, informa la emisora nacional Kol Israel.
En protesta a la decisión judicial de derivar el evento fuera de las calles céntricas, los organizadores, el Centro Gay de Beersheva y la Asociación para los Derechos Civiles en Israel, sustituyeron el desfile por una manifestación de protesta frente al Ayuntamiento, publica la emisora nacional Kol Israel.
La decisión judicial se toma después de que la Policía se mostrase contraria a la celebración de la marcha y presentase al Supremo información secreta de Inteligencia, lo que llevó a los jueces a sugerir un recorrido alternativo que evitase el céntrico bulevar Rager. Según la Policía, si siguiera ese recorrido, la marcha “heriría profundamente los sentimientos religiosos”, ya que hay numerosas instituciones religiosas en la zona.
La Corte ha considerado que los informes policiales justificaban el desvío parcial del desfile por haber riesgo de “violencia potencial”, recoge el diario Haaretz. La jueza Hanan Melcer ha señalado que ha habido llamamientos de los grupos opositores al desfile para acudir al evento armados. “No es lógico que en 2016 se relegue a la comunidad homosexual a desfilar por una ruta lateral y no en las calles principales (...). Si hay amenazas, que la Policía las resuelva”, indica la Asociación para los Derechos Civiles. La Policía argumentó que la decisión de desviar el desfile no era solo para evitar herir sentimientos religiosos sino, también, para garantizar la seguridad de sus participantes.
Esta era la primera ocasión en que se convocaba una marcha del orgullo en Beersheva. Tel Aviv, sin embargo, celebra cada año por todo lo alto la Semana del Orgullo Gay, a la que acuden miles de personas -muchas llegadas del extranjero- y que transcurre sin incidentes. Este año, más de 200.000 personas se han concentrado en la ciudad israelí para celebrar el evento y se consolida como uno de los centros del turismo gay.
En Jerusalén, una ciudad con un tercio de la población ultra religiosa judía, se celebra anualmente una marcha mucho más pequeña y con grandes medidas de seguridad, que el año pasado no impidieron que un ultraortodoxo matase a puñaladas a una adolescente e hiriese a otras cinco personas, por considerar el evento y la homosexualidad “una aberración”.