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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La edad de Sanders y Biden añade preocupación en las primarias de EEUU por la crisis por el coronavirus

En unas elecciones en las que se enfrentan dos candidatos septuagenarios, es normal que el coronavirus no sea solo un asunto político sino una preocupación muy personal. Bernie Sanders tiene 78 años y sufrió un infarto hace menos de seis meses; Joe Biden ya ha cumplido 77 y en su historial hay un aneurisma cerebral. Las primarias demócratas se celebran dentro de un evidente grupo de riesgo.

El martes votaban seis estados y la gran noticia de la noche electoral, además de una sólida victoria de Joe Biden, fue que en realidad no hubo noche electoral: los dos candidatos decidieron cancelar sus mítines a causa del coronavirus. En pleno invierno, este tipo de actos en los que miles de personas se agolpan en un recinto cerrado gritando y cantando son la peor pesadilla de un epidemiólogo. Y por mucho que a los candidatos les encante darse un baño de masas, ahora mismo ese modo de hacer campaña representa un peligro para ellos mismos, para sus votantes y para el país.

Sanders es famoso por sus mítines multitudinarios, mientras que a Biden le ha costado un poco más llenar. El exvicepresidente ha anunciado que celebrará de forma virtual los actos que tiene previstos en los próximos días en los estados de Florida e Illinois, donde junto a Ohio habrá primarias el próximo martes. Por el momento, la campaña de Sanders no ha anunciado ninguna modificación en sus planes para los próximos días.

Sin embargo, a nadie le resultará más doloroso cancelar mítines que a Trump (73 años), que es un apasionado del género. Después de mucho minimizar el virus y de decir que él seguiría adelante con sus mítines, la Casa Blanca ha anunciado que a partir de ahora irán caso por caso decidiendo si el evento se celebra o no. Sin embargo, hay una realidad: por primera vez en meses, Trump no tiene ningún mitin previsto en la agenda.

Debates silenciosos y elecciones difíciles

El miedo al coronavirus va a cambiar también los debates en las primarias demócratas. El público que normalmente ríe, aplaude y dice “ohhh” durante un cara a cara entre candidatos va a desaparecer. Cuando Biden y Sanders se den la mano (o se choquen el codo) el próximo domingo en Phoenix, lo harán en un perfecto silencio. CNN ha decidido, después de que se lo pidieran ambos candidatos, que en el primer debate televisado entre los dos no haya público. “Nuestra prioridad número uno es y seguirá siendo la seguridad”, han dicho.

Aunque limitar el contacto directo entre votantes y candidatos va a complicarle la vida a estos últimos, los efectos del coronavirus van mucho más allá del modo de hacer campaña. Las elecciones en sí mismas tendrán dificultades: en las primarias de California y Texas ya hubo trabajadores de las mesas electorales que no acudieron por el coronavirus, y en varios centros de votación ha habido que poner desinfectantes para evitar que las máquinas de votar se conviertan en focos de contagio.

Otro debate diferente es el cómo puede afectar el coronavirus a la participación electoral en estas primarias: los mayores de 65 son los que más votan y ahora también los más concienciados para no contagiarse. Ese grupo apoya muy mayoritariamente a Joe Biden y si su participación baja, eso podría tener consecuencias políticas.