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Pablo Ibar, declarado culpable del triple asesinato cometido en EEUU en 1994

EFE

El hispano-estadounidense Pablo Ibar, acusado de un triple asesinato cometido en Florida (EEUU) en 1994, ha sido declarado este sábado “culpable” de los seis cargos que pesaban en su contra.

El jurado ha alcanzado el veredicto unánime de culpabilidad en un tribunal de Fort Lauderdale (al norte de Miami) y lo entregó por escrito al juez encargado del caso, Dennis Bailey, que tendrá ahora que dictar sentencia contra Ibar, para el que la Fiscalía volvió a pedir la pena de muerte.

Ibar libra una agónica lucha contra la pena de muerte desde que fue acusado de tres asesinatos cometidos el 26 de junio de 1994 en Florida, de los que siempre se ha declarado inocente.

Después de tres juicios, los dos primeros nulos, en el año 2016 la Corte Suprema de Florida anuló la pena de muerte que le fue impuesta en el año 2000 y ordenó un nuevo juicio con jurado que en Fort Lauderdale, la ciudad del sureste de Florida donde Ibar nació el 1 de abril de 1972, le ha declarado “culpable”.

Ibar, que, además de la estadounidense, tiene la nacionalidad española desde 2001, lleva 24 de sus 46 años preso, pues a pesar de “la ausencia de pruebas físicas” que le conecten con el triple asesinato, según reza el fallo de la Corte Suprema de 2016, la justicia de Florida le ha negado siempre la libertad bajo fianza.

En España, concretamente en el País Vasco, de donde proceden los Ibar, existe una fundación que lleva su nombre y realiza campañas de recolección de fondos para sufragar su defensa en Estados Unidos.

Ibar celebró sus 22 años en el club nocturno Casey's Nickelodeon de Hallandale Beach, cuyo dueño, Casimir Sucharski Jr., le ofreció una botella de champaña para suavizar una discusión que había tenido antes con una de las camareras.

Cerca de tres meses después, los asesinatos a tiros y por la espalda de Sucharski y de las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers cambiaron el destino de Ibar tan solo ocho meses después de su regreso a Florida.

Desde entonces su vida ha transcurrido en la cárcel, donde analiza con lupa las transcripciones de los juicios y contesta cartas de apoyo que recibe desde España a través de la Fundación Pablo Ibar. Las cárceles de los condados de Bradford, en el norte de Florida, y Broward, en el sur, han sido su hogar, la primera durante los 16 años que estuvo esperando ser ejecutado.