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EN PRIMERA PERSONA

Soy diputada en Afganistán y quiero salir de mi país por mi hija de 14 años

Una sesión del Parlamento afgano, en Kabul.
23 de agosto de 2021 21:51 h

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elDiario.es ha recogido el testimonio de una de las decenas de mujeres diputadas en el Parlamento afgano –en junio de este año había 69 en una cámara de 249 asientos–, involucradas en la defensa de los derechos humanos. Hoy prefiere permanecer en el anonimato por temor a las posibles represalias de los talibanes tras su victoria con la toma de Kabul, ciudad a la que se desplazó hace días desde su provincia natal a la espera de solicitar asilo en España y poder ser evacuada junto a su familia.

Le preocupa el futuro, especialmente el de su hija de 14 años, quien está viviendo con angustia el devenir de los últimos acontecimientos.

Este es su testimonio:

Vivimos con miedo. Mientras escribo estas líneas nos llegan imágenes terribles del asesinato de al menos un miembro de las fuerzas de seguridad afganas en la provincia de Bagdhis, al noroeste del país. También se sabe que la inteligencia talibán ha detenido a cientos de otros efectivos. Nadie sabe lo que les pasará, pero sí lo sospechamos. 

Nadie puede garantizar nuestra seguridad ahora, especialmente la de las mujeres, la de niñas como mi hija. Los talibanes dicen que nos seguirán dejando trabajar o ir a la Universidad, pero ya estamos viendo que nuestros puestos, nuestros trabajos, están siendo ocupados por los hombres. A las mujeres les dicen que se vayan a casa y lo peor es que la mayoría de esta gente no tiene formación alguna. 

En televisión hablan de Afganistán como la tierra de “todos”. Le dicen a la gente que no tenga miedo, pero solo ellos saben lo que tienen pensado hacer. La experiencia nos dice que no es nada bueno, como me ocurrió a mí, que sufrí amenazas constantes durante los años que me dediqué a la política. Y estudié Derecho para eso, para algún día participar en la transformación de mi país y poder cambiar las leyes. Hoy debo decir, con tristeza, que hemos fracasado.

¿Qué decir de la corrupción? ¿Qué decir de nuestro último Gobierno, tan terrible? ¿Y de nuestras instituciones tan débiles, gestionadas por mucha gente incompetente, corrupta, solo guiados por sus propios intereses? Muchos hemos intentado cambiar las cosas, pero no lo hemos conseguido. Los talibanes van a destruirlo todo: el escaso desarrollo que habíamos logrado, la educación. Ellos, todos –también nuestro presidente, que se ha ido del país–, han vendido nuestra tierra con acuerdos políticos que ni siquiera se han firmado aquí. 

Nadie sabe lo que puede pasar a partir de ahora, pero lo que sí sé es que los afganos tenemos miedo. Mucha gente se esconde en sus casas a la espera de lo desconocido, a la espera de que puedan golpear tu puerta y entrar. Por eso, todos queremos llegar hasta el aeropuerto, aunque es muy difícil. Ni siquiera podemos entrar utilizando nuestros coches oficiales, los del Parlamento. Hoy han perdido su valor. Hemos perdido cualquier atisbo de protección. 

La gente intentará llegar masivamente a las fronteras, pero las de Irán o Pakistán, un país vecino que nos ha abandonado, están cerradas. Los chinos y los rusos sí tienen sus embajadas abiertas, pero nosotros no tenemos contacto con ellos. ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Qué va a ser de mí, de mi marido y, sobre todo, de nuestra hija? Por ella debemos salir de Afganistán. 

Me preocupa su futuro, el nuestro. Cuando me preguntan qué le pido al futuro, hoy solo puedo responder, con enorme tristeza: “Salir de mi país”. Es mi hogar, mi pueblo, pero hoy, aquí, no hay mañana. ¿Quién nos va a ayudar?

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