La canciller alemana, Angela Merkel, y el aspirante a apearla del poder, Martin Schulz, protagonizaron este domingo un único cara a cara televisado marcado por las escasas diferencias argumentales, pero ligeramente decantado a favor de la titular, apuntalada en el factor de la solidez. Las encuestas rápidas realizadas por las dos cadenas públicas de la televisión alemana tras el debate dieron por ganadora a la líder conservadora.
Según el sondeo difundido por la primera cadena de la televisión pública, ARD, el 55% de los encuestados vieron a Merkel más convincente, frente al 35% que señalaron a Schulz. La mayoría de los encuestados estimaron que el candidato socialdemócrata se desenvolvió mejor de lo esperado, pero, aun así, Merkel venció en credibilidad, simpatía, argumentos y competencia. Schulz, por su parte, sólo aventajó a la jefa del Gobierno actual en cercanía hacia el ciudadano y agresividad.
El sondeo de la segunda cadena de la televisión pública, ZDF, aunque con una menor diferencia, también dio por vencedora a Merkel (32%) frente a Schulz (29%), aunque para el 39% no hubo diferencias. Para el 77% de los encuestados, Merkel estuvo “como era de esperar”, mientras que la mayoría (51%) consideró que el socialdemócrata estuvo mejor de lo previsto.
A tres semanas de las elecciones generales, la líder conservadora y el candidato socialdemócrata confrontaron sus posiciones ante sus compatriotas en un debate de 90 minutos centrado en la acogida de refugiados como tema dominante, y con escaso espacio para políticas sociales, terreno que teóricamente habría favorecido a Schulz. El aspirante, más agresivo frente a una canciller parapetada en el tono conciliador, abrió fuego reprochando a Merkel haber abierto las fronteras en 2015 a los refugiados sin haber implicado debidamente a países vecinos como Hungría o Polonia.
“En la vida hay momentos en los que debemos tomar una decisión”, respondió Merkel sobre la decisión adoptada por su Gobierno y el austríaco el 4 de septiembre de 2015 de permitir la entrada en el país de las decenas de miles de personas atrapadas en Hungría. “Tenía cero esperanzas de que (Viktor) Orban fuera a abrirles el paso”, añadió, para sostener, en dirección a su rival, que “todos sabíamos que ése sería su comportamiento”.
Schulz trató de contraatacar con el argumento de que, a partir de ahí, a Alemania no le quedó otro remedio que asistir y acoger a la “ola de refugiados” que llegaba “mes a mes”, hasta alcanzarse los 1,3 millones de peticionarios de asilo que ha recibido el país desde entonces. La líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) se vio así confrontada por el aspirante socialdemócrata a las críticas que a lo largo de esta legislatura ha recibido de sus propias filas y de la ultraderecha.
También ahí tuvo que encajar Merkel el ataque, en este caso de uno de los presentadores, de que a su posición poco conservadora se debía el auge del partido Alternativa para Alemania (AfD), con el que la ultraderecha entrará previsiblemente por primera vez en la historia moderna en el Bundestag (Parlamento federal). “He tenido que tomar decisiones muy difíciles”, zanjó Merkel, quien aludió tanto a los rescates aprobados en plena crisis en la eurozona, lo que alimentó a esa formación de raíz euroescéptica, como a la acogida de refugiados.
De la crisis migratoria pasaron a las fuertes tensiones con Turquía, acrecentadas por el encarcelamiento por razones políticas de doce ciudadanos alemanes, donde Schulz marcó la pauta al sostener que, de llegar a canciller, abogará por romper las negociaciones de ingreso de ese país en la Unión Europea (UE). “El único lenguaje que entiende (el presidente turco, Recep Tayyip) Erdogan es el de la contundencia”, apuntó Schulz, mientras Merkel le recordó que ella, a diferencia de los socialdemócratas, nunca estuvo a favor de que Turquía ingresara como miembro de pleno derecho en el bloque comunitario.
Merkel no abandonó en el debate el tono sosegado y conciliador que la caracteriza, ni ante su rival ni ante los cuatro moderadores del espacio televisivo, una producción conjunta de las dos cadenas nacionales públicas −ARD y ZDF− y de las dos grandes privadas −SAT1 y RTL−.
Schulz trató de mostrarse más contundente en cuanto entraron en el terreno donde aparentemente iba a ganar puntos, como era la creciente precariedad laboral o las jubilaciones de pobreza que, a su juicio, percibirán los pensionistas del futuro. “Cuando llegué al poder había 5 millones de desempleados, ahora estamos alrededor de los 2,5 millones”, zanjó la canciller, quien una y otra vez recurrió al argumento de que la mayoría de las medidas adoptadas por su Gobierno son “responsabilidad compartida” con el Partido Socialdemócrata (SPD), su socio de coalición.
Merkel acudía al cara a cara con los sondeos apuntando a una cómoda ventaja de 14 puntos de su bloque conservador sobre el SPD, una situación que persiste desde hace meses. Ninguno de los dos líderes de las grandes formaciones descartaron del todo la reedición de una gran coalición, pese a que Schulz insistió en que su objetivo es lograr una mayoría para liderar cualquier posible alianza. Merkel, por su parte, garantizó que no gobernará ni con AfD ni con La Izquierda.