La Oficina de Investigación y Análisis de Francia (BEA), encargada de las pesquisas sobre el vuelo de Germanwings estrellado el pasado 24 de marzo en los Alpes franceses, confirmó hoy el carácter voluntario del accidente y pidió reforzar el control médico de los pilotos.
El informe final de la investigación de seguridad, divulgado hoy, mantiene que el alemán Andreas Lubitz, que sufría depresión, modificó intencionadamente los ajustes del piloto automático para que el aparato descendiera y no respondió ni a las llamadas de los controladores ni a los golpes en la puerta de la cabina.
El escrito concluye que Lubitz había empezado a mostrar síntomas propios de un episodio de depresión psicótica en diciembre de 2014 y que consultó con varios médicos los meses siguientes. Ninguno de ellos advirtió de los problemas psiquiátricos de Lubitz a las autoridades aeronáuticas competentes ni a los jefes del copiloto en la aerolínea.
En ese documento que incluye las recomendaciones de expertos de la aviación francesa, la BEA pide, entre otras cosas, que se exija un seguimiento médico a los pilotos con antecedentes psicológicos o psiquiátricos y que se alcance un “mejor equilibrio” entre el mantenimiento del secreto médico y la seguridad pública.