Las autoridades italianas han detenido la construcción de un restaurante de la cadena McDonald's junto al yacimiento arqueológico de las Termas de Caracalla de Roma, tras las quejas y críticas que había suscitado este proyecto.
El Ministerio de Cultura italiano ha anunciado a través de un comunicado que desde este jueves las obras quedarán paralizadas, y así lo ha dejado firmado el director general de la Dirección de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje del ministerio, Gino Famiglietti.
Los agentes policiales ya han notificado esta decisión a la empresa encargada de la construcción del restaurante, de la que previamente ya se había anulado la autorización para edificar.
Asimismo, el ministro de Cultura Alberto Bonisoli reivindicó en sus redes sociales que el patrimonio cultural italiano “merece ser tratado bien, dignamente, con cuidado y respeto”.
Y la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi, del mismo partido, el Movimiento Cinco Estrellas, celebró esta decisión al declarar que “las maravillas de Roma deben ser protegidas”.
El proyecto había suscitado cierto malestar entre los vecinos de Roma pues suponía abrir un restaurante de comida rápida en uno de los sitios arqueológicos más importantes y bellos de la capital, y temían que lo degradara.
El local del gigante estadounidense debía construirse cerca del yacimiento, en la zona del antiguo “Eurogarden”, en un lateral, y habría contado con 10.000 metros cuadrados, además de una zona para pedir desde el coche, según recogen los medios locales.
Las Termas de Caracalla, mandadas construir por el emperador que les da nombre en el 216 d.C, es uno de los más grandes y mejor conservados complejos termales de la Antigüedad.
Fueron erigidas a los pies del Celio, una de las siete colinas de Roma, como un imponente espacio dedicado al baño y al deporte, pero también para la meditación y el estudio de los romanos del Imperio.
Sus ruinas son uno de los atractivos turísticos de la capital ya que permiten imaginar la grandeza de estas termas, y en verano acogen además la temporada estival de la Ópera de Roma.
La asociación de consumidores Codacons celebró la paralización del proyecto porque llevarlo a cabo, en opinión de su presidente, Carlo Rienzi, suponía “una obra que habría perjudicado el paisaje del centro histórico y degradado el patrimonio cultural de Roma”.