“Vengo a mostrar un Brasil diferente al que es publicado en los diarios”, dijo desafiante Jair Bolsonaro ante la Asamblea General de la ONU este martes en Nueva York. En una presentación de 12 minutos, el presidente de Brasil dejó en claro que está en carrera para las elecciones del 2022 y buscó mostrar músculo político al recordar la manifestación del pasado 7 de septiembre en respaldo a su Gobierno.
Bolsonaro se refirió al país como un “nuevo Brasil” que ha logrado recuperar, en sus años de Gobierno, la credibilidad. “Mi Gobierno recuperó su credibilidad externa. Hoy se presenta como uno de los mejores destinos para las inversiones”.
En el tercer discurso de Bolsonaro ante este organismo, buscó reafirmar su identidad política. “Brasil tiene un presidente que cree en Dios, respeta la Constitución, valora la familia y debe lealtad a su pueblo. Eso es mucho, es una base sólida, considerando que estábamos al borde del socialismo”, dijo en referencia al Partido de los Trabajadores que sus seguidores definen como “comunistas”.
Tampoco faltó la muestra de su aversión a las demandas por de los derechos de las mujeres y los reclamos por la igualdad de género. “Tenemos a la familia tradicional como base de la civilización”, dijo el presidente.
El discurso intentó dar respuesta a dos de las principales demandas que recibe de la comunidad internacional: la ausencia de una política medioambiental y su displicencia con el tratamiento de la covid-19.
Bolsonaro invitó a visitar Brasil para conocer el Amazonas y sostuvo que ningún país del mundo tiene una legislación medioambiental tan completa como Brasil: “Nuestro Código Forestal debe ser un ejemplo para otros países”.
Sobre la crisis sanitaria desatada por la pandemia, sostuvo que apoya la vacunación. “Sin embargo, nuestro Gobierno se ha opuesto al pasaporte sanitario o cualquier obligación relacionada con la vacunación”, dijo. Y defendió el llamado “tratamiento precoz” contra la COVID-19, en alusión a un polémico cóctel de remedios promovido por su Gobierno frente a la pandemia y que incluía remedios de dudosa eficacia, como la cloroquina.
“Yo fui uno de los que hizo ese tratamiento inicial”, indicó en referencia a cuando contrajo COVID-19, y dijo no entender “cómo muchos países y parte de los medios de comunicación se pusieron en contra”.
También se refirió a la cuestión migratoria. “Nuestro país siempre acogió refugiados. El futuro de Afganistán también nos preocupa, consideremos visa humanitaria para cristianos, mujeres, niños y jueces afganos”.
Además del presidente de Brasil, entre los líderes latinoamericanos que asistirán al encuentro anual en Nueva York, están los presidentes de Perú, Pedro Castillo, y Ecuador, Guillermo Lasso, que se estrenan en la Asamblea General.