Japón ha empezado este jueves a verter al Pacífico más de un millón de toneladas de agua contaminada procedente de la planta nuclear de Fukushima. El proceso, que se prolongará durante varias décadas, está generando una oleada de protestas dentro y fuera del país.
El Gobierno japonés decidió en 2021 que recurriría a este tipo de descarga controlada al mar como vía para deshacerse del agua contaminada que se acumulaba en las instalaciones nucleares. El espacio en los tanques de almacenamiento se estaba agotando ya. El vertido es un paso que el Ejecutivo considera fundamental para el desmantelamiento de Fukushima.
Esta primera descarga de unas 7.800 toneladas de agua contaminada se prolongará durante 17 días. Pero, dado que no se puede detener por completo la generación de agua contaminada durante el proceso de desmantelamiento de la central, se espera que el vertido se prolongue durante unos 30 años.
Tokyo Electric Power (TEPCO), la operadora de la planta, ha decidido proceder al vertido este jueves tras asegurarse de que la concentración de residuos radioactivos se encontraba dentro de lo estipulado y que no había irregularidades en sus sistemas. El vertido se ha iniciado a las 13.00 hora local (04.00 horas en España) después de esas últimas comprobaciones a las bombas de agua.
“Cada proceso debe realizarse con mucha firmeza”, ha asegurado Junichi Matsumoto, responsable de la iniciativa. En una rueda de prensa, Matsumoto ha explicado también que el vertido se detendría inmediatamente si se detectase algún tipo de anomalía. “Bajo la guía del Gobierno, cumpliremos nuestra responsabilidad”.
El agua que está siendo vertida ha sido tratada para retirarle la mayor parte de los residuos radioactivos recurriendo a un proceso de depurado a través de un circuito llamado ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos). El sistema es capaz de retirar por completo 62 tipos de materiales radiactivos, a excepción del tritio y del carbono-14.
Según los datos que ha compartido TEPCO, tras un análisis “reciente” se habría comprobado que la concentración de tritio se encuentra “muy por debajo” del estándar nacional para realizar el vertido. Las autoridades niponas y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) son los encargados de supervisar y garantizar que se ajusta a los estándares de seguridad.
Protestas contra el vertido
La federación nacional de cooperativas pesqueras está manteniendo un firme rechazo a este plan, asegurando que la medida impedirá que los pescadores de Fukushima puedan librarse del estigma radiactivo que pesa sobre sus capturas desde 2011.
También se han posicionado contra el vertido algunos sectores de la sociedad nipona, voces de la comunidad científica internacional y organizaciones ecologistas como Greenpeace. Estos sectores y varios países vecinos, como China, consideran insuficientes las garantías de seguridad presentadas.
Este mismo jueves, varias plataformas ciudadanas ecologistas y antinucleares convocaron nuevas manifestaciones en diferentes puntos de Japón para protestar contra la medida. En Seúl también se organizaron concentraciones similares, al igual que en días anteriores.