Después de que Consejo Nacional Electoral declarara a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela, la oposición ha tachado los resultados de “fraude”. “Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González, y todo el mundo lo sabe”, ha dicho la líder opositora María Corina Machado.
La oposición antichavista llegó a los comicios de este domingo articulada en torno a la candidatura del exembajador González Urrutia, tras superar un periodo de división que se profundizó desde la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino hace cinco años.
En enero de 2019, meses después de las presidenciales en las que Maduro revalidó su mandato en medio de denuncias de fraude, Guaidó, un joven político que había sido nombrado presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente interino del país, justificando su movimiento con varios artículos de la Constitución y con el respaldo del Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos y de decenas de países de América y de Europa.
Tras la autoproclamación de Guaidó en 2019, la Asamblea Constituyente controlada por el chavismo le retiró su inmunidad, fue inhabilitado y, aunque fue reelegido en paralelo por la Asamblea Nacional, poco a poco fue perdiendo fuerza. La Unión Europea y la propia oposición dejaron de llamarlo “presidente” y a finales de 2022, una mayoría de partidos opositores decidió eliminar el “Gobierno interino”. Guaidó abandonó el país en abril de 2023, rumbo a Miami, donde vive con su familia. La Fiscalía emitió poco después de su marcha una orden de arresto en su contra.
Los partidos opositores pusieron entonces su mirada en las elecciones presidenciales de 2024, en las que ha estado representada por González Urrutia. “La estrategia de la confrontación, con la operación Guaidó, fracasó. La oposición se recondujo por la vía institucional”, dice a elDiario.es Anna Ayuso, investigadora para América Latina del think tank CIDOB. A su juicio, tras los comicios de este domingo, la oposición “se queda en una situación muy débil”. “Probablemente esta unidad que han tenido para presentarse a las elecciones acabe fraccionándose de nuevo”, agrega, recordando que en 2025 hay elecciones parlamentarias y locales.
Quién es Edmundo González Urrutia
Cuenta Edmundo González Urrutia que el día que se enteró de que sería el candidato que se enfrentaría a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales en Venezuela, él estaba viendo una película en su casa. Era un sábado por la tarde y recibió una llamada para asistir a una reunión en la que le comunicaron que lo designarían como candidato provisional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). No se lo esperaba.
González Urrutia tiene 74 años. Diplomático de carrera, académico y experto en relaciones internacionales, comenzó su carrera a principios de los 70, en el Gobierno de Rafael Caldera, como director de Política Internacional y encargado del Comité de Coordinación y Planificación Estratégica. Fue embajador en Argelia y en Argentina durante los 90 y en su gestión, impulsó que Venezuela se integrara al Mercosur, el bloque económico que conforman varios países de América del Sur. Dejó sus cargos diplomáticos hace más de 20 años, ya con Hugo Chávez en el poder.
Desde inicios de los 2000 se había mantenido, con un perfil muy bajo, como parte de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), primero como asesor y después como secretario ejecutivo. Quienes hablan de él lo definen como un hombre formado y sosegado. Hasta hace tres meses y medio no estaba en sus planes ejercer otro cargo público. Mucho menos un puesto de elección popular. Y, por supuesto, aún menos el de presidente. Estaba jubilado y dedicaba la mayor parte de su tiempo a su familia. “Acepto el inmenso honor y la responsabilidad de ser el candidato de todos los que quieren un cambio por la vía electoral”, dijo González al ser elegido candidato opositor para las presidenciales.
De “candidato tapa” a representante de la oposición
Para hablar de Edmundo González hay que hablar de otro personaje clave: María Corina Machado, política de derechas y cerebro de la oposición venezolana. Y para eso, hay que irse unos meses atrás.
Venezuela venía de un fuerte rechazo internacional. Nicolás Maduro revalidó su mandato en las elecciones presidenciales de 2018 en medio de denuncias de fraude. Pero en octubre de 2023 firmó un acuerdo parcial con la oposición: si se garantizaban unas elecciones libres, Estados Unidos estaría abierto a levantar las sanciones impuestas a Venezuela.
En este marco, se llevaron a cabo unas elecciones primarias para definir al candidato de la oposición, en las que María Corina Machado arrasó con el 92,6% de los votos, un espaldarazo para presentarse a las elecciones presidenciales a través de la coalición de partidos de oposición: la Plataforma Unitaria Democrática (PUD). “Las primarias rompen la lógica del divide y vencerás para fragmentar las fuerzas opositoras”, analiza Carmen Beatriz Fernández, experta venezolana en comunicación política y profesora en la Universidad de Navarra.
Este empuje a finales de 2023 se desinfló unos meses después. En enero de 2024, el Tribunal Supremo de Justicia confirmó la inhabilitación política de Machado durante 15 años. No podría competir. Aunque en un principio ella aseguró que no habría otra candidatura, la estrategia fue cambiando en los siguientes meses. Primero impulsó a Corina Yoris, una filósofa de 80 años, admirada entre académicos, aunque desconocida para buena parte de la población, que tampoco pudo inscribirse.
La fecha límite para decidir quién sería el candidato de la oposición se acercaba y hubo una intensa discusión interna contrarreloj. Algunos partidos querían aupar a Manuel Rosales, gobernador, exalcalde y candidato a las elecciones presidenciales de 2006, que disputó contra Hugo Chávez. Era la apuesta del partido Un Nuevo Tiempo (UNT). Pero, finalmente, Rosales se apartó y la plataforma de coalición optó por Edmundo González Urrutia, un personaje desconocido a nivel nacional. González entró como lo que se conoce en Venezuela como un “candidato tapa” o “guarda puesto”. Una opción para asegurarse el lugar de la Plataforma Unitaria Democrática en la papeleta.
La idea era mantenerlo como una reserva, mientras lograban solventar la situación de María Corina Machado o se conseguía otra candidatura. González dijo en entrevistas que él mismo se sorprendió de su postulación y que “nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición”. Se convirtió en líder de la oposición en un país donde, según han documentado organismos internacionales, han sido detenidas personas críticas al Gobierno y en el que los candidatos denuncian amenazas y ataques.
La coalición confirmó a González Urrutia como candidato definitivo y todos los partidos en bloque, incluido el propio Rosales, lo apoyaron. La clave fue este respaldo, especialmente, el de María Corina Machado. “Lo que está recibiendo Edmundo González es el endoso de los votos de María Corina Machado, por petición de la misma María Corina Machado”, explica Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno.
Machado y González comenzaron una intensa campaña que consistió en recorrer el país durante tres meses, para que la ciudadanía conociera al candidato. Ha sido lo que Fernández define como una “campaña en tándem”, como una bicicleta de dos plazas. “El volante lo lleva María Corina y Edmundo pedalea”, dice.
González Urrutia pidió en mítines y entrevistas “encontrar la reconciliación entre los venezolanos”. Durante semanas lideró la intención de voto en algunos sondeos, en los que aventajó por un margen amplio a Nicolás Maduro. Este domingo, el Consejo Nacional Electoral proclamaba ganador con un 51,2% al presidente de Venezuela, frente a un 44,2% para González Urrutia.