China aprueba la polémica ley de seguridad nacional de Hong Kong para “salvaguardar la soberanía nacional”
La Asamblea Nacional Popular de China (ANP), el órgano Legislativo, ha aprobado este jueves por rotunda mayoría la controvertida propuesta de ley de seguridad nacional de Hong Kong que ha provocado una nueva oleada de protestas en la ciudad semiautónoma.
El borrador ha sido aprobado durante la sesión de clausura de la reunión anual de la ANP, por lo que el texto quedará en manos de un comité legal del Legislativo chino que se encargará de redactar una versión definitiva para su ratificación por el Comité Permanente de la ANP. La propuesta ha recibido 2.878 votos a favor, uno en contra y seis abstenciones.
El texto busca prohibir “cualquier acto de traición, secesión, sedición, subversión contra el Gobierno Popular Central, robo de secretos de Estado, prohibición de organización de actividades en Hong Kong por parte de organizaciones políticas extranjeras y prohibición del establecimiento de lazos con organizaciones políticas extranjeras por parte de organizaciones políticas de Hong Kong”.
Todo ello con el objetivo de “salvaguardar la soberanía nacional, la seguridad, los intereses de desarrollo, mantener y mejorar el sistema de 'Un país, dos sistemas', preservar la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong a largo plazo y salvaguardar los legítimos derechos e intereses de los residentes de Hong Kong”.
Entre los siete artículos propuestos por Pekín se encuentra una provisión que propone un mecanismo legal que permita al Comité Permanente de la ANP articular legislación para prevenir y castigar una serie de supuestos, entre ellos el de “subversión contra el poder estatal”, una acusación usada frecuentemente contra activistas pro derechos humanos en China.
La propuesta de ley llega tras casi un año de protestas en la ciudad que previsiblemente continuarán tras la aprobación, ya que tanto abogados como organizaciones de la sociedad civil consideran que el procedimiento viola los cauces legales para la modificación de normativas de la Ley Básica de Hong Kong.
La Ley Básica estipula que la excolonia británica ha de dotarse de una legislación de seguridad, cuyo debate ya provocó una importante oposición en las calles en 2003 por miedo a que se tradujera en un importante recorte de libertades, hecho que forzó a las autoridades hongkonesas a aparcarla.
Esto ocasionó que la región administrativa especial quedara desprovista de una legislación que criminalizara los mencionados supuestos, en especial los relativos a la “injerencia extranjera” que tanto preocupa al régimen comunista. De hecho, a lo largo del pasado año el Gobierno de Pekín apuntó en repetidas ocasiones a Washington como la mano negra tras las protestas.
En este caso, China busca la inclusión de esta llamada “ley de seguridad nacional de Hong Kong” en el tercer anexo de la Ley Básica a través de su publicación en un boletín oficial local, en vez de someterla a revisión en el Consejo Legislativo de Hong Kong, dada la masiva oposición con la que probablemente se toparía. Por su parte, el pasado miércoles, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, publicó en su cuenta de la red social Twitter: “Hoy informé al Congreso de que Hong Kong ya no es autónomo respecto a China, dados los hechos sobre el terreno. EEUU permanece junto al pueblo de Hong Kong”.
Japón ha pedido, horas después de que se anunciara la aprobación de la ley, que se mantenga un sistema “libre y abierto” en Hong Kong y ha asegurado en un comunicado estar “seriamente preocupado” por la decisión. Además ha solicitado que el desarrollo “democrático y estable” de Hong Kong se mantenga bajo el marco de 'un país, dos sistemas'. El Gobierno nipón ha anunciado que ya ha trasladado esta postura al Ejecutivo chino y que cooperará con otros países para responder a la situación “de una manera apropiada”.
El miércoles, EEUU pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar el proyecto de ley, pero China lo rechazó alegando que es una cuestión interna y no incumbe a este órgano internacional.
La otrora colonia británica de Hong Kong fue transferida a soberanía china el 1 de julio de 1997, si bien conservó sobre el papel una autonomía propia respecto de Pekín para mantener la exitosa organizción política y económica que la convirtió en un importante centro financiero en el Sudeste Asiático.
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