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ELECCIONES EN FRANCIA

Macron logra seguir en el poder pese al récord histórico de la extrema derecha

El presidente francés Emmanuel Macron celebra su victoria en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas en el Campo de Marte en París.

Amado Herrero / Icíar Gutiérrez

París / Madrid —
24 de abril de 2022 20:00 h

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Emmanuel Macron ha sido reelegido como presidente de la República francesa cinco años más tras derrotar en la segunda vuelta de las elecciones a la candidata de extrema derecha Marine Le Pen.

Macron ha ganado los comicios con el 58,54% de los votos frente al 41,46% que ha cosechado Le Pen, según los resultados publicados por el Ministerio del Interior. Macron ha obtenido 18,7 millones de votos y Le Pen, más de 13,2 millones.

Se preveía una cifra baja de participación y así ha sido finalmente. La abstención se ha situado en torno al 28,01%, la más alta en una segunda vuelta desde 1969 –cuando llegó al 31%–.

58,5% Macron
Le Pen 41,5%
18.779.641 votos
Mayoría 50%
13.297.760 votos

La victoria convierte a Macron en el primer jefe de Estado francés en repetir mandato presidencial en 20 años, desde el triunfo de Jacques Chirac sobre Jean-Marie Le Pen en 2002. El presidente ha sacado resultados ligeramente mejores que lo que vaticinaban los sondeos, pero pierde más de siete puntos respecto a 2017, su último duelo con Le Pen.

Derrotada de nuevo en su tercer intento de llegar al Elíseo, la candidata de extrema derecha ha conseguido mejorar el resultado que logró hace cinco años, cuando obtuvo un 33,9% de los votos, su récord hasta ahora. Nunca antes una proporción tan alta de votantes, más del 40%, había optado por la extrema derecha en unas elecciones presidenciales.

Menos de 15 minutos después de conocerse las primeras estimaciones, Le Pen ha reconocido su derrota ante Macron, pero ha destacado lo que considera una “victoria rotunda” de su formación, Agrupación Nacional (AN) [antiguo Frente Nacional]. “En esta derrota, no puedo evitar sentir una forma de esperanza. El pueblo francés ha mostrado un gran deseo de cambio y el deseo de un contrapoder fuerte ante Macron”.

En el Pavillon d’Armenonville de París, desde donde ha seguido los resultados con sus seguidores, Le Pen ha dicho que “continuará su compromiso” para zanjar los rumores de un posible adiós a la política. El que muchos ven como probable sucesor, Jordan Bardella, actual presidente de Agrupación Nacional, ha asegurado poco después: “Creo que [Le Pen] será candidata en las elecciones legislativas en su circunscripción del norte, pero no quiero hablar por ella”.

Macron ha celebrado la victoria rodeado de sus seguidores congregados en el Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel, en la capital. En su discurso, el presidente ha agradecido el apoyo, con especial referencia a quienes han optado por él para frenar a la extrema derecha de Le Pen. “Sé que muchos de nuestros compatriotas me han votado hoy, no para apoyar mis ideas, sino para bloquear a la extrema derecha. Y quiero decirles aquí que soy consciente de que ese voto es una obligación para los próximos años. Soy el guardián de su sentido del deber, de su apego a la República y del respeto a las diferencias que se han expresado en las últimas semanas”.

En la oposición ya empiezan a calentar motores para las elecciones legislativas del próximo junio. El candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, que se quedó a las puertas de la segunda vuelta, se ha apresurado a reaccionar a los resultados, anticipando una batalla con Le Pen para erigirse en líder de la oposición. “La señora Le Pen y el señor Macron representan alrededor de un tercio de los votantes registrados. Las urnas han hablado. La señora Le Pen ha sido derrotada y el señor Macron es el presidente peor elegido de la Quinta República”, ha dicho Mélenchon. “Los días 12 y 19 de junio, otro mundo es posible con las elecciones legislativas: podéis demostrarlo eligiendo una mayoría de diputados insumisos y eligiéndome a mí como primer ministro”.

Los líderes europeos felicitan a Macron

Varios líderes europeos han felicitado al presidente galo por su reelección. Uno de los primeros ha sido el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que ha tuiteado que en “estos tiempos difíciles” se necesita, ha dicho en su cuenta personal, una Francia “plenamente comprometida” para una UE “fuerte” y “más soberana y estratégica”.

En la misma línea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también ha dado la enhorabuena a Macron en un tuit. “Espero continuar con nuestra excelente cooperación. Juntos haremos avanzar a Francia y Europa”.

“Los ciudadanos han elegido una Francia comprometida con una UE libre, fuerte y justa”, ha tuiteado por su parte el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que hace unos días pidió el voto para Macron en una tribuna conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente portugués, António Costa, publicada en varios diarios europeos. “Gana la democracia. Gana Europa”.

Otros dirigentes como Scholz, el primer ministro británico Boris Johnson y el primer ministro canadiense Justin Trudeau también han escrito mensajes de felicitación a Macron.

El crecimiento de la extrema derecha

Los comicios cierran una campaña presidencial atípica, en la que los candidatos han pedido el voto contra su rival más que para sí mismos, con Ucrania como telón de fondo y el poder adquisitivo como principal eje. Macron retrasó al máximo su entrada en campaña para evitar el desgaste. Solo se ha implicado realmente en las dos últimas semanas, entre las dos votaciones, multiplicando actos y visitas por todo el país.

La noche de la primera vuelta, el 10 de abril, el presidente había avanzado una estrategia de unidad expresando su voluntad de “tender la mano a todos los que quieran trabajar por Francia”. Pidió el apoyo a su proyecto, suavizando –en parte– sus propuestas para crear, dijo, “un gran movimiento político de unidad y acción”. El objetivo, además de ganar las elecciones, era lograr un respaldo que pudiera facilitar el Gobierno pasada la votación. Pero, a la vista de las encuestas que estrechaban la distancia con Le Pen, el candidato de La República en Marcha revisó sus ambiciones a la baja y dio prioridad al corto plazo. Macron pidió así un voto para impedir la llegada al poder de la extrema derecha.

Desde entonces, ha enfocado sus intervenciones a exponer la inconsistencia de las propuestas y las consecuencias que tendría la llegada al poder de la Agrupación Nacional. El presidente y las principales figuras de su partido han multiplicado los ataques contra el programa de su oponente, subrayando que supondría “un periodo de caos” para el país si llegara a aplicarse. Macron ha acusado a Le Pen de “deriva autoritaria” respecto a la prensa y de querer sacar a Francia de la Unión Europea, sin reconocerlo abiertamente, lo que significaría “una vuelta al nacionalismo” en el continente.

Le Pen había apostado, a su vez, por pedir un voto de sanción contra la gestión del presidente. Un voto a la vez anti-Macron y antisistema. La candidata de extrema derecha ha intentado canalizar el malestar social y que este eclipse su programa, que se considera que choca con el derecho comunitario y plantea una reforma de leyes e instituciones fuera de los límites de lo que permite la constitución francesa. Sin embargo, Le Pen volvió a perder terreno en la última semana. En el único debate televisivo de la campaña evitó un naufragio como el de 2017, pero volvió a mostrar carencias ante el presidente, que exhibió un mayor dominio de temas y cifras. Aun así ha logrado sus mejores resultados históricos.

Hace cinco años, Macron prometió trabajar para que la extrema derecha no volviese a la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales. No obstante, ya antes de la primera ronda, el presidente admitió su fracaso al “no haber conseguido contener” el crecimiento de los extremos.

Con una victoria que se ha construido esencialmente sobre el rechazo de su oponente, Macron corre ahora el riesgo de aparecer como ganador por defecto de las elecciones para impedir que la extrema derecha llegue al poder. Esto puede debilitar al próximo Ejecutivo a la hora de conseguir que se aprueben grandes reformas, como la de las pensiones, un peligro bien identificado por su entorno, que ya había indicado a varios medios franceses que el “gran reto” si era reelegido es vencer la desconfianza y reconciliar un país polarizado.

“Esta noche, ya no soy el candidato de un bando, sino el presidente de todos”, ha dicho Macron ante sus seguidores este domingo. “Tendremos que ser generosos y respetuosos porque nuestro país está plagado de muchas dudas y divisiones”.

Queda por ver si, más allá de esta victoria, su partido, La República en Marcha, será capaz de capitalizar este triunfo y obtener una mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas. La próxima cita electoral ofrecerá la verdadera recomposición del paisaje político, con los partidos tradicionales diezmados, la aparición de un nuevo movimiento de extrema derecha y el intento del partido Francia Insumisa de agrupar las fuerzas de izquierda.

La elección del primer ministro, que debe anunciarse en las próximas semanas, servirá de indicación respecto a la orientación de este nuevo quinquenio Macron, ya que la continuidad de Jean Castex parece muy improbable. El crecimiento de la extrema derecha avanza en paralelo al descontento social y a la falta de alternativas viables para aquellos que se oponen a la orientación que Macron ha dado a su política.

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