“El no acuerdo está más cerca que nunca”, ha dicho Michel Barnier, el negociador jefe, este miércoles en Estrasburgo, en el Parlamento Europeo: “Sólo el Reino Unido puede encontrar una solución al impasse”.
El desconcierto es total. La sensación de desastre, generalizada. La frustración de los dos últimos años dedicados casi de manera exclusiva al Brexit, también. El convencimiento de todo lo que no se hace por las energías dedicadas al monotema, es total. Porque, como dice Barnier, Europa entera está en un impasse.
El Parlamento británico rechazó el martes el “acuerdo mejorado” del Brexit, este miércoles rechazará la salida sin acuerdo y el jueves votará que hay que pedir una prórroga a Bruselas. Pero, ¿para qué?, se preguntan en la capital comunitaria. “Miren a Londres para buscar respuestas, no a Bruselas”, ha dicho hasta dos veces este miércoles el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas: “Ellos son los que tienen que decidir qué quieren: hay un acuerdo, mejorado el lunes por la noche que ha sido rechazado. Si quieren una prórroga, la tienen que pedir, y según dice el tratado tienen que razonar esa petición”.
Lo previsible es que los 27 jefes de Gobierno, reunidos en Bruselas el 20 y 21 de marzo, aprueben por unanimidad esa prórroga, pero necesitan un motivo, y May no tiene mayoría en el Parlamento británico para ninguna iniciativa propositiva.
Impasse, como dice Barnier.
“Con el Brexit, lo raro es lo normal, y lo normal es lo raro”, explica una fuente comunitaria. Es decir, cualquier cosa puede pasar. Si el sentido común decía que el Brexit ha de ser con acuerdo y que todo, al final, se arregla, el sentido común está aplicándose poco a este asunto. “Cada vez estamos más cerca del riesgo de un Brexit sin acuerdo”, ha dicho Barnier en Estrasburgo: “El Reino Unido, es su responsabilidad, debe decirnos lo que quiere para nuestra futura relación, cuál es su elección. Esa es la pregunta que se plantea ahora, a la que esperamos una respuesta, y esa pregunta se plantea incluso antes de una decisión sobre una eventual extensión”.
En realidad, de lo que se está cerca es de prolongar la incertidumbre, o de salidas dramáticas: que la primera ministra británica, Theresa May, retire la petición del Brexit ante el bloqueo evidente. O que dimita y deje el marrón al que venga detrás, lo cual llevaría consigo indefectiblemente una prórroga larga del Brexit, con convocatoria de elecciones europeas de por medio; y que el nuevo gobierno decida entre la retirada del Brexit, un segundo referéndum o intentar renegociar el acuerdo, algo a lo que se opone la UE.
“La prórroga no puede ser para renegociar nada”, han dicho fuentes comunitarias. Y lo ha dejado claro Barnier también: “¿Prolongar esta negociación para hacer qué?; la negociación sobre el artículo 50 [el Brexit] está terminada”.
Los líderes de los dos principales grupos parlamentarios de la Eurocámara, el Partido Popular Europeo (PPE) y los Socialdemócratas (S&D), han reclamado este miércoles un segundo referéndum ante el bloqueo del Parlamento británico. “Lo lógico sería volver a preguntarles a los ciudadanos. Desde un punto de vista democrático sería lo más lógico”, ha dicho el líder del PPE en el Parlamento Europeo, Manfred Weber “Si ese Parlamento continúa bloqueado, a los ciudadanos del Reino Unido hay que darles una segunda oportunidad”, ha dicho el socialdemócrata Udo Bullmann.