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Una misión de la OSCE concluye que Rusia atacó el hospital de Mariúpol y fue un crimen de guerra

Una mujer embarazada es evacuada tras el ataque a un hospital materno infantil en Mariúpol el 9 de marzo.

Icíar Gutiérrez

13 de abril de 2022 19:07 h

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Una misión de expertos de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha presentado un informe sobre las violaciones de derecho humanitario cometidas en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en el que constatan, entre otras cosas, “claros patrones” de vulneraciones por parte de las fuerzas rusas durante las hostilidades. Afirman que, si hubieran respetado sus obligaciones, “el número de civiles muertos o heridos habría sido mucho menor”. Al analizar lo que ocurrió en el hospital materno infantil de Mariúpol el 9 de marzo, concluyen que fue destruido en un ataque ruso y sus responsables cometieron un crimen de guerra.

El informe, firmado por los profesores Wolfgang Benedek, Veronika Bilková y Marco Sassóli, señala que algunas conclusiones son preliminares debido al corto periodo de investigación en el contexto de un conflicto, pero puede servir de base para que otros organismos elaboren investigaciones más profundas sobre la responsabilidad jurídica y también para determinar la responsabilidad política. Las vulneraciones analizadas se produjeron tanto en la parte ucraniana como en la rusa, pero las cometidas por Rusia “son, de lejos, de mayor naturaleza y magnitud”.

La misión de expertos ha tratado de analizar con más detalle dos ataques en la ciudad asediada y fuertemente destruida de Mariúpol y desmontan algunos de los principales argumentos de Rusia sobre los mismos.

En concreto, se centran en el ataque al hospital materno infantil de Mariúpol del pasado 9 de marzo. La instalación, con 390 camas, sufrió graves daños y al menos tres personas murieron y 17 resultaron heridas –al menos una mujer embarazada herida y su bebé, que nació posteriormente, murieron a causa de esas heridas–. El informe dice que las imágenes tomadas justo antes y después del ataque demuestran que se trataba de un hospital que estaba operativo y que resultó gravemente dañado por el ataque.

Los tres autores recuerdan que Rusia calificó esta ataque como desinformación y acusó a Ucrania de haberlo montado. También argumentó que el edificio era utilizado por el Batallón Azov, de corte ultranacionalista, y “que todos los pacientes habían sido evacuados, entre otras cosas, tras una advertencia dada por Rusia”. Esta advertencia, señalan, consistió supuestamente en una declaración del representante ruso en el Consejo de Seguridad el 7 de marzo.

Una publicación que “intenta corroborar este uso militar muestra una fotografía de un tanque y de personas armadas delante de un edificio que supuestamente era el hospital de maternidad, pero este edificio no coincide con ninguno de los edificios situados en un radio de un kilómetro del hospital cuando se compara con las imágenes de satélite”. La forma del edificio es bastante singular y se podría detectar desde arriba, dicen. Sin embargo, el representante permanente de Rusia ante la ONU mostró el día 11 imágenes del hospital “en las que se afirmaba que no podía haber sido alcanzado por un cohete: mostró una foto de un cráter, 'que según todos los indicios se formó como resultado de la explosión de una mina colocada en el suelo”. 

Los especialistas concluyen que el hospital “fue destruido por un ataque ruso”. “Según las explicaciones rusas, el ataque tuvo que ser deliberado. No se dio ninguna advertencia eficaz ni se fijó ningún plazo”. Creen, por tanto, que este ataque constituye “una clara violación” del derecho internacional humanitario y “los responsables del mismo han cometido un crimen de guerra”.

También analizan el ataque del 16 de marzo contra el Teatro Dramático situado en el centro de Mariúpol fue destruido por un potente explosivo, lo cual, dicen, “es indiscutible”. También consideran indiscutible que la destrucción del edificio –en el que se había marcado que había niños y en el que se habían refugiado muchos civiles– fue “deliberada”.

“Rusia no afirma que fuera un objetivo legítimo, sino que fue volado por el Batallón Azov”, reza el informe. Sin embargo, los autores dicen que no recibieron ninguna señal de que esto pudiera ser así. Tras el ataque, algunas personas, incluidos niños, pudieron salir por sus medios. Las autoridades creen que 300 personas murieron.

“Estas fueron las personas que se refugiaron en la parte del teatro que quedó totalmente destruida”. Los expertos indican que les explicaron que la falta de información sobre la suerte del resto de personas se debía al asedio de la ciudad y el trauma de los supervivientes, “que hizo imposible entrevistar a muchos de ellos”. “Este incidente constituye con toda probabilidad una violación atroz del derecho internacional humanitario y quienes lo ordenaron o ejecutaron cometieron un crimen de guerra”.

“Patrones claros” por parte de Rusia

En su informe, la misión de expertos advierte de que, dadas las circunstancias, no ha sido posible elaborar una evaluación detallada de la mayoría de las acusaciones de violaciones del derecho humanitario y de crímenes de guerra relativas a incidentes concretos, pero constató “patrones claros de dichas violaciones por parte de las fuerzas rusas en la mayoría de las cuestiones investigadas”.

También, indican en el informe, han identificado algunas violaciones y problemas en relación con las prácticas de Ucrania, “pero no pudieron confirmarse las acusaciones de que Ucrania, y no Rusia, había causado algunas de las muertes, lesiones o destrucciones atribuidas a Rusia”.

La investigación fue ordenada el pasado 3 de marzo por 45 de los 57 Estados miembros de la OSCE con el apoyo de Kiev. La investigación —presentada en una reunión del Consejo Permanente de la OSCE—, cubre los hechos del 24 de febrero al 1 de abril, por lo que no incluye las atrocidades descubiertas en Bucha, y otras localidades cerca de Kiev, que se han atribuido a las tropas rusas.

Los 45 socios de la OSCE —entre ellos EEUU y todos los de la Unión Europea— encargaron el estudio invocando el llamado 'Mecanismo de Moscú' de la organización para que se esclarezcan las acusaciones de violaciones de los derechos humanos y posibles crímenes de guerra.

La misión se ha enfrentado a varias limitaciones, aunque los autores explican que han podido acceder a una gran variedad de fuentes que les han permitido tener una buena visión de la situación en general. Rusia fue invitada a cooperar con la misión de expertos, pero se negó a aportar cualquier información o ayuda. “A pesar de esta falta de cooperación, la misión de expertos hizo todo lo posible para tener en cuenta también las posiciones rusas”. Ucrania, como Estado solicitante, ha cooperado aunque de manera limitada por la guerra, pero los autores lamentan no haber logrado tener ningún contacto con los militares ucranianos.

El líder prorruso de la autoproclamada república popular de Lugansk, en el este de Ucrania y cuya independencia fue reconocida por el Kremlin en febrero, ha anunciado que prohibirá las actividades de la OSCE a partir del 30 de abril, informa EFE.

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