La victoria de Andrés Manuel López Obrador no frenó los comentarios clasistas ni racistas en su contra: los potenció. México es un país profundamente clasista y racista, las estadísticas no mienten. De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), siete de cada diez mexicanos son discriminadas por una multitud de pretextos: socioeconómicos, físicos, de estilo de vida. La desigualdad es tal en México que solo una quinta parte de su población no tiene carencias sociales; del resto, más de la mitad es pobre.
Durante la campaña de López Obrador, el candidato fue víctima de discriminación por su color de piel, por su edad —la campaña de José Antonio Meade lanzó una serie de videos donde insinuaban que una persona de la tercera edad no podía gobernar—, y porque no habla bien inglés.
Tras su victoria en las elecciones presidenciales, este panorama no cambió y comenzaron a circular los hashtags #MeDuelesMéxico y #AMLONoEsMiPresidente, alimentados por un sentimiento que el investigador Hernán Gómez Bruera ha venido a denominar “pejefobia”: un miedo irracional a López Obrador (apodado “El Peje”, en referencia a un pescado típico de Tabasco, su región de origen) basado en un “conjunto de exaltadas emociones que beben de prejuicios clasistas”.
Incluso el hijo menor del presidente ha sido objeto de burlas por su aspecto físico. La imagen de Jesús Ernesto, de once años, con unos mechones rubios protagonizó diversos memes de mal gusto en las redes sociales tras la victoria electoral de su padre, aunque otros usuarios salieron a defenderlo. La familia del presidente ha sido criticada por su forma de vestir, por su tono de piel y hasta por su apellido “López”, el tercero más común en México, según el Instituto Nacional Electoral.
El presidente electo no ha sido el único funcionario señalado por su origen humilde en este periodo de transición. También ha habido casos como el de Pedro César Carrizales “El Mijis”, diputado estatal electo de San Luis Potosí, quien fue atacado por sus brazos tatuados y pasado pandillero. Entre los apelativos más repetidos contra López Obrador y su familia está el de 'naco', un término despectivo que refleja el racismo y la discriminación de clases en el país. El Diccionario de mexicanismos define naco como una persona percibida sin urbanidad o sin civismo, de bajos recursos o de origen indígena.
Representación popular
De acuerdo con el Módulo de Movilidad Social Intergeneracional (MMSI), presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INAGI) en 2017, un 88% de los mexicanos encuestados se consideran morenos. El color de piel fue elegido por los entrevistados a partir de una escala cromática desarrollada por el Proyecto sobre Etnicidad y Raza en América Latina (PERLA). Aunque sus resultados no son concluyentes en cuanto al total de la población mexicana, se trata de una muestra que permite plantear preguntas como qué grado de representación tienen los tonos de piel de los mexicanos en la cúpula de gobierno.
En 2017, Adrián Santuario, el físico de la Universidad Nacional Autónoma de México, analizó el color de piel de los 500 diputados federales del país para identificar qué tono tenía mayor representación en la Cámara Baja del Congreso de la Unión durante la LXIII Legislatura (2015-2018). Su estudio permitió señalar que el partido con el promedio de piel más clara era el Verde Ecologista de México —que equivalía al 7,8% de la Cámara en esa legislatura—, mientras que el partido de piel más oscura era el de la Revolución Democrática, de izquierdas —10.8%—.
En el espectro cromatográfico de dicha legislatura, el partido con mayoría en la Cámara Baja, el PRI, estaba más hacia el lado de los morenos, mientras que el PAN (derecha), con el 21% de los diputados, era el tercero más blanco. Morena, el partido de López Obrador, que en esa legislatura contaba con un 9,4% de representación, es el segundo partido de tez más oscura.
Este espectro podría cambiar a partir de septiembre, cuando inicie la LXIX Legislatura (2018-2021). Después de las elecciones federales, Morena (izquierda) —segundo partido de tez morena— será el partido con más representación en la Cámara de Diputados con un 42%, mientras que el PVEM —el más blanco— contará con apenas el 5,5% de presencia. El PRD, señalado en la cromatografía de Santuario como el partido más moreno en promedio, tendrá apenas un 6% de los diputados.
En términos de representación de género, la Cámara de Diputados en la próxima legislatura contará con un 47,8% de diputadas y un 52,2% diputados. Pero queda mucho camino por andar, considerando que apenas 13 de 500 diputados corresponden a población indígena. ¿Cómo será el espectro cromatográfico de la próxima legislatura? En un país tan dividido por el racismo y clasismo como México, será un tema para mantener en el ojo público.