La portada de mañana
Acceder
Israel no da respiro a la población de Gaza mientras se dilatan las negociaciones
Los salarios más altos aportarán una “cuota de solidaridad” para pensiones
Opinión - Por el WhatsApp muere el pez. Por Isaac Rosa

Los populares europeos eligen al favorito de Merkel como candidato a presidir la Comisión Europea

Andrés Gil

Enviado especial a Helsinki —

0

Repliegue a las esencias democristianas ante el avance de la extrema derecha. Y bajo el legado de Angela Merkel. En los discursos y en la elección del candidato a presidir a la Comisión Europea: el alemán Manfred Weber, el candidato de una canciller que está de salida, ha derrotado al finlandés Alex Stubb con el 79% de los votos de los delegados –492 votos de los 619 emitidos–. 

“Usemos este momento de Helsinki para trasladar que tenemos un buen programa para Europa”, ha dicho Weber en su discurso de aceptación junto a Stubb. Weber era el candidato de Merkel, pero también de Pablo Casado y el PP y de el aparato de la familia democristiana, el que intentaba representar el centro entre el centrado Stubb y los devaneos extremistas del húngaro Víktor Orban y el austriaco Sebastian Kurz, ambos alineados con Weber.

Durante los dos días de congreso, los líderes conservadores europeos han intentado rearmarse ante el avance de la extrema derecha y, también, del nuevo centro representado por Emmanuel Macron: los populares europeos acaban de perder España y hace tiempo que perdieron Francia, Italia y Portugal. 

Weber, presidente de los populares en el Parlamento Europeo, carece de experiencia de gobierno y pertenece a la CSU, los aliados bávaros de la CDU de Merkel. Su elección en estas primarias no le garantiza que pueda ser el próximo presidente de la Comisión Europea.

El sistema, conocido como spitzenkandidat, consiste en que las familias políticas eligen a un candidato a presidente de la Comisión en el bien entendido de que lo será si su partido es el más votado en las elecciones europeas. Así ocurrió en 2014 con el PPE y Jean-Claude Juncker. No obstante, como es algo no escrito en ningún tratado, la decisión final estará en los jefes de Gobierno, que hasta 2014 eligieron a dedo al presidente de la Comisión Europea.