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El primer gran debate presidencial de la historia argentina es todo un 'hit'

Era un día histórico para los argentinos, y se notó. Más de la mitad de los televidentes estaba enganchada desde antes de comenzar al primer debate de la historia entre dos candidatos a presidente antes del ballotage. Mauricio Macri, el líder liberal de la oposición, y Daniel Scioli, el candidato peronista, se jugaron desde sus atriles las últimas balas de plata de la campaña antes de las elecciones del 22 de noviembre. En la primera vuelta Scioli ganó por tres puntos y ahora Macri es el favorito para suceder a Cristina Kirchner en el gobierno.

Al contrario de lo que se había previsto, no fue un encuentro anodino y amable. Hubo chispas en el cruce y acusaciones mutuas. Incluso más acusaciones que propuestas concretas. Macri, que según las encuestas llegaba con ventaja, atacó desde el principio con la gestión de Cristina Kirchner, de la que Scioli intenta despegarse. Y Scioli insistió durante la hora y media que duró el debate en la idea de que la devaluación que producirían las políticas de la oposición perjudicaría principalmente a los trabajadores.

“Sus propuestas son un peligro”, advirtió Scioli, que habló de “retroceso al pasado”, relacionando directamente a Macri con “las recetas del FMI” ante las que Argentina debería evitar “arrodillarse”. ¿Quién va a pagar los costes del ajuste?, preguntó, sin obtener respuesta. Su contrincante, un Macri que se presentó sin corbata y con un gesto más relajado, optó por rechazar la “campaña del miedo” y lanzar críticas a

las cuestionadas estadísticas oficiales. Incluso aseguró que “las mentiras” del kirchnerismo y la falta de confianza en las instituciones son las responsables de la falta de inversiones en el país. ¿Estás de acuerdo con la afirmación del jefe de gabinete de que Alemania tiene más pobres que Argentina?“, retó Macri.

En mensajes muy estudiados y precisos, que muchas veces se saltaron la estructura de pregunta-respuesta entre los candidatos con la que se articuló el debate, los dos se atrincheraron en sus posiciones, arriesgaron poco y se escucharon menos. El hecho de que tuvieran prohibido interrumpirse tampoco contribuyó a generar un diálogo.

Venezuela y el 'efecto Cristina'

Para Scioli, el cambio que propone Macri –la coalición que encabeza se llama Cambiemos– se resume en “libre mercado, devaluación y poner a los gerentes de multinacionales como referentes”. Precisamente, los principales desafíos a los que se enfrenta Argentina en los próximos años tienen que ver con la economía: el próximo presidente se encontrará con un contexto complicado por el descenso del precio de las materias primas que exporta el país, con un vecino y socio comercial en problemas como Brasil, una moneda debilitada y once cotizaciones diferentes del dólar.

“Ustedes devaluaron más que nadie. El dólar pasó de 3 a 15 pesos”, lanzó Macri. “Y Argentina hace cuatro años que no crece”. Para cambiar eso su propuesta es un plan de infraestructuras“ que cree ”dos millones de puestos de trabajo“. Además, prometió ampliar una de las medidas estrella del gobierno de Cristina Kirchner: la asignación universal por hijo.

Scioli se enfocó en las clases medias y bajas, y puso el acento en la defensa de los derechos de los trabajadores en las paritarias (las negociaciones sectoriales de aumento de salarios, que rondaron el 30 y 40% este año) y en un Estado presente frente a “dejar todo en manos del mercado”. Y aprovechó para recordar que Macri se opuso a la nacionalización de empresas como YPF o Aerolíneas Argentinas y los fondos de jubilaciones y pensiones.

Macri intentó todo lo posible relacionar a Scioli con el kirchnerismo más duro. “Vos no sos el cambio, vos elegiste ser la continuidad”, acusó el candidato de Cambiemos. Y además de atacar el personalismo y la falta de diálogo con la prensa, Macri apuntó a uno de los aliados ideológicos del kirchnerismo: Venezuela. El líder de la oposición propuso aplicar la ‘cláusula democrática’ para expulsar a ese país del Mercosur por la situación de los presos políticos. También propuso derogar el memorándum de entendimiento con Irán, el polémico acuerdo que apuntaba a la colaboración de la nación islámica en la investigación del atentado terrorista a la AMIA. La explosión en la que murieron 85 personas en 1994 (y su encubrimiento) era lo que investigaba el fiscal Nisman antes de morir.

Pero el nombre de Nisman no apareció en el debate. Tampoco hubo más referencias a la política internacional o a la inserción de Argentina en el mundo. Otros temas ausentes: la desigualdad (América Latina es la región más desigual del planeta), el medio ambiente (hace poco hubo en Argentina un importante vertido de cianuro en una explotación de minería a cielo abierto), o el aborto (que sigue prohibido en casi todos los casos).

Está claro que ninguno de los dos quería arriesgarse a perder apoyos en la elección más igualada de la historia reciente argentina, que se resolverá definitivamente el próximo domingo.