La toma de posesión del nuevo Gobierno conservador de Portugal aún estaba en marcha este martes cuando las redes sociales del Ejecutivo volvieron a la antigua imagen gráfica estrenada en tiempos del gabinete de derechas de Pedro Passos Coelho, marcado por el periodo de austeridad durante la crisis económica que afectó gravemente a Portugal.
La versión modernizada la imagen del Ejecutivo, puesta en marcha durante la etapa del socialista António Costa, tenía unos meses, pero ha sido la primera inversión simbólica del Gobierno de Luís Montenegro.
Estrenada en julio de 2023, la imagen gubernamental ahora relegada fue obra del reputado diseñador portugués Eduardo Aires. Consistía en un rectángulo verde, un círculo amarillo y un cuadrado rojo, recreando la bandera nacional de una forma más “inclusiva y laica”, según la definición del manual de normas gráficas.
El cambio no causó mucha polémica cuando se dio a conocer, y la imagen se utilizó ampliamente durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa y durante la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2024.
Pero a finales de noviembre, tras la dimisión de Costa, Nuno Rogeiro, conocido analista internacional de noticias, lo calificó públicamente de “un desastre”. Eso bastó para agitar las redes sociales y a una serie de tertulianos de derechas que se opusieron públicamente a la nueva imagen, afirmando que el Gobierno se estaba deshaciendo “furtivamente” de los símbolos de la historia de Portugal.
“Atentado contra los símbolos nacionales”
La principal crítica fue la tendencia minimalista del logotipo y la ausencia de los símbolos históricos presentes en la bandera nacional, como el escudo, la esfera armilar o los castillos. El rediseño de la imagen –que incluyó la creación de un tipo de letra para uso exclusivo de organismos públicos– costó 74.000 euros.
Los críticos impulsaron una petición con 12.000 firmas, argumentando que el logotipo era un “atentado contra los símbolos nacionales” y que “cualquier niño podría hacer” la nueva imagen. Pronto se convirtió en tema de precampaña y Montenegro prometió que daría marcha atrás a la imagen gráfica del Gobierno.
Este miércoles, el ministro de la Presidencia, António Leitão Amaro, dio su primera rueda de prensa tras la primera reunión del Consejo de Ministros. De la reunión han salido tres prioridades: el cambio de la imagen gráfica del Gobierno, el compromiso de presentar el 10 de abril un programa de Gobierno “humilde y dialogante” y la apertura de conversaciones con los distintos partidos para encontrar soluciones en la lucha contra la corrupción.
En cuanto al cambio del logotipo, Leitão Amaro lo ha justificado diciendo que se ha vuelto “a una imagen que recupera símbolos esenciales de nuestra identidad, historia y cultura”, y que, con la vuelta de los castillos y el escudo, el logotipo “vuelve a tener símbolos con los que el pueblo portugués se identifica”. El coste de esta marcha atrás no está claro, ya que todos los materiales de comunicación del Gobierno que se modificaron hace ocho meses tendrán que volver a cambiarse.
El nuevo Ejecutivo también prometió el miércoles presentar en el plazo de dos meses una solución para la ubicación del nuevo aeropuerto de Lisboa –una discusión que dura ya más de 50 años en Portugal– y un plan de emergencia para recuperar el sector sanitario portugués, tras una serie de problemas de falta de recursos humanos en la sanidad pública.
Los primeros pasos del Gobierno de Montenegro
La semana pasada, Montenegro presentó un Gobierno formado por altas figuras del Partido Social Demócrata (PSD), eurodiputados con años de experiencia política en Bruselas y cinco independientes de la sociedad civil. Son 17 ministerios, de los cuales siete están ocupados por mujeres.
Tras su toma de posesión este martes, el Ejecutivo de Montenegro ya está operativo, pero todavía no ha asumido plenas funciones a la espera de que su programa sea sometido a votación en Asamblea de la República, donde la alianza electoral que encabezó líder de centroderecha tiene 80 escaños, lejos de los 116 para una mayoría absoluta, tras ganar por la mínima las elecciones del pasado 10 de marzo.
Se avecina, por tanto, una legislatura complicada para este gabinete, abocado a gobernar a golpe de decreto cuando sea posible, o a pactar con el Partido Socialista o la extrema derecha de Chega, con la que Montenegro ha reiterado que no va a negociar acuerdos.
En su discurso este martes, el político conservador lanzó un mensaje al líder socialista, Pedro Nuno Santos, instándole a decidir entre hacer “una oposición democrática o un bloqueo democrático”.