En los próximos meses, cada candidato a la presidencia de EEUU pronunciará decenas de discursos dirigidos a los electores en los que se cuida cada detalle y no se deja nada al azar. Para llegar a presidente hay que ser, como mínimo, un orador decente. Y esto implica saber pronunciar bien un discurso, pero no tanto escribirlo. Para eso está la figura del ‘speechwriter’, la persona encargada de redactar las palabras que luego dirá el candidato de turno.
Lejos de permanecer en la sombra, la figura de redactor de discursos está bastante oficializada en la vida pública estadounidense. Su trabajo es entrar en la mente del político y captar sus prioridades y 'frases estrella' para que luego estas estén reflejadas en su discurso. La influencia de algunos de estos escritores ha llegado a ser decisiva en la conformación de la oratoria de líderes como Kennedy, cuyo ‘speechwriter’, Ted Sorensen, le acompañó durante 11 años, o el propio Obama, con un equipo de escritores muy jóvenes con Jon Favreau a la cabeza y que fueron los que estuvieron tras lemas como el ‘Yes, we can’.
Miller, un asesor obsesionado con la inmigración
Donald Trump también cuenta con un equipo encargado de escribir y revisar cada una de las intervenciones que realiza. A la cabeza de este equipo está, como 'speechwriter jefe', Stephen Miller, de tan solo 35 años, pero que ha sabido captar a la perfección la manera de expresarse y las ideas del actual presidente de los Estados Unidos. Por eso es también uno de sus asesores más importantes.
Junto al exasesor Steve Bannon, Miller fue el encargado de escribir el discurso inaugural que Trump pronunció en el Capitolio al ser proclamado presidente, según informó The Wall Street Journal. También es el autor de la gran mayoría de las ácidas alocuciones durante la campaña de 2016, siendo uno de los principales responsables de su retórica agresiva.
El asesor, licenciado en ciencias políticas por la Universidad de Duke, es uno de los hombres clave de Trump y, según la revista Politico, es la persona cuya “voz se asemeja” más a la del presidente. Lo cierto es que Miller es uno de los principales responsables de que la Casa Blanca de Trump lleve como una de sus señas de identidad la obsesión con la inmigración.
Nació en Santa Mónica, California, hijo de judíos que simpatizaban con el Partido Demócrata, pero se fue volviendo más conservador con el paso de los años. Ya en la universidad escribía una columna en el periódico en la que se quejaba de cosas como que “la juventud de hoy en día ve EE UU como un punto de encuentro para culturas de otras naciones”, reclamando que los “Estados Unidos sin su cultura son como un cuerpo sin su alma”.
El asesor del presidente se hizo especialmente conocido a finales del año pasado, cuando se filtraron varios correos en los que mostraba su apoyo a libros y webs racistas o supremacistas. A pesar de que más de 100 congresistas pidieran su dimisión, el hombre fuerte de Trump mantuvo su puesto en la Casa Blanca y todo apunta a que será una de las piezas clave en esta campaña que no ha hecho más que empezar.
El equipo de redacción de discursos encabezado por Miller lo conforman también Vince Haley y Ross Worthington, según The New York Times. Dos personas que tuvieron mucho que ver en el último discurso del Estado de la Unión del presidente, ese que Pelossi acabó rompiendo al terminar.
Ambos 'speechwriters' trabajaron con Newt Gingricht, presidente de la Cámara de Representantes entre 1995 y 1999, época en la que ejerció una acérrima oposición al presidente Clinton. Haley fue el encargado de dirigir su campaña cuando se presentó a las primarias republicanas en 2012 y también fue un importante cargo ejecutivo de su productora. Por otra parte, Worthington, además de formar parte también de la productora de Gringricht, es la coautora de su libro.
El encargado de ser la voz de Trump a través de las redes es Dan Scavino, miembro de su equipo desde que el magnate anunció sus intenciones de postularse al cargo. Su función es escribir o revisar los tuits del presidente antes de ser enviados. Según la revista Wired, teniendo en cuenta los hábitos de Trump, los tuits que más probabilidades tienen de estar escritos por el presidente son los enviados entre las 6:00 p.m. y las 10 a.m. (hora de Washington D.C.).
Los 'speechwriters' tienen la obligación de entrar en la mente del candidato y sobre sus discursos recae gran parte del peso y la responsabilidad de la campaña. Obama es recordado por sus discursos, escritos por Jon Favreau durante más de 8 años. El expresidente se refería a él como un “lector de mentes” y la revista TIME lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo.
El propio Favreau escribió un tuit tras la Convención Republicana celebrada este jueves sobre el discurso que había pronunciado el presidente Trump, quejándose de un 'speechwriting' “pésimo”: “Dejando a un lado las mentiras y las políticas terribles, la redacción del discurso es realmente pésima”.
Biden: “Si intentas cambiar mi 'swing', no nos vamos a llevar bien”
El candidato demócrata, Joe Biden, fue el encargado de cerrar la Convención Demócrata el pasado 20 de agosto con un discurso que fue recibido de una manera muy positiva por sus seguidores. Esta campaña será muy extraña en ese sentido, por culpa de la pandemia la eficacia de los discursos no se podrá medir en aplausos o pasiones que se levanten en un público, sino en reacciones en redes sociales.
Una de estas reacciones fue la del propio presidente Trump y varios de los miembros de su familia, muchos de ellos nombrados asesores importantes del Gobierno norteamericano. Donald Trump Jr., hijo del presidente, acusó a Biden de haber leído todo el discurso a través de un teleprompter, mientras que el propio Trump publicó un tuit en el que decía que sus palabras habían sido eso, “solo palabras”, a la vez que se preguntaba por qué no había sido capaz de hacer ni una sola de las cosas que había dicho durante sus 47 años de servicio público.
Durante la Convención, las palabras de Biden se centraron en que “América necesita recuperar la dignidad”. Sobre esta premisa se construyó toda la alocución del candidato. Y los encargados de darle forma fueron, según The New York Times, Vinay Reddy y Carlyn Reichel, dos escritores y asesores contratados por la campaña del exvicepresidente y que le acompañarán durante todo el recorrido electoral. Estos dos ‘speechwriters’ son antiguos conocidos por Biden, quizá por eso los ha elegido para afrontar el reto más importante de su vida política.
Vinay Reddy fue ya el jefe del equipo de redacción de discursos durante su segundo mandato como vicepresidente. Natural de un suburbio de Dayton, en Ohio, es la segunda generación en Estados Unidos de una familia de origen indio. Por su parte, Carlyn Reichel es también la directora de política exterior de la campaña y especializada en escribir este tipo de discursos. Estudió en la Universidad de Stanford y era la encargada de escribir los discursos relacionados con política exterior durante la época de Biden como vicepresidente, también ha trabajado en el Departamento de Estado, encargado de las relaciones exteriores.
A pesar de contar con este equipo, Biden tiene un gran peso en las palabras que pronuncia y se preocupa de que sus redactores capten muy bien la esencia de aquello que quiere transmitir. Uno de sus antiguos 'speechwriters' afirmó que el exvicepresidente lo comparó con un entrenador de golf: “Si intentas cambiar mi swing, no nos vamos a llevar bien”.