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Los aliados debaten enviar F-16 a Ucrania: ¿pueden los cazas marcar la diferencia en la guerra?

Exhibición de aviones de combate ucranianos durante un desfile militar en agosto de 2021.

Dan Sabbagh

19 de mayo de 2023 22:37 h

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¿Qué es el F-16?

El F-16 Fighting Falcon es un avión de combate ligero diseñado en la década de 1970. Se puso en servicio por primera vez en 1979 y fue muy utilizado por la aviación estadounidense en las guerras de Irak y Afganistán.

Construido originalmente por Estados Unidos en consorcio con Bélgica, Dinamarca, Países Bajos y Noruega, el avión, que puede viajar al doble de la velocidad del sonido, se convirtió en uno de los aviones militares más populares de todos los tiempos y sigue siendo ampliamente utilizado. Lockheed Martin, el fabricante estadounidense, afirma que hay más de 3.000 F-16 en servicio en 25 países del mundo.

Hoy, sin embargo, ha sido sustituido por el F-35, pero Lockheed sigue fabricándolo en Carolina del Sur. Eso se debe a que es más barato –cuesta decenas de millones– y a que Estados Unidos no siempre permite la exportación del jet más moderno.

¿Por qué los quiere Ucrania?

Al comienzo de la guerra, Ucrania contaba con una pequeña fuerza aérea de aviones de combate soviéticos, unos 120 aparatos con capacidad de combate, según el think tank IISS. Ese número ha ido disminuyendo a medida que ha avanzado la guerra, aunque –sorprendentemente, dado el número de aviones y defensas aéreas rusas– los expertos afirman que Ucrania conserva una capacidad aérea limitada. Pero a medida que pase el tiempo, su fuerza aérea necesitará ser repuesta.

Una característica llamativa de la guerra de Ucrania ha sido el uso relativamente limitado que ha hecho de su poder aéreo. Las defensas antiaéreas rusas se consideran eficaces, mientras que Moscú se ha mostrado muy reacio a arriesgar su propia fuerza aérea más allá de la línea del frente, ya que quiere minimizar las pérdidas. El exgeneral de la Fuerza Aérea estadounidense Philip Breedlove ha descrito la situación aérea como de “negación mutua”.

Sin embargo, Kiev esperaba poder utilizar escuadrones de aviones rápidos para apoyar un avance o, al menos, ayudar a neutralizar un ataque masivo ruso.

¿Cuál es la postura actual de los aliados occidentales?

Ucrania inició una campaña de presión de alto nivel para conseguir los cazas en enero, casi inmediatamente después de que Alemania y EEUU dijeran que suministrarían sus propios tanques a Ucrania por primera vez.

Francia, que fabrica sus propios aviones de combate, pareció abierta a la idea desde el principio. El presidente Emmanuel Macron dijo que su suministro no era tabú, siempre que eso no se considerara una escalada y los cazas franceses no se utilizaran para atacar “suelo ruso”.

Sin embargo, la postura de la Casa Blanca es la que resulta crítica, ya que tiene el control sobre la reexportación de los jets y ninguna nación quiere desmarcarse de Washington, dada la preocupación por cualquier posible represalia rusa.

La actitud de EEUU ha evolucionado rápidamente, desde el firme no de Joe Biden a finales de enero hasta las informaciones de este viernes, según las cuales EEUU respaldará un esfuerzo internacional conjunto para formar a pilotos ucranianos en el vuelo de F-16 y otros cazas modernos. La decisión no significa necesariamente que se vayan a suministrar F-16 y otros cazas inmediatamente después de la formación. Más bien dará a Washington y a sus aliados la capacidad de suministrar aviones a corto plazo.

El cambio de opinión se hace eco de las conversaciones sobre el suministro de otras armas, como los carros de combate.

¿Y el entrenamiento y el mantenimiento?

Fuentes occidentales han dicho este 19 de mayo que el entrenamiento comenzará en las próximas semanas en un lugar no especificado de Europa y tardará unos meses en completarse.

Aprender a pilotar los F-16 es una tarea para pilotos experimentados y estos tendrían que ser apartados de la guerra para entrenarse. Se dice que Ucrania ha identificado a 50 pilotos a los que espera entrenar inmediatamente.

Las estimaciones varían, pero podría llevar entre cuatro y seis meses entrenarlos para que alcancen capacidades de combate. Los requisitos no se limitan a los pilotos. “Un avión tiene que venir con un paquete de armas, personal de tierra y apoyo”, dijo Douglas Barrie, del think tank IISS, lo que significa que Ucrania necesitará personal de repuesto y formar a su propio grupo de ingenieros. Es más complicado que aprender a utilizar un tanque occidental.

¿Pueden los F-16 marcar la diferencia en el campo de batalla?

En parte, es una cuestión de cuántos F-16 podría obtener Ucrania. La Fuerza Aérea del país se ha atrevido a pedir 200, un número que incluso un Occidente generoso puede ser reacio a proporcionar en primera instancia.

Justin Bronk, analista aéreo del think tank Rusi, advirtió de que la fortaleza de las defensas aéreas rusas hace que el apoyo aéreo cercano tradicional –el bombardeo de posiciones enemigas– sea difícil de conseguir, porque los aviones se ven obligados a volar bajo para evitar ser detectados. Como resultado, sus ventajas en términos de armamento y radar pueden ser progresivos.

“Los cazas occidentales dotados de armas autónomas ofrecerían a Ucrania una capacidad mejorada para destruir objetivos rusos fijos cerca de las líneas del frente desde una distancia más segura”, tuiteó, pero “se sumarían a las opciones de ataque existentes, como los HIMARS [artillería de cohetes], y recurrirían a arsenales limitados”.

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