Comienza el juicio al último gran periódico turco contrario a Erdogan

Kareem Shaheen / Gözde Hatunoğlu / eldiario.es

Este lunes ha empezado el juicio a 17 periodistas y directivos del periódico Cumhurriyet, uno de los últimos periódicos opositores al Gobierno. Los activistas de derechos humanos denuncian la continua persecución a la libertad de expresión en uno de los países con más periodistas encarcelados del mundo.

Los periodistas están acusados de ayudar al ilegalizado y separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y al Movimiento Gülen, al que el Gobierno acusa de orquestar el intento de golpe de Estado del año pasado. El ejecutivo también denuncia irregularidades en las elecciones de la junta directiva del periódico.

Los activistas de derechos humanos afirman que el juicio es un ataque a la libertad de expresión y que las acusaciones son absurdas, dado el historial de Cumhurriyet, un medio comprometido con el secularismo que ha advertido desde hace tiempo de los peligros del Movimiento Gülen y que también se ha enfrentado al PKK. Por ejemplo, el periodista de investigación Ahmet Sik, que lleva 206 días en prisión preventiva, ya pasó un año en la cárcel entre 2011 y 2012, por escribir un libro que atacaba duramente la cofradía de Gülen, entonces aún aliada del Gobierno.

En este sentido, los activistas argumentan que las otras acusaciones son un intento de sustituir la junta directiva del periódico por cargos elegidos por el Gobierno que sean más complacientes con la influencia del partido gobernante.

“Soy periodista desde hace mucho y he lidiado con esto durante mucho tiempo”, cuenta Aydin Engin, un veterano periodista de Cumhurriyet que está entre los acusados, pero que ha sido puesto en libertad por razones de salud. “Diré que estoy avergonzado y sufriendo por mi país a causa de estas acusaciones irracionales”, añade.

El presidente Recep Tayyip Erdogan y su Partido Justicia y Desarrollo (AKP) han trabajado durante años para desmantelar y apropiarse de la prensa libre de Turquía. Está represión se ha incrementado desde el intento de golpe de Estado de julio del año pasado. Las informaciones indican que más de 150 periodistas están actualmente entre rejas en Turquía, la cifra más alta del mundo, por delante de países como China y Egipto.

Para marzo de este año, se habían cerrado 173 medios de comunicación, incluidos periódicos, revistas, emisoras de radio, páginas web y agencias de noticias. Más de 2.500 periodistas se habían quedado sin trabajo por culpa de estos cierres y a 800 se les había revocado su carné de prensa, según informó el Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal formación opositora.

“Los medios pingüino”

El Gobierno también ha luchado contra los medios que no se ajustan a la línea oficial presionando a los anunciantes para que no lleguen a acuerdos comerciales con ellos, abriendo casos de difamación y castigándolos con grandes e impagables multas. Los medios secuestrados que en su momento pertenecían al Movimiento Gülen se han transformado en periódicos y cadenas de televisión leales al Gobierno gracias al nombramiento de un consejo de administración fiduciaria.

A estos medios leales se les conoce habitualmente como “los medios pingüino” porque una cadena de televisión, CNN Turk, emitió un documental sobre los pingüinos en lugar de informar sobre las protestas de Gezi en 2013 por miedo a enfrentarse al Gobierno.

Cumhurriyet se enfrenta a la amenaza de ese tipo de consejo de administración fiduciaria. El periódico fue fundado en 1924 y es el único medio serio en circulación que se opone con vehemencia a las políticas del Gobierno. Cumhurriyet ha calificado de “caza de brujas” la persecución de Turquía a decenas de miles de funcionarios, policía, militares, académicos, jueces y periodistas. El periódico también ha descrito al presidente Erdogan como un líder autoritario que intenta destrozar la democracia.

“Erdogan ha descrito la democracia como un tren”, denuncia Engin, en referencia a una cita del presidente en la que describía la democracia como un tren del que uno puede bajarse una vez llega a su destino. “El caso de Cumhurriyet será peor [que el resto]. Quizá sea un cierre, una muerte rápida e indolora, o quizá nos asfixiemos lentamente”, añade.

El periódico también se ha unido a las peticiones de un cese al fuego y una resolución pacífica al conflicto con el PKK en un momento en que las tensiones se han intensificado y que el Gobierno ha optado por una respuesta focalizada en la seguridad.

El exdirector del periódico, Can Dundar, está en el exilio tras ser procesado por un artículo de 2014 que destapó que los servicios de inteligencia (MIT) estaban enviando a Siria armas escondidas como ayuda humanitaria. Las autoridades denuncian que esta historia fue filtrada por conspiradores gülenistas.

La ONU pide su liberación

Este lunes ha empezado una semana de audiencias en el caso Cumhurriyet contra 17 periodistas y directivos del periódico. Las sesiones han empezado con la lectura de los cargos y la declaración de defensa inicial. Se espera que el juez decida el viernes si pone en libertad bajo fianza a los acusados. 11 de los 17 acusados llevan muchos meses en prisión preventiva, diez de ellos ya llevan 267 días, mientras que a otros seis se les juzga en libertad condicional. La Fiscalía pide penas de entre 8 y 43 años por “colaborar con una organización terrorista, sin ser miembro”, pero no ha especificado con cuál.

“Este juicio ofrece al Gobierno otra oportunidad para cambiar el curso de su campaña contra los medios de comunicación independientes de Turquía”, afirma Tobias Garnett, abogado de derechos humanos de P24, una organización en defensa de la libertad de prensa que apoya a los periodistas turcos sometidos a juicio. “El periodismo no es un crimen. Los fiscales deberían dejar de disfrazar críticas legítimas como actos de terrorismo y dejar de acosar a los periodistas a través de los tribunales”, añade.

Bülent ÖzdoÄŸan, director editorial de Cumhurriyet, asegura en una entrevista con the Guardian que el juicio no es solo un caso sobre libertad de prensa, sino sobre la campaña del Gobierno tras el intento de golpe de Estado en general.

“No es solo una lucha por la libertad de prensa”, explica. “Nuestros colegas detenidos son personas de alto calibre moral e intelectual. Es una lucha por todos aquellos que han perdido su trabajo, aquellos que han estado en huelga de hambre. Están luchando por nosotros, por eso creo que se trata de un nuevo comienzo”, añade.

La detención de periodistas ha recibido críticas de la comunidad internacional. A finales del mes pasado, el grupo de trabajo en detenciones arbitrarias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU emitió una opinión legal argumentando que la detención del personal de Cumhurriyet contraviene la Declaración Universal de Derechos Humanos y que es “arbitraria”. El panel de expertos ha pedido al Gobierno turco que ponga en libertad a los periodistas.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti